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Aitzol Zugasti
Ver galería >No hay nada como compartir un buen puro mientras se charla en compañía de seres queridos, con quienes se puede hablar de todo o de nada, en un ambiente relajado. Es en estos momentos donde se encuentran algunos de los placeres más auténticos y simples de la vida. Así lo atestigua la familia Cabrera, que lleva décadas trabajando en la isla de La Palma
A. Zugasti / Cedidas
No hay nada como compartir un buen puro mientras se charla en compañía de seres queridos, con quienes se puede hablar de todo o de nada, en un ambiente relajado. Es en estos momentos donde se encuentran algunos de los placeres más auténticos y simples de la vida. Así lo atestigua la familia Cabrera, que lleva décadas trabajando en la isla de La Palma
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No hay nada como compartir un buen puro mientras se charla en compañía de seres queridos, con quienes se puede hablar de todo o de nada, en un ambiente relajado. Es en estos momentos donde se encuentran algunos de los placeres más auténticos y simples de la vida. Así lo atestigua la familia Cabrera, que lleva décadas trabajando en la isla de La Palma
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No hay nada como compartir un buen puro mientras se charla en compañía de seres queridos, con quienes se puede hablar de todo o de nada, en un ambiente relajado. Es en estos momentos donde se encuentran algunos de los placeres más auténticos y simples de la vida. Así lo atestigua la familia Cabrera, que lleva décadas trabajando en la isla de La Palma
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No hay nada como compartir un buen puro mientras se charla en compañía de seres queridos, con quienes se puede hablar de todo o de nada, en un ambiente relajado. Es en estos momentos donde se encuentran algunos de los placeres más auténticos y simples de la vida. Así lo atestigua la familia Cabrera, que lleva décadas trabajando en la isla de La Palma
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No hay nada como compartir un buen puro mientras se charla en compañía de seres queridos, con quienes se puede hablar de todo o de nada, en un ambiente relajado. Es en estos momentos donde se encuentran algunos de los placeres más auténticos y simples de la vida. Así lo atestigua la familia Cabrera, que lleva décadas trabajando en la isla de La Palma
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No hay nada como compartir un buen puro mientras se charla en compañía de seres queridos, con quienes se puede hablar de todo o de nada, en un ambiente relajado. Es en estos momentos donde se encuentran algunos de los placeres más auténticos y simples de la vida. Así lo atestigua la familia Cabrera, que lleva décadas trabajando en la isla de La Palma
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No hay nada como compartir un buen puro mientras se charla en compañía de seres queridos, con quienes se puede hablar de todo o de nada, en un ambiente relajado. Es en estos momentos donde se encuentran algunos de los placeres más auténticos y simples de la vida. Así lo atestigua la familia Cabrera, que lleva décadas trabajando en la isla de La Palma
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No hay nada como compartir un buen puro mientras se charla en compañía de seres queridos, con quienes se puede hablar de todo o de nada, en un ambiente relajado. Es en estos momentos donde se encuentran algunos de los placeres más auténticos y simples de la vida. Así lo atestigua la familia Cabrera, que lleva décadas trabajando en la isla de La Palma
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No hay nada como compartir un buen puro mientras se charla en compañía de seres queridos, con quienes se puede hablar de todo o de nada, en un ambiente relajado. Es en estos momentos donde se encuentran algunos de los placeres más auténticos y simples de la vida. Así lo atestigua la familia Cabrera, que lleva décadas trabajando en la isla de La Palma
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No hay nada como compartir un buen puro mientras se charla en compañía de seres queridos, con quienes se puede hablar de todo o de nada, en un ambiente relajado. Es en estos momentos donde se encuentran algunos de los placeres más auténticos y simples de la vida. Así lo atestigua la familia Cabrera, que lleva décadas trabajando en la isla de La Palma
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No hay nada como compartir un buen puro mientras se charla en compañía de seres queridos, con quienes se puede hablar de todo o de nada, en un ambiente relajado. Es en estos momentos donde se encuentran algunos de los placeres más auténticos y simples de la vida. Así lo atestigua la familia Cabrera, que lleva décadas trabajando en la isla de La Palma
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No hay nada como compartir un buen puro mientras se charla en compañía de seres queridos, con quienes se puede hablar de todo o de nada, en un ambiente relajado. Es en estos momentos donde se encuentran algunos de los placeres más auténticos y simples de la vida. Así lo atestigua la familia Cabrera, que lleva décadas trabajando en la isla de La Palma
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No hay nada como compartir un buen puro mientras se charla en compañía de seres queridos, con quienes se puede hablar de todo o de nada, en un ambiente relajado. Es en estos momentos donde se encuentran algunos de los placeres más auténticos y simples de la vida. Así lo atestigua la familia Cabrera, que lleva décadas trabajando en la isla de La Palma
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No hay nada como compartir un buen puro mientras se charla en compañía de seres queridos, con quienes se puede hablar de todo o de nada, en un ambiente relajado. Es en estos momentos donde se encuentran algunos de los placeres más auténticos y simples de la vida. Así lo atestigua la familia Cabrera, que lleva décadas trabajando en la isla de La Palma
No hay nada como compartir un buen puro mientras se charla en compañía de seres queridos, con quienes se puede hablar de todo o de nada, en un ambiente relajado. Es en estos momentos donde se encuentran algunos de los placeres más auténticos y simples de la vida. Así lo atestigua la familia Cabrera, que lleva décadas trabajando en la isla de La Palma