“Por mi puerta pasarás...”, esa frase que los mayores decían a quienes se referían a la vejez en tono negativo. En una sociedad que pone el foco en la juventud, es habitual que las personas de más edad se sientan invisibles. Pero la actitud activa de la actual generación senior está cambiando las cosas. Su experiencia y sabiduría acumuladas se están revalorizando en un entorno en el que aumenta la esperanza de vida y en el ha crecido el número de personas octogenarias y centenarias. En Navarra los mayores de 65 años suponen el 20,27 % de la población y en Euskadi el 22,7%, frente al 19,97% de la media estatal.
Este desafío demográfico precisa transformaciones socio-culturales que se adecuen a las nuevas generaciones de mayores con nuevos modelos de vida: envejecimiento activo, retraso en la edad de jubilación y alargamiento del ciclo laboral. Para hacer frente a esta realidad el Departamento de Igualdad, Justicia y Políticas Sociales del Gobierno vasco cuenta con la Estrategia Vasca con las personas mayores, 2021-2024, la base para la planificación gerontológica en Euskadi.
En Navarra los mayores de 65 años suponen el 20,27 % de la población y en Euskadi el 22,7%, frente al 19,97% de la media estatal
Una vida prolongada precisa abordar aspectos como la soledad, el edadismo, la promoción de la autonomía y la prevención, el envejecimiento saludable, la solidaridad intergeneracional, el aprendizaje a lo largo de la vida, los cuidados de larga duración o la vivienda. Conscientes de ello, cada vez más iniciativas privadas y públicas quieren promover el envejecimiento activo para conseguir una vida plena.
Pero también ellos quieren participar en la toma de decisiones de las cuestiones que les afectan. Por ejemplo, el Consejo Navarro de las Personas Mayores, un órgano representativo de las personas mayores, que participa en la planificación, ejecución y seguimiento de las políticas y actuaciones destinadas a lograr el bienestar de este sector de la ciudadanía.
La Atención Primaria se enfrenta al envejecimiento de la población: la atención de ciertas patologías y enfermedades crónicas
Para estar activo es fundamental tener salud, y la primera línea de la sanidad, la Atención Primaria, se enfrenta al envejecimiento de la población y sus consecuencias, como la atención de patologías concretas en personas mayores más frágiles y la aparición de enfermedades crónicas “requiriendo apoyos más sociosanitarios que sanitarios”, explican desde Osakidetza.
Nuevos perfiles profesionales
Para atender esta realidad “es necesario trabajo en equipo y, posiblemente, contar con nuevos perfiles profesionales en la Atención Primaria como las enfermeras que se coordinarían con los centros de salud para mejorar la atención domiciliaria”. Por su parte, el Departamento de Salud de Navarra adapta el modelo asistencial y los perfiles que trabajan en él a estas nuevas necesidades de la sociedad. A esto se añade, además de la asistencia clínica, la necesidad de una asistencia de cuidados y prestar atención a aspectos psicosociales (soledad, ansiedad, etc.).
Los profesionales aseguran que hay una demanda generalizada para envejecer en el propio domicilio. Aquí es importante el equilibrio entre el cuidado que recibe la persona por parte de los profesionales y el cuidado de la familia. En el caso de que los mayores sean dependientes, los expertos aconsejan adaptar el hogar para prevenir accidentes, eliminar obstáculos y una iluminación adecuada. Pero el centro de atención no solo son los mayores, también los familiares que los cuidan.
Evitar el aislamiento
En general, conviene tener una rutina diaria con ejercicios de mantenimiento físico, juegos cognitivos, etc. Y es fundamental una alimentación sana y suficiente hidratación. Pero tan importante como el físico, es la salud mental: ejercitar el cerebro con la lectura, la música y las actividades cognitivas para mantener la mente activa. Hacer vida social contribuye a una mente y un corazón saludables evitando el aislamiento y la soledad no deseada. Tradicionalmente las relaciones sociales se limitaban a los hogares de jubilados, centros sociales de personas mayores donde antaño echaban la partida y tomaban un café. Ahora, en la mayoría hacen actividades como cocina, bailes, risoterapia… En estos espacios se lucha contra la crisis de la soledad, aunque las cifras reflejan el declive que han sufrido en los últimos años: mientras en 2011 un 70% de la población mayor era socia de algún centro, en 2021 los datos cayeron en picado hasta el 40%.
Una vida prolongada precisa abordar aspectos como la soledad, el edadismo, el envejecimiento saludable...
En cuanto a las visitas médicas, deben ser periódicas para la detección temprana de enfermedades que pueden prevenir complicaciones futuras y asegurar el bienestar. El trabajo en pequeños equipos de medicina, enfermería y personal administrativo “es clave para que cada problema se resuelva en el lugar más eficiente, medicina para diagnosticar y tratar, enfermería para los cuidados y educación sanitaria y el personal administrativo para facilitar todos los trámites que a veces apartan a los y las profesionales de lo sanitario”, explica el Servicio Vasco de Salud.
Hoy día se demandan, además de médicos geriatras y enfermeros, gerocultores, psicólogos, terapeutas ocupacionales, fisioterapeutas y trabajadores sociales con habilidades y competencias en el ámbito de la atención y los cuidados a personas mayores. Todo con el fin de lograr la máxima calidad de vida de los mayores.