odos estábamos muy ilusionados y contentos por el hecho de vernos en el Tour. Solo estar aquí era un triunfo. Lo cierto es que ha sido un día muy complicado. El problema ha sido que llevaba mucho tiempo sin llover y la carretera estaba muy sucia. Eso ha provocado infinidad de caídas. Ha sido un auténtico caos. El peligro estaba en cualquier esquina. Nunca había vivido una situación así. No se podía hacer una carrera como tal. Incluso he patinado un par de veces subiendo. Esas no eran condiciones para hacer la etapa a tope. Menos mal que nos hemos puesto de acuerdo. Esa unión que hemos mostrado me hace sentir especialmente orgulloso. Por seguridad e integridad física hemos decidido hacer el descenso a un ritmo lo más bajo posible. Queríamos evitar que la clasificación quedara condicionada por estas circunstancias. Si llegamos hacer esa bajada a tope, la mitad del pelotón se hubiese caído y más de un líder se hubiera quedado sin opciones. Queremos que haya pelea, pero donde se pueda hacer en condiciones. Ha mandado el sentido común. Nadie que haya visto la carrera puede decir que es una decisión incorrecta. En mi equipo todos se han ido al suelo, menos yo. Rafa Valls no podrá salir porque tiene la cadera rota. Es cierto que la neutralización de la bajada ha condicionado la etapa que se ha llevado Kristoff, el más fuerte.
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