El lehendakari, Imanol Pradales, ha arrancado la legislatura con una agenda apretada y una hoja de ruta con plazos inmediatos. Tras su ronda de contactos con los partidos representados en el Parlamento de Gasteiz –salvo Vox por su distancia de los principios de pluralidad, convivencia y respeto a la legalidad vasca–, Pradales pone a andar el mecanismo de diálogo con el que aspira a asentar pactos de país empezando por vivienda, salud, o compromiso ético democrático. Un diálogo político pero también social, con participación de agentes sectoriales, institucionales y económicos, con un procedimiento de escucha y de resolución que buscará el máximo consenso para extraer del pulso partidista las mejoras de gestión del bienestar ciudadano. Para ello, el lehendakari expuso a los partidos un procedimiento que da cabida a perspectivas más allá de la mayoría absoluta que sustenta su gobierno. Surgirán las lógicas dificultades de miradas divergentes en algunos ámbitos y habrá momentos en los que los consensos no podrán ser plenos y hará falta adoptar iniciativas que no satisfarán a todos por divergencia ideológica o intereses de parte. El hecho de que el camino no sea unilateral no puede derivar tampoco en su bloqueo por discrepancias muy comprensibles pero no siempre sometidas al principio del bien común. Ese principio, junto a la responsabilidad, el respeto a la diversidad y la convivencia, deben alumbrar un primer pacto ético en política que retrate un modelo de país y a quien elija quedarse fuera de él. Además, la vivienda y la salud son retos inmediatos y la hoja de ruta del lehendakari habla de cooperación interinstitucional y de implicación multilateral. Así, la organización del servicio público de salud implica a colectivos profesionales con experiencia y criterio, pero los recursos humanos son finitos y la mejora de las condiciones laborales no es garantía, por sí sola, de más eficiencia. La vivienda es un reto que afecta a los tres niveles de gobierno –municipal, foral y autonómico– y a agentes públicos y privados cuya coooperación será imprescindible porque sus funciones no se pueden suplantar entre sí. No es un camino fácil ni exento de intereses sectoriales, pero desde la política el lehendakari tiene una agenda comprometida y lanza un guante que merece ser recogido porque examina a todos por igual.
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