- Seguramente no lo necesitaba, pero Jon Rahm dejó su sello en un desenlace apoteósico del BMW Championship. Ese putt de un poco más de 20 metros, 66 pies en la medición anglosajona, ese curva que describió la bola para convertirse en el putt ganador fueron la firma de un golfista especial con una mentalidad de hierro. La televisión se recreó en ese momento de excelencia técnica y en su eufórica celebración de su primera victoria en un play-off de la FedEx Cup, la misma televisión que durante los tres primeras jornadas apenas había mostrado imágenes del número 2 del mundo y del segundo clasificado en el PGA Tour antes de la cita decisiva de esta semana en Atlanta.
El putt que embocó Rahm es el más largo que ha metido esta temporada y, encima, le sirvió para sumar por primera vez en su carrera dos victorias en un mismo curso del circuito estadounidense, "algo que siempre había tenido como objetivo". Aún así, el vizcaino no sitúa este golpe entre los más emotivos de su carrera. "Creo que el putt para ganar mi primer torneo en Torrey Pines en 2017 o el putt para ganar a Tiger en la Ryder Cup en 2018 fueron más emocionantes. Pero este, sin duda, también es muy importante por lo que supone y porque, al fin, he podido ganar a Dustin Johnson cara a cara, que me había superado un par de veces", comentó.
Jon Rahm acumula ya once triunfos como profesional, cinco en el PGA Tour y seis en el Circuito Europeo, y es el jugador que más ha ganado desde 2017 junto a Justin Thomas. El de este fin de semana en Olympia Fields tiene un mérito especial porque llegó tras dos primeros días en los que el campo le ganó y acabó con seis sobre par y después de rehacerse al golpe de penalidad de la tercera jornada en el hoyo 5 por no marcar la bola en el green. Cualquier otro habría tirado la toalla, pero Rahm nunca deja de buscar su sitio entre los mejores. "Eso me sirvió para elevar mi nivel de concentración y me ayudó a jugar mejor. Sentía que estaba jugando bien y solo quería darme opciones para el domingo", explicó el barrikoztarra, que también se repuso al hecho de que Johnson embocara otro putt prodigioso para forzar el play-off. En ese momento, Jon Rahm estaba en el campo de prácticas porque "sabía que todo era posible. Ya me ocurrió en Palm Springs cuando Landry forzó el play-off y sabía lo que tenía que hacer. Tenía la confianza de que podía ganar, aunque no podía espera que fuera con un putt de 20 metros".