alegría - Las buenas noticias se acumulan estos días sobre la mesa del director general de STS. Sin embargo en 2016, con la empresa en manos de otra propiedad, el fantasma de la desaparición sobrevoló durante meses la sede de Alegría como consecuencia de una abultada deuda generada por los impagos que sufrió por parte de algunos clientes extranjeros. En concreto, según reconoció STS en aquellos días, fueron casi 18 los millones adeudados a la compañía tubera, lo que generó fuertes tensiones de tesorería que dejaron herida, casi de muerte, a la firma. En este escenario de incertidumbre y acosado por las deudas, el grupo alavés -antigua Helisol- entró en concurso de acreedores en 2016 con unas deudas cercanas a los 70 millones de euros, en su gran mayoría procedentes de los impagos de partidas en el extranjero, en especial de Venezuela. Con una facturación entonces de 40 millones de euros, STS tuvo que despedir a 87 personas para asegurar la supervivencia del proyecto. Poco después de aquello, el grupo empresarial Baika se convirtió en el nuevo propietario del fabricante de tubos soldados en acero helicoidales - A. Goñi