La basílica románica de Armentia cuenta desde esta semana con una novedad. Los monjes benedictinos de Estíbaliz, antes de su marcha, quisieron tener un gesto desde la casa de la patrona de Álava hacia la casa del patrón, San Prudencio. Por ello, conociendo que la basílica de Armentia carecía de órgano para sus celebraciones y en comunicación con responsables diocesanos, decidieron donar uno de los órganos que estos frailes tenían dentro de la clausura a este templo de cara a la próxima celebración de San Prudencio.
En imágenes: El regalo de despedida de los monjes de Estíbaliz a Armentia
Cedidas
La basílica románica de Armentia cuenta desde esta semana con una novedad. Los monjes benedictinos de Estíbaliz, antes de su marcha, quisieron tener un gesto desde la casa de la patrona de Álava hacia la casa del patrón, San Prudencio. Por ello, conociendo que la basílica de Armentia carecía de órgano para sus celebraciones y en comunicación con responsables diocesanos, decidieron donar uno de los órganos que estos frailes tenían dentro de la clausura a este templo de cara a la próxima celebración de San Prudencio.
En imágenes: El regalo de despedida de los monjes de Estíbaliz a Armentia
Pilar Barco
La basílica románica de Armentia cuenta desde esta semana con una novedad. Los monjes benedictinos de Estíbaliz, antes de su marcha, quisieron tener un gesto desde la casa de la patrona de Álava hacia la casa del patrón, San Prudencio. Por ello, conociendo que la basílica de Armentia carecía de órgano para sus celebraciones y en comunicación con responsables diocesanos, decidieron donar uno de los órganos que estos frailes tenían dentro de la clausura a este templo de cara a la próxima celebración de San Prudencio.
En imágenes: El regalo de despedida de los monjes de Estíbaliz a Armentia
Pilar Barco
La basílica románica de Armentia cuenta desde esta semana con una novedad. Los monjes benedictinos de Estíbaliz, antes de su marcha, quisieron tener un gesto desde la casa de la patrona de Álava hacia la casa del patrón, San Prudencio. Por ello, conociendo que la basílica de Armentia carecía de órgano para sus celebraciones y en comunicación con responsables diocesanos, decidieron donar uno de los órganos que estos frailes tenían dentro de la clausura a este templo de cara a la próxima celebración de San Prudencio.
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La basílica románica de Armentia cuenta desde esta semana con una novedad. Los monjes benedictinos de Estíbaliz, antes de su marcha, quisieron tener un gesto desde la casa de la patrona de Álava hacia la casa del patrón, San Prudencio. Por ello, conociendo que la basílica de Armentia carecía de órgano para sus celebraciones y en comunicación con responsables diocesanos, decidieron donar uno de los órganos que estos frailes tenían dentro de la clausura a este templo de cara a la próxima celebración de San Prudencio.
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La basílica románica de Armentia cuenta desde esta semana con una novedad. Los monjes benedictinos de Estíbaliz, antes de su marcha, quisieron tener un gesto desde la casa de la patrona de Álava hacia la casa del patrón, San Prudencio. Por ello, conociendo que la basílica de Armentia carecía de órgano para sus celebraciones y en comunicación con responsables diocesanos, decidieron donar uno de los órganos que estos frailes tenían dentro de la clausura a este templo de cara a la próxima celebración de San Prudencio.
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La basílica románica de Armentia cuenta desde esta semana con una novedad. Los monjes benedictinos de Estíbaliz, antes de su marcha, quisieron tener un gesto desde la casa de la patrona de Álava hacia la casa del patrón, San Prudencio. Por ello, conociendo que la basílica de Armentia carecía de órgano para sus celebraciones y en comunicación con responsables diocesanos, decidieron donar uno de los órganos que estos frailes tenían dentro de la clausura a este templo de cara a la próxima celebración de San Prudencio.
La basílica románica de Armentia cuenta desde esta semana con una novedad. Los monjes benedictinos de Estíbaliz, antes de su marcha, quisieron tener un gesto desde la casa de la patrona de Álava hacia la casa del patrón, San Prudencio. Por ello, conociendo que la basílica de Armentia carecía de órgano para sus celebraciones y en comunicación con responsables diocesanos, decidieron donar uno de los órganos que estos frailes tenían dentro de la clausura a este templo de cara a la próxima celebración de San Prudencio.