El acceso a agua potable continúa siendo una brecha de desigualdad en el mundo. Según un informe publicado por la Organización Mundial de la Salud u OMS en junio del 2019, una de cada tres personas no cuenta con este recurso. Este problema de abastecimiento y distribución se traduce en enfermedades que podrían ser evitadas, subdesarrollo económico e industrial, hambre, desplazamiento de comunidades, falta de higiene, etc.
No obstante, es un bien tan imprescindible como escaso. A pesar de que el 70% de la superficie de la Tierra está cubierta de agua, solo el 0,0007% reúne las condiciones para ser consumida por los seres humanos. Tal y como indican las previsiones de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), la demanda de agua tendrá un incremento global de hasta un 55% entre los años 2000 y 2050 derivado de los hábitos de consumo, la expansión de la población y el desarrollo económico . Esta cifra se ve mermada año tras año, lo que pone el foco en la necesidad de reorientar nuestra conducta diaria hacia la sostenibilidad y el compromiso responsable con el ahorro de agua.
Estas son algunas pautas que puedes adoptar y que tendrán un impacto positivo tanto tu bolsillo como en el medioambiente:
1. Apuesta por utilizar electrodomésticos de bajo consumo y mayor eficiencia energética. Aunque estos requieran una inversión inicial mayor, gastan menos agua y energía y a la larga compensan.
La Unión Europea establece el nivel de consumo de un aparato en una escala de A a G. La A (color verde) es la más eficiente, y la G (color rojo) es la que ofrece peores prestaciones energéticas. Actualmente, se han incorporado tres tipos adicionales de eficiencia energética: A+, A++ y A+++.
2. Evitar utilizar el inodoro como papelera, ya que se pierden entre 6 y 10 litros de agua con cada descarga. Además, los desechos que tires por ahí pueden generar problemas en las Plantas de Tratamiento de aguas y en la fauna marina. Es mejor colocar un pequeño contenedor en el cuarto de baño.
3. Comprueba con regularidad los grifos y desagües de tu vivienda, y arregla cualquier fuga tan pronto como la notes. Los grifos que gotean pueden suponer un gasto de 11.000 litros de agua anuales, mientras que las fugas en la cisterna podrían llegar a gastar 100 litros diarios.
4. Mantén los grifos cerrados mientras te lavas los dientes. Lo más conveniente en estos casos es tener a mano un vaso para enjuagarte. Tener el grifo abierto puede acarrear un gasto de agua de 5 a 15 litros€ ¡por minuto! Si adoptas este hábito, evitarás el derroche de unos 20 litros por cepillado. También puedes poner en práctica esta recomendación durante el afeitado.
5. De igual modo, cierra el grifo cuando te enjabones en la ducha o te laves el pelo; puesto que se gasta innecesariamente un promedio de unos 12 litros por minuto.
6. Riega siempre de noche. Durante el día, las altas temperaturas hacen que se evapore el 30% del agua que destinas a regar las plantas. El momento idóneo para llevar a cabo esta tarea es al atardecer o al amanecer, que es cuando las plantas retienen mejor la humedad.
Aparte, si dispones de un sistema de riego automático, es muy sencillo planificar el horario de esta actividad. En ese caso, deberás limpiar periódicamente los filtros y revisar el sistema al menos una vez al año para asegurarte de que las conexiones no pierden agua.
7. Guarda una jarra de agua fría en la nevera para que no tengas que esperar con el grifo abierto a que salga fresca.
8. A la hora de descongelar alimentos, no lo hagas colocándolos bajo el grifo. Es más apropiado ponerlos dentro de la nevera para que se vayan descongelando poco a poco. Si tu intención es consumir ese alimento con la mayor brevedad posible, déjalo fuera a temperatura ambiente y sin bolsa, para acelerar la descongelación. Gracias a este pequeño gesto, habrás contribuido al ahorro de 15 litros de agua.
9. Llena al máximo la lavadora y el lavavajillas siempre que los pongas en marcha para optimizar el consumo de agua. Ambos electrodomésticos, a no ser que se active la función de media carga, gastan la misma cantidad de agua al margen de la cantidad de trastes y ropa. Si tienes la opción, recurre a un programa economizador del agua.
10. Escoge darte una ducha en lugar de un baño. Nadie niega lo placentero y relajante que es darse un buen baño de vez en cuando, pero decantarse por una ducha permite ahorrarle al planeta nada más y nada menos que 150 litros de agua. No se trata de prescindir totalmente de este "capricho", sino de incluir las duchas rápidas en nuestra rutina diaria.
Una sugerencia extra: prueba a instalar una alcachofa o un mango eficiente en la ducha. Estos contienen perlizadores en su interior y limitan el caudal de agua sin que la presión se vea debilitada.