- Falta el último empujón, pero puede decirse que el acuerdo en el Metal de Gipuzkoa está al caer. Se trata de un convenio que lleva pendiente desde 2011 y cubre las condiciones laborales de más de 40.000 trabajadores. Es, en ese sentido, el eje de la negociación colectiva vasca junto al Metal de Bizkaia, renovado el pasado diciembre. En el caso de Gipuzkoa, el visto bueno de ELA a la propuesta de la patronal Adegi (el sindicato de Mitxel Lakuntza cuenta con el 49% de los delegados del sector) permite hablar de preacuerdo a falta de saber si algún otro sindicato ofrece también su firma para dotar a la nueva regulación de eficacia en todas las empresas.

Tanto LAB como CCOO y UGT irán aclarando en los próximos días su posición, si bien ayer se mostraron críticos con ELA por plantear este movimiento en solitario. El sindicato mayoritario de Euskadi se quedó fuera del acuerdo cerrado hace unos meses en el Metal de Bizkaia después de un enconado conflicto, mientras que en Gipuzkoa ha decidido ser el primero en decir sí al acuerdo. Unai Martínez, responsable del Metal de ELA, explicó que el texto trabajado con Adegi reúne condiciones “históricas” y “únicas en todo el Estado”, con subidas del 9,6%, subrogación para importantes colectivos y el blindaje frente a las reformas.

Lo cierto es que, a falta de conocer si hay más centrales que se suman a este texto, solo el apoyo de ELA ya dota a la mesa de negociación de un clima de concertación. El último convenio de la industria de Gipuzkoa se firmó para los años 2010-2011 y, de los cuatro principales sindicatos, solo CCOO se quedó fuera.

En principio para que un convenio sectorial tenga aplicación directa en todas las empresas se precisa el apoyo de más del 50% de la representación sindical, aunque en este caso, dado el peso de ELA en las industrias guipuzcoanas, el acuerdo tendría su aplicación casi asegurada. Será decisiva en ese sentido la postura de LAB, con una presencia muy importante en el territorio y que ayer acusaba a ELA de actuar “de forma unilateral”.

De momento el paso adelante en el Metal de Gipuzkoa aporta mucho color al dibujo de la negociación colectiva de la CAV. Desde luego los números de trabajadores con sus condiciones actualizadas no tienen nada que ver con los que había a cierre de 2018. En apenas año y medio la negociación ha ganado mucho ritmo, con un 2019 especialmente fructuoso. Hay que destacar que el año pasado vieron actualizadas sus condiciones laborales cerca de 100.000 trabajadores vascos, entre ellos los 50.000 de la industria vizcaína, los 9.000 de la enseñanza concertada o los 5.000 de ikastolas.

Así, el año pasado cerró con el 61% de los asalariados vascos con su convenio renovado, un porcentaje inédito desde 2008. Este año, aunque el coronavirus ha congelado muchos proceso negociadores, el hito del convenio de Gipuzkoa permite dar otro paso en dirección al desbloqueo completo.

A nivel técnico, además, el último convenio del Metal guipuzcoano está decaído por efecto de la reforma laboral de Mariano Rajoy. En esta situación de vacío legal estaban a cierre de 2019 unos 90.000 asalariados vascos, a los que ahora habrá que restar esos más de 40.000 metalúrgicos guipuzcoanos, casi la mitad de ese colectivo. Quedarán todavía en torno a 200.000 trabajadores con su convenio pendiente de renovar (aquí se incluyen esos 50.000 que quedan con su convenio decaído) pero es previsible que a medida que patronales y sindicatos retomen las conversaciones tras el verano ese volumen se vaya acotando.

El atasco que arrastra la negociación colectiva desde hace años no desaparece completamente, pero sí queda muy suavizado con los acuerdos en los metales de Bizkaia y Gipuzkoa. Sigue pendiente eso sí la renovación del Metal de Araba, también con un importante número de trabajadores a sus espaldas, aunque este sector viene presentando menores dificultades en los últimos años debido a la mayor cuota sindical con que cuentan CCOO y UGT en este herrialde. Es previsible que la industria alavesa pueda actualizar su marco laboral dentro de un plazo temporal razonable.

Más allá de los números, el hecho de que ELA se esté sumando a acuerdos sectoriales de peso cambia completamente el panorama. Firmó en residencias de Bizkaia y también en la educación concertada, en ambos casos después de largos conflictos, y aunque se descabalgó del Metal vizcaíno abre camino ahora en Gipuzkoa.

Aunque desde la central abertzale asumen con naturalidad este papel, tanto desde el ámbito empresarial e institucional como desde otros sindicatos se ha acusado a ELA de abandonar los convenios sectoriales para centrarse en sacar réditos en las empresas. No hay un cambio de estrategia, insisten desde el sindicato mayoritario, y argumentan que si firman ahora es porque en la mesa hay contenidos positivos para los trabajadores.