Las nubes se apartan. El sol de primavera gana enteros en el parqué bursátil de la sede de Euskaltel, donde se despereza el día a media mañana con la presentación del Euskaltel-Euskadi que competirá en la Itzulia entre el 5 y el 10 de abril. Después de afilarse durante el invierno, se descongela el equipo naranja, que florecerá en la carrera vasca ocho años después de su última participación.

Ajenos al ruido mediático provocado por la compra de Euskaltel por parte de MásMóvil, otro operador de telecomunicaciones, la escuadra vasca se concentra en la carretera, donde los estímulos son muchos. No existe mayor reclamo para el equipo vasco. En el Euskaltel-Euskadi gusta decir que la “Itzulia es nuestro Tour”.

Este es el nivel de compromiso y de ambición de una muchachada que tratará de dejar huella y recordar los tiempos felices desde que la carrera se active en Bilbao con la contrarreloj que finalizará en la chimenea del Parque Etxebarria. Después, el itinerario les coserá durante seis días de competición para acceder a Arrate, el altar del ciclismo vasco. Para ese viaje por la columna vertebral de las arterias de la carrera vasca, Jorge Azanza, director del Euskaltel-Euskadi, ha elegido al siguiente siete: Mikel Bizkarra, Gotzon Martín, Mikel Iturria, Txomin Juaristi, Mikel Aristi, Luis Ángel Maté y Unai Cuadrado. La escuadra vasca dispondrá a su mejor equipo para una prueba con un nivel altísimo. “Será como el Tour. El nivel de esta carrera es máximo”, ha subrayado Azanza.

No se reservará nada porque la Itzulia es una de las cimas del curso. “Es la semana más importante para nosotros”, ha enfatizado el director del Euskaltel. Después del notable papel desarrollado en la Volta, la Itzulia se antoja como un punto de referencia para el equipo naranja. “Intentaremos dar batalla y tener presencia en carrera”, ha reflejado el director. A ese objetivo también han aludido Bizkarra y Martín, los dos ciclistas presentes en el acto. “Buscaremos las fugas e intentaremos hacerlo lo mejor posible”.

A Bizkarra le atrae la etapa de cierre, un festín de ascensiones con final en Arrate. “Es un etapón. Si quieres hacer algo ahí hay que intentarlo de lejos. No puedes esperar al final con el nivel de corredores que hay”. A Gotzon Martín, natural de Orozko, le gusta la jornada que finalizará en la ermita de Santa Lucía, en Laudio. “Solo conocía la subida cuando iba andando al monte. Después la he subido varias veces en bici y es muy dura. Ese día lo tengo marcado para tratar de estar en la fuga”. Todo por la Itzulia.

De ese reencuentro con la carrera vasca queda la pena de no poder correr en familia debido a la pandemia. La afición y la marea naranja deberán esperar a que amaine la amenaza del coronavirus para abrazar con entusiasmo al equipo. “Hemos esperado a la Itzulia dos años. Es un sueño estar en la carrera, pero, de momento, hay que vivirlo de forma diferente. Eso sí, notamos el sentimiento de la gente con el equipo. Este proyecto tiene sentido por eso”, ha indicado Jesús Ezkurdia, el mánager general del Euskaltel-Euskadi.