ROMA Rui Patricio; Mancini, Smalling, Ibáñez; Karsdorp (Viñ, m. 89), Cristante, Mkhitaryan (Oliveira, m.16), Pellegrini, Zalewski (Spinazzola, m. 66); Zaniolo (Veretout, m. 66) y Abraham (Shomurodov, m. 89).

FEYENOORD Bijlow; Geertruida, Trauner (Peersen, m. 73), Senesi, Malacia (Jahanbakhsh); Aursnes, Til (Toornstra, m. 60), Kökçü (Walemark, m. 88); Nelson (Linssen, ?m. 73), Sinisterra, Dessers.

Gol 1-0, m. 31: Zaniolo.

Árbitro Istvan Kovacs (Rumanía). Mostró cartulina amarillas a Pellegrini (m. 36), Zalewski (m. 67) y Rui Patricio (m. 84) por parte del Roma; y a Trauner (m. 25) por parte del Feyenoord.

Incidencias Partido correspondiente a la primera final de Conference League de la historia, celebrado en el Arena Kombetare de Tirana (Albania) ante cerca de 22.000 espectadores.

- La Roma de José Mourinho se proclamó anoche campeón de la primera edición de la Conference League ante el Feyernoord, al que se impuso gracias al tanto de Nicolo Zaniolo en la primera mitad (1-0).

Roma vuelve a sonreír, e Italia vuelve a tener un equipo campeón de una competición europea. El último fue el Inter de Milán en 2010, también con Mourinho en el banquillo. Un técnico portugués que puede presumir de ser el primer entrenador en ganar esta competición y el primero en ganar Liga de Campeones, Liga Europa y Liga Conferencia, las tres competiciones europeas que se disputan durante la temporada.

La Loba no llegaba a una final desde 1991, hace 31 años, y con solo un trofeo en el Viejo Continente, la ya extinta Copa de Ferias en 1961. Mourinho sacó su once de gala, incluido Mkhitaryan, que llegaba sin tener minutos desde la semifinal ante el Leicester, hace casi un mes.

Y la final no empezó muy bien para los giallorrossi. A Mourinho se le cambió la cara cuando vio al armenio sobre el verde, con el rostro desdibujado. Había recaído de su lesión, y entró Oliveira en el minuto 15.

Pese a que fue una final clásica, sin brillantez, con dos equipos cautelosos, la Roma fue la que llevó la voz cantante. Y ese ligero mando se materializó pasada la media hora, en el minuto 31, cuando Zaniolo abrió el marcador.

Se desató la Roma entonces y no dejó apenas opciones a un equipo neerlandés voluntarioso pero sin acierto. Salió a relucir el vestuario unido que reina en la capital italiana, ese que Mourinho ha liderado hasta esta final, y el vínculo con una afición que ha llevado al equipo en volandas.