- Los torneos veraniegos de pelota en Álava han tenido nombre y apellido: Iker Larrazabal. El joven pelotari de Amurrio no ha dado ninguna tregua a sus rivales y ha pasado por encima de pelotaris mucho más experimentados que él. Larrazabal, que cumplió 18 años el pasado 9 de julio, se ha llevado la txapela en el Torneo de la Virgen Blanca de parejas, en el cuatro y medio alavés y en el Torneo Interpueblos, en el que Amurrio se impuso a Laudio en la final. Sus victorias tienen el doble de mérito porque en el Virgen Blanca y el cuatro y medio Larrazabal ha competido en la categoría sénior -él todavía está en edad juvenil- y se ha medido a rivales más curtidos y veteranos. "La verdad es que se nota el salto de nivel, los partidos han sido más difíciles. No me esperaba ganar tantos torneos, pero por suerte me ha ido muy bien", comenta el joven pelotari.

Iker Larrazabal se ha ganado con sus meritorias actuaciones ser reconocido como uno de los pelotaris más prometedores de Álava, un territorio que lleva más de una década, desde que se retiró Iñigo Nalda, sin un representante en el circuito profesional, a pesar de la gran afición que hay al deporte. El talento de Larrazabal no ha pasado desapercibido para la empresa Baiko, que sigue de cerca su progresión.

De hecho, el alavés lleva dos años entrenando con ellos en el frontón Miribilla, en Bilbao, y aunque siempre se ha tomado la pelota como un hobby, sueña con que algún día se le de la oportunidad: "Ojalá. Me encantaría llegar a ser pelotari profesional en el futuro, pero sé que no es fácil. Me veo con capacidad de lograrlo, aunque todavía tengo que mejorar y entrenar mucho". Ganas desde luego no le faltan al de Amurrio, que de momento afronta la nueva temporada, cuyo arranque está previsto para septiembre, como aficionado.

La afición de Iker Larrazabal a la pelota le viene de familia, ya que fue su padre quien le contagió su pasión por el deporte y con quien ha entrenado desde pequeño. A los siete años comenzó a practicarlo junto a otros siete niños de Amurrio, pero con el tiempo sus compañeros han ido dejando el deporte. "Ahora me he quedado solo, soy el único de mi edad que sigue entrenando en el pueblo, mi padre me ha ayudado mucho, ya que ahora entreno con él". Su padre, Iñigo, raramente se pierde un partido de Iker y hace las veces de utillero.

De hecho, ha sido con él con quien ha podido entrenar cuando las medidas sanitarias comenzaron a ser menos restrictivas durante la desescalada: "En el confinamiento no he podido jugar y he estado haciendo ejercicio en casa. Cuando nos han dejado he podido regresar al frontón y entrenar con cierta normalidad". En este sentido, que su compañero de entrenamiento sea un componente de su núcleo familiar ha sido una ventaja para él.

También ha contado con la fortuna de que la Federación Alavesa de Pelota haya logrado sacar adelante sus torneos regionales, algo que no ha sucedido en las provincias vecinas de Gipuzkoa y Bizkaia, que dieron la temporada por finalizada. "Volver a los frontones con estas condiciones ha sido algo extraño. Nos tomaban la temperatura al entrar, había que desinfectar el material, menos público en la grada... Pero no nos podemos quejar, al menos hemos podido volver a jugar", explica Larrazabal.

Como buen aficionado a la pelota, Larrazabal también suele ver encuentros de otros pelotaris, entre quienes su favorito actualmente es el vizcaíno Urrutikoetxea, uno de los hombres más en forma del circuito profesional. "Me encanta su versatilidad. Es muy buen delantero, pero cuando ha tenido que jugar de zaguero también lo ha hecho bien". Al joven alavés le gustaría tener su misma polivalencia. De hecho, ya ha jugado en alguna ocasión atrás. Eso sí, poder igualar la calidad del de Zaratamo ya son palabras mayores.

Si por algo destaca Larrazabal es por su potentísimo golpeo de la pelota, cualidad de la que es consciente y que intenta exprimir en cada partido. "Creo que mi punto fuerte es la potencia, golpeo con facilidad la bola". En este aspecto destaca por encima del resto de pelotaris aficionados de Álava, que se ven obligados a realizar grandes esfuerzos para contrarrestarlo.

Al de Amurrio le gusta llevar siempre el peso del partido, aunque, como explica, cuando las cosas no le salen bien pierde con facilidad la paciencia: "Sin duda los aspectos en los que tengo que mejorar son el físico y la cabeza. A veces pierdo los papeles y no logro concentrarme en el partido". En cualquier caso, el temple necesario para triunfar en el mundo de la pelota es algo que se va adquiriendo con los años y es normal que un jugador de solo 18 años no cuente con esa sangre fría.

Larrazabal va a hacer todo lo que esté en su mano para convertirse en pelotari profesional, pero es consciente de que no es nada fácil y que solo unos pocos pueden vivir de esta disciplina. "De momento a lo que más importancia le doy es a los estudios. Ahora estoy haciendo una formación profesional de mecanizado en Amurrio".

De momento, espera con ganas el comienzo de la nueva temporada de pelota previsto para septiembre, en la que promete volver a dar mucha guerra y pelear por lograr más txapelas para su colección. Mientras, seguirá trabajando para convencer a Baiko de que se merece la oportunidad de dar el salto a la pelota profesional. Desde luego, cualidades y actitud no le faltan.

Nombre. Iker Larrazabal.

Nacimiento. 9 de julio de 2002 (18 años).

Procedencia. Amurrio, Álava.

Inicio en la pelota. A los siete años de edad.

Palmarés en 2020.

-Campeón del Trofeo Virgen Blanca de parejas en categoría sénior.

-Campeón del Torneo Interpueblos de Álava con Amurrio, jugando en categoría juvenil.

-Campeón del Campeonato de Álava de Cuatro y Medio, en categoría sénior.

Fortalezas. Potencia de golpeo y versatilidad.

Debilidades. Paciencia.

Un referente. Mikel Urrutikoetxea.

Un sueño. Llegar a ser pelotari profesional. Actualmente entrena con asiduidad con la empresa Baiko en el frontón Miribilla.

"No me esperaba ganar tantos torneos, en sénior hay mucho nivel, pero me ha ido bien"

"Mi padre me ha transmitido su pasión por la pelota, siempre me acompaña"

"Me encantaría ser profesional en el futuro, sé que es difícil y tengo que mejorar, pero me veo capaz"

"Volver a los frontones con las restricciones sanitarias ha sido raro, pero teníamos ganas"

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