donostia - El coronavirus pone en solfa las previsiones. Parecía que se había solventado la amenaza de la guerra comercial y que las principales economías espantaban los fantasmas, pero esto lo trastoca todo”, afirmaba ayer a este diario Óscar Martínez, responsable de Gestión de Carpetas de Norbolsa, tras una nueva jornada negra en los mercados.
La expansión del coronavirus propició nuevas caídas generalizadas en las Bolsas europeas y de todo el mundo auspiciadas por el temor a que crezca el impacto económico de la epidemia. En todo caso, desde Norbolsa aportan también un punto de calma y consideran que estos días hay “una sobrerreacción” por parte de los mercados debido al propio funcionamiento del negocio bursátil.
En el Estado español, el Ibex bajó ayer casi el 3% cerrando la semana con un desplome del 12%, los peores números semanales desde mayo de 2010. Las caídas fueron generalizadas en las plazas europeas, y también en Asia y en América, como respuesta a la rápida expansión del coronavirus y, sobre todo, a que las medidas que tomen los gobiernos para detener la epidemia puedan paralizar aun más la actividad económica.
En realidad no se trata lo que pasa ahora, sino lo que puede llegar a ocurrir si la situación se sigue complicando y hay que recurrir a diques de contención como por ejemplo el cierre de fronteras, explica Óscar Martínez.
Desde Norbolsa se mantiene la prudencia dentro de lo que es un cuadro objetivamente negativo. En ese sentido, Martínez tiene claro que los mercados han descontado ya un descenso claro en las previsiones de crecimiento de las principales potencias, incluso “acercándose a la recesión”.
“Cuanto más duren estas caídas, más décimas de recorte en las previsiones de crecimiento”, explica el gestor, que apunta a dos puntos de control como termómetros de lo que está pasando.
Uno es el precio del petróleo, que sigue bajando y lastrando los resultados de las petroleras y de otras empresas vinculadas al sector, y el otro un posible nuevo ajuste a la baja de los tipos de interés en EEUU y en Europa, lo que perjudica directamente a la banca. Ambos factores se retroalimentan y potencian las alarmas sobre un nuevo debilitamiento económico a nivel internacional.
Y todo eso en un momento en el que parecía que la desaceleración del año pasado quedaba zanjada. Cuando los riesgos asociados a la guerra comercial entre EEUU y China o al brexit se presumían controlados, crece la incertidumbre por el coronavirus. “Esto pone en solfa las previsiones optimistas al calor de los buenos datos de finales de 2019 y enero de 2020. Los mercados están dando por hecho que el coronavirus va a tener un impacto”, dice Martínez.
El experto no quiere anticiparse a lo que pueda ocurrir la semana que viene, aunque sí tiene claro que la reacción de los mercados está siendo excesiva y volátil, en parte debido al funcionamiento demasiado automatizado que tiene hoy en día la gestión de inversiones.