La botánica es la rama de la biología que estudia las plantas, árboles, flores y otros organismos como hongos, algas, líquenes y cianobacterias. Sus especialistas, los botánicos, realizan estudios o acciones muy amplios que van desde los relacionados con la organización y diversidad de los vegetales en sus diferentes niveles de complejidad, hasta los más generales relativos al papel de las plantas y hongos en los ecosistemas del planeta.
Como muchas disciplinas científicas va ligado a un nombre concreto de la antigüedad clásica. Este no es otro que el filósofo griego Teofrasto Ereso (371-287 antes de Cristo) uno de los más famosos y discípulos de Aristóteles. Considerado uno de los hombres más célebres de la Grecia antigua Aristóteles lo nombró en su testamento como tutor de sus hijos, y le legó su biblioteca, los originales de sus trabajos y le designo como su sucesor en el Liceo. Teofrasto aportó dos de las obras más importantes que se suelen apuntar como el origen de la botánica, constituyendo la base de estas enseñanzas hasta el Renacimiento: ‘De historia plantarum’ (Historia de las plantas) y ‘De causis plantarum’ (Sobre las causas de las plantas). Además, en su famoso libro ‘Sistema naturae’ (Sistema de la naturaleza) se registra la primera clasificación sistemática de las plantas basada en sus propiedades médicas.
La botánica es una ciencia fascinante con numerosas aplicaciones para nuestra sociedad y que se relaciona con otras ramas de la biología como pueden ser la ecología, la taxonomía, la genética o la bioquímica. La botánica básica o teórica estudia este fascinante mundo de las plantas. Pero también tiene unas implicaciones prácticas, la llamada botánica aplicada, que contribuye al progreso y a la conservación del medio ambiente. Esta importantísima tarea es hoy en día imprescindible para el desarrollo de tecnologías farmacéuticas, agrarias, forestales y de regeneración de la naturaleza y el medio ambiente.
La botánica está presente pues en la investigación y el desarrollo de productos naturales para su uso agrícola, industrial y biosanitario. En el estudio y documentación de la cultura tradicional ligada a los vegetales y a sus numerosos utilizaciones. Es crucial para la conservación de poblaciones y especies vegetales amenazadas, así como de los espacios protegidos. En este sentido es de gran ayuda para la reforestación y para combatir la desertificación que afecta a grandes zonas del planeta. Sin olvidarnos de la restauración ecológica y la docencia sobre el mundo vegetal en todos los niveles de la enseñanza.
El componente industrial o económico de la botánica está creciendo cada día. La vertiente farmacéutica se aprovecha del conocimiento de los principios activos en plantas y hongos para la formulación de medicamentos, fitoterapias, o cosmética. La vertiente fitopatológica se fija en las enfermedades de las plantas, sean causadas por insectos, virus o bacterias, para lograr remedios o mejoras en los tratamientos. La botánica económica, finalmente, busca integrar a las plantas a la cadena de valor económica, sobre todo en una era en la que la industria agroalimentaria se está expandiendo a un ritmo vertiginoso y su ayuda teórica y práctica es necesaria para un crecimiento sostenible.