BILBAO - La sociedad pública que gestiona los suelos industriales del Gobierno Vasco relanzó en 2017 su actividad inversora para prepararse al incremento de la demanda de los próximos años. Tras varios ejercicios con un gasto casi testimonial, la inversión superó los 18 millones de euros, un nivel que se superará este curso, aunque la cifra final dependerá del ritmo con el que se acometan las actuaciones.
En principio hay mucha tela que cortar porque el objetivo es reciclar las parcelas que han quedado en desuso por los cierres de compañías que se han registrado durante la crisis, así como ofrecer nuevos espacios allí donde la demanda no pueda ser atendida por la oferta disponible. Hay pocas comarcas en esta última situación, pero como paso previo Sprilur está elaborando un Mapa de Oportunidades para guiar las inversiones del futuro. Se trata en definitiva de detectar las necesidades, los espacios urbanizables y las instalaciones que pueden renovarse de cara a atender la demanda futura. Es una carrera de fondo -el tiempo medio de adecuación de las áreas industriales supera los cinco años- pero que hay que iniciar ya para que el dinamismo de la actividad empresarial no se encuentre ninguna puerta cerrada en esta faceta. El director de Sprilur, Txaber Ouro, repasa las claves de la actividad de la sociedad pública el año pasado y pronostica un buen 2018.
Bizkaia y Gipuzkoa mostraron un mayor dinamismo en la comercialización de espacios industriales de la entidad adscrita al Departamento vasco de Desarrollo Económico y al Grupo Spri. Araba se mostró algo más rezagada, pero no por tener “menor pujanza” económica, si no porque el suelo industrial está muy concentrado en Gasteiz -donde hay más movimiento y otros agentes implicados- y hay una gran oferta tanto pública como privada.
Lo más importante en cualquier caso es que en 2017 “se rompió la tendencia de no sacar nueva infraestructura” y se pudo dedicar una “cifra importante” a espacios nuevos. Son en total 18,6 millones de euros, que se distribuyeron “a lo largo y ancho del territorio y también en diferente tipología de infraestructura”. Con esos fondos se han podido acometer actuaciones catalogadas como “emblemáticas”. Es el caso de las obras de Winoa Iberica, en Balmaseda, para el traslado de la fábrica a las afueras de la localidad. También se han terminado las obras de acondicionamiento y adecuación de la parcela que acogerá Windbox, el Centro de Fabricación Avanzada del sector eólico en Eibar. Será el primer banco de pruebas y ensayos que permitirá a las empresas probar y validar los sistemas de cambio de paso de las palas en los aerogeneradores.
Y más allá de estas grandes obras también se acometió la construcción de pabellones más pequeños en diferentes polígonos, entre ellos el de Axpe en Erandio o Larramendi en Bergara. Además, Ouro explica que al final de ejercicio Sprilur adquirió unos activos para su rehabilitación, entre ellos, una parcela en Bidasoa Oarsoko Industrialde (Irun), en lo que es “una actuación que está más cercana a lo que entendemos que va a ser nuestra misión en el futuro”.
La crisis ha cambiado el escenario, no solo por las “ruinas industriales” que ha dejado a su paso, también porque las empresas afrontan de otra forma el acceso al espacio industrial. “El tipo de negocio de Sprilur ha variado. Frente a las operaciones de compraventa, que era lo más habitual en la época precrisis incluso en el sector industrial, hoy se prima más el arrendamiento o el arrendamiento con opción de compra. Desde el punto de vista comercial, las operaciones son importantes en número, pero la traducción en clave de resultados no es tan atractiva”, destaca Ouro.
Por ello, el ejercicio de 2017 “no llegó a ser de los de antes, fundamentalmente porque lo que se vivió antes de la crisis fueron ejercicios extraordinarios. Podemos volver a ese escenario en algún momento, pero va a ser complicado”. De momento, el director de Sprilur se queda con el buen sabor de 2017, un año en el que “empresas de todos los sectores y tamaños han mostrado gran dinamismo”. Un dato que implica que la recuperación “es generalizada”.
18,6
millones de euros fue la inversión acometida el año pasado por Sprilur. La cifra de negocio rozó los 12 millones de euros. Implantaciones. Sprilur formalizó en 2017, un total de 42 contratos. Por territorios, 19 empresas se instalaron en Bizkaia (Ortuella, Erandio, Güeñes, Mallabia y Portugalete), 19 en Gipuzkoa (Aretxabaleta, Eibar, Errenteria, Irún, Mendaro y Zestoa) y 4 en Araba (Kanpezu y Gasteiz).