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Robin Williams marcó para siempre a toda una generación a la que ya le habían colgado el cartel de Generación Perdida. Y lo hizo con la película El Club de los Poetas Muertos que, desde el primer momento, supuso para aquellos jóvenes mucho más que un film. Aquel grupo de alumnos subidos a las mesas declamando “Oh capitán, mi capitán!” y aquel profesor interpretado por el inolvidable actor fueron los encargados de grabar a fuego las palabras Carpe diem mucho antes de que las frases motivadoras lo invadieran todo.
EFE
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