- La temporada de la Fórmula 1 se descorchó ayer con el Gran Premio de Austria. La carrera fue caótica, plagada de incidentes que sirvieron un contexto cambiante y abierto a las alternativas, porque aunque el poleman Valtteri Bottas lideró de principio a fin y Mercedes demostró una superioridad abrumadora, estuvo cerca de irse al traste todo el trabajo de la escudería alemana. El desconcierto propició un podio absolutamente inesperado, con Charles Leclerc maquillando el desastre de Ferrari. "No habrá milagros en carrera", apuntó el sábado. Los hubo. "No me lo esperaba para nada. Ha sido una grandísima sorpresa", señaló. El monegasco aprovechó con destreza cada oportunidad y regaló a Ferrari un podio desacorde al potencial de un coche venido a menos. Por eso advirtió Leclerc: "Estamos muy lejos de donde queremos". El resultado de ayer, a juzgar por las prestaciones del monoplaza, es insostenible en el tiempo.
Lando Norris, tercero, confirmó el progreso de McLaren y rubricó el primer podio de su carrera deportiva. "Estoy sin palabras", confesó. El equipo británico ha dado un salto importante, como ratificó Carlos Sainz, que terminó en quinta posición, a pesar de tocarse con Vettel, quien acabaría décimo. El madrileño pudo pensar que sus opciones de subir al cajón fueron reales. En cualquier caso, ¡quién le iba a decir a Leclerc y a Norris que en el estreno del curso pisarían el podio! Eso sí, ellos pusieron su parte para propiciar los éxitos. Norris, por ejemplo, cazó el podio por apenas una décima tras registrar la vuelta rápida en el último giro al circuito Red Bull Ring. O sea, fortuna sí -entiéndase por suerte a aquello que es ajeno a la influencia del piloto o del equipo-. Pero fortuna aderezada por una excelente gestión de las situaciones.
La agitación la propiciaron los fallos mecánicos y sus consecuentes abandonos. Hasta nueve pilotos se retiraron antes de tiempo, la mayoría fruto de la falta de fiabilidad a estas alturas del año. Max Verstappen fue el encargado de iniciar el desfile de ruinas en la vuelta 11 de las 71 previstas, cuando era segundo a 4 segundos de Bottas. El Red Bull del piloto campeón de las dos últimas ediciones en Austria falló.
El desastre de unos alumbró la esperanza de otros. La carrera contó con tres marcos de safety car, lo que fue el renacer de las ilusiones de muchos. También fue el agobio de Bottas, que sostuvo el liderato con mano de hierro, pero con Hamilton -que salía quinto tras ser retrasado tres posiciones por saltarse el sábado una bandera amarilla- estampado en el retrovisor. "Sin duda, ha habido mucha presión", expresó Bottas. Los coches de seguridad instalaron en tres ocasiones a Hamilton en el rebufo del finlandés. Los Mercedes dominaban de forma aplastante. Pero la aparición del tercer safety car puso en cuestión la estrategia de las flechas negras. Optaron por mantenerse en pista mientras a la zaga los rivales renovaban los neumáticos. Para Alexander Albon fueron alas. De hecho, atacó a Hamilton con visos de, incluso, poder optar a la victoria que tanto tiempo pareció atada a Mercedes.
En ese ataque por la segunda plaza, tailandés y británico contactaron. El primero, con un intento de adelantamiento por el exterior, fue camino del abandono y el segundo recibió una penalización de 5 segundos, lo que a la postre le expulsaría del podio, evitando el doblete de Mercedes. Hamilton acabó en cuarto lugar, a pesar de cruzar la meta en segunda posición. La sanción que recibió, la mínima que se le podía imponer, ofrece controversia. Y viendo ayer la frialdad y solidez de su compañero, puede ser un lastre para las aspiraciones de Hamilton de conquistar el séptimo título de la Fórmula 1, lo que le elevaría a la cúspide de Michael Schumacher. Desde luego, Bottas se mostró impecable.
El finlandés no flaqueó ni ante el acoso de Hamilton ni con la aparición de problemas. Desde el garaje, con ambas flechas negras debatiendo por la victoria, ordenaron a Bottas y Hamilton dejar de pisar los pianos. "Hay un problema crítico de la caja de cambios", advirtieron por radio. Era la vuelta 44 y había medio segundo de distancia entre el líder finlandés y el perseguidor británico. Bottas se mantuvo firme a pesar de la situación y de arrastrar casi diez vueltas con Hamilton a distancia de DRS. Ardua defensa de la victoria, octava de Bottas.
Los Racing Point confirmaron su progreso. Checo Pérez rodó con opciones de podio, pero pecó, como los Mercedes, de no sustituir sus gomas en el contexto del tercer safety car. Los calzos del mexicano desfallecieron y descendió a la sexta plaza. Los apodados Mercedes rosas parecen haber llegado para quedarse en unas elevadas cotas de competitividad.
La clase media ha escalado, a diferencia de Ferrari o Red Bull, que arrojaron sensaciones de insuficiencia. Mejoría que sí ha logrado Mercedes para proteger su hegemonía. De no ser por la presencia de los monoplazas germanos y ante lo acontecido ayer, el abanico de candidatos a los triunfos parecería amplio este año. Se antoja complicado arrebatar este campeonato a Mercedes. Pero bueno, la lógica siempre se puede ver alterada por el caos, como el que en Austria puso en marcha la temporada.
Clasificación de la carrera
Mundial de Pilotos
Mundial de Constructores
Próxima carrera (2ª del año)