Hace poco más de un año, la mesa del comedor o de la cocina se convirtieron en la oficina, el salón de casa o la habitación en el gimnasio, la cocina en el mejor de los restaurantes a los que vamos... Para muchas personas trabajar desde casa supuso una nueva y desconocida situación. Un cambio radical que supuso pasar del entorno laboral a ubicar una oficina virtual en casa; de comunicarse con el grupo de trabajo con la palabra y cara a cara a hacerlo por teléfono, mails por doquier y videollamadas; establecer un horario y que el resto de habitantes de la casa lo respeten...
Es necesaria una disciplina extra para igualar el rendimiento al de la oficina si no se dan las condiciones adecuadas. Es decir, producir lo mismo en un ambiente que entronca con la vida privada, precisamente donde se supone que la jornada laboral había finalizado... antes del covid. Hay estudios que hablan de la autopresión que se imponen los propios trabajadores para responder mails o llamadas más rápido de lo que lo harían en la oficina, y alargar de forma voluntaria la jornada. De hecho, representantes sindicales destacan la necesidad de fijar un horario de trabajo, al igual que el presencial.
El teletrabajo es una respuesta a una situación sanitaria excepcional que permitió mantener una parte importante de la actividad económica cuando se declaró la pandemia. Era una opción solo para algunos empleos antes del confinamiento. Si bien esta forma de trabajo estaba más extendida en otro países, para nosotros era una opción que se percibía para poder conciliar la vida laboral con la familiar y evitar pérdidas de tiempo, como los desplazamientos al puesto laboral. Pero el coronavirus disparó las cifras, aunque en menor medida de lo esperado hace un año. Pormenorizando, en Navarra un 10% de la población trabajadora utiliza esta fórmula de modo más o menos habitual (cifra que se duplicó con respecto a finales de 2019) lo que supone que es la cuarta comunidad con menor implantación de esta fórmula. En la CAV a finales del año pasado, un 24,5% teletrabajaba.
En el Estado, el 14,5% de los ocupados utiliza esta fórmula que depende de muchos factores como el tejido productivo de cada territorio o la cultura empresarial de la compañía. No obstante, las cifras estatales son inferiores respecto a buena parte de los países europeos teniendo en cuenta que más del 40% de los suecos y los holandeses trabajan desde su casa, el 31% en el Reino Unido, el 28% en Francia y en Alemania, el país más industrializado, el 16%.
No obstante, no todos los trabajadores se acostumbran a la soledad del teletrabajo porque pueden tener una sensación de aislamiento al verse desconectados de sus compañeros y equipos que en muchas ocasiones coincide con su vida social. Pero lo que realmente ocurre es que simplemente se han modificado las condiciones, por lo que mantener una comunicación de calidad con los compañeros puede ayudar a combatir la situación. Ayuda, en esta situación, según los expertos, las interacciones, implicarse en las relaciones, o ser amable en los chats, mails o videoconferencias.
Modelo combinado
Muchas empresas han optado por un modelo que combina el trabajo presencial con el remoto diferenciando qué actividades funcionan mejor en las instalaciones de la empresa y cuáles en la distancia. Como ejemplo, en algunas los empleados se dividen asistiendo a sus puestos de trabajo una semana la mitad, mientras la otra mitad trabaja en remoto. La semana siguiente, se alterna este orden. Y así sucesivamente. Las reuniones de seguimiento suelen dar buen resultado de forma digital. De hecho, son más eficaces que su fórmula analógica, pues favorecen el turno de palabra y la participación del equipo.
Por su parte, las actividades relacionadas con las emociones, como los encuentros para generar ideas o potenciar la creatividad, suelen mejorar en persona porque las emociones se transmiten mejor de forma tridimensional que por una pantalla, según estudios realizados al respecto. También animan a personarse en la oficina de forma esporádica para percibir de nuevo un ambiente laboral que les sirve para romper con la rutina y apreciar los beneficios de trabajar en la oficina y fuera de ella.
Poner límites
En definitiva, han sido meses de adaptación, incertidumbre y estrés por el trabajo en una crisis sanitaria y económica, que obliga a vivir con restricciones necesarias para atajar la situación mundial. Trabajar más horas que en la oficina, no saber poner límites entre el trabajo y el hogar, y ser consciente de cómo afecta esta situación al bienestar personal son otros aspectos que han aumentado los niveles de burnout por el teletrabajo.
Es el denominado síndrome de estar quemado en el trabajo, un estado de agotamiento físico, emocional y mental que está vinculado con el ámbito laboral, el estrés causado por el trabajo y el estilo de vida del empleado. Puede tener duras consecuencias a nivel físico y psicológico. Dos de los síntomas más comunes son depresión y ansiedad, motivos de la gran mayoría de las bajas laborales, según expertos. El burnout fue descrito por el psicólogo estadounidense Herbert Freudenberger en trabajadores de los servicios sociales del Bronx, en Nueva York.
Buscar soluciones
Frente a esta situación surge el 'smart working' (o trabajo ágil) como una solución contra los obstáculos del trabajo (bien sea desde la empresa o en remoto) y que afectan también al plano privado del empleado. Es un modelo laboral que une el teletrabajo y las nuevas tecnologías para ofrecerle al trabajador todas las herramientas posibles con el objetivo de la máxima eficiencia. Una respuesta a la situación laboral que viven la mayoría de pequeñas, medianas y grandes empresas por el coronavirus. El empleado dispone de total flexibilidad y autonomía en la organización de la jornada laboral, en la elección de la ubicación y el horario de trabajo.
El 'smart working' parte del teletrabajo gracias a los avances tecnológicos. Poder trabajar a distancia optimiza y reduce costes en desplazamientos, tiempo y recursos. Para poder hacerlo este formato busca las herramientas necesarias para que los empleados puedan acceder a ellas. Algunas de ellas son chats internos, portal para el trabajador€
La Ley
La primera ley del teletrabajo en el Estado entró en vigor a finales de 2020 y regula el trabajo a distancia, de forma que se considerará de carácter regular si alcanza al menos el 30% de la jornada o el porcentaje proporcional equivalente en función de la duración del contrato de trabajo, en un periodo de referencia de tres meses. La nueva norma establece que deberá ser sufragado o compensado por la empresa y no podrá suponer la asunción por parte del trabajador de los gastos relacionados con los equipos, herramientas y medios vinculados al desarrollo de su actividad laboral.
Sin embargo, se aplicará la normativa laboral ordinaria cuando el trabajo a distancia se haya implantado excepcionalmente como consecuencia de las medidas de contención sanitaria derivadas de la pandemia y mientras éstas se mantengan. Es una opción voluntaria y reversible y requerirá la firma de un acuerdo por escrito, que podrá formar parte del contrato inicial o realizarse en un momento posterior, sin que esta modalidad pueda ser impuesta.
Por otro lado, la ley distingue tres modalidades diferentes de teletrabajo: el trabajo a distancia (actividad laboral desde el domicilio o el lugar elegido por el trabajador, con carácter regular), teletrabajo (trabajo a distancia realizado exclusivamente o de manera prevalente por medios y sistemas informáticos o telemáticos), y trabajo presencial (el que se presta en el centro de trabajo o en el lugar que elija la empresa).