l Departamento de Educación del Gobierno Vasco y la representación sindical de la inmensa mayoría del colectivo de profesores -de la que se ha desmarcado el sindicato ELA- han acordado un reforzamiento de las condiciones en las que estos profesionales imparten las clases al crear nuevas figuras que les liberen de ámbitos administrativos no docentes y reducir los ratios de alumnos por clase. El consenso no supone cerrar el capítulo negociador, en tanto las condiciones laborales han quedado para un diálogo posterior, pero pone de manifiesto que el camino del consenso es el que mejor garantiza la mejora de los servicios públicos, que son a su vez más eficientes cuando no se les somete al conflicto permanente. El equipo que encabeza el consejero Jokin Bildarratz se ha empeñado en que la escucha activa al sector fuera el modusoperandi de sus iniciativas y se ve refrendado con el éxito de este acuerdo. Como apuntamos más arriba, el camino de la negociación tiene aún etapas por delante pero solo la voluntad de cubrirlas ha permitido llegar hasta aquí. Una voluntad que ha sido posible en el ámbito de la educación y debería serlo también en otros cuyo horizonte está por despejar, como la sanidad y el conjunto de la administración pública. Un consenso no es un escenario de victorias y derrotas sino de realismo y compromiso que no se pueden soslayar con la estrategia del conflicto. En el sector público, también en el vasco, existe muchas veces el riesgo de perder la perspectiva de que la interlocución se realiza con los gestores del interés del conjunto de la ciudadanía, que no hay un rendimiento económico para ningún consejo de administración, ninguna plusvalía arrebatada al trabajador en beneficio de terceros si estos no son el conjunto de la sociedad. Demasiadas veces los enunciados de los conflictos -que en todo caso también son legítimos cuando en su origen está la defensa de derechos que se vean soslayados- olvidan o directamente ocultan este hecho. A la Administración pública le corresponde ser consciente del tensionamiento que transmiten los desencuentros al conjunto de los administrados en la misma medida que a la representación sindical aceptar que no existe burbuja en el sector público que blinde su realidad de los factores que inciden sobre el conjunto del país. Todo será más fácil. l