- El covid-19 y su estrategia de tierra quemada hizo cenizas el Giro de Italia y ha calcinado un buen manojo de carreras. El ciclismo está en los huesos, vacío de contenido. No hay eco. Entre las cenizas que está dejando la batalla contra el virus, pretende elevarse el mentón orgulloso del Tour, la bandera de Francia, la carrera de las carreras, el símbolo del ciclismo y uno de los iconos del deporte. Derrotada la Eurocopa, aplazada para 2021, y vencidos los Juegos Olímpicos, retrasados para el próximo año, la Grande Boucle lucha seguir erguida en medio del caos desatado por el coronavirus. Contagiado el deporte a gran escala, el Tour quiere ser un respiradero, una rendija por la que tome aire el ciclismo, aunque para ello tenga que encerrarse bajo llave.
Las autoridades galas sopesan la idea de que el Tour se dispute a puerta cerrada. Así, aunque a gran escala, la carrera francesa fotocopiaría el patrón que ensayó con la París-Niza, la última prueba ciclista que se disputó antes de que la alerta sanitaria provocada por el coronavirus decretara el estado de alarma y la reclusión de la ciudadanía. La ministra de Juventud y Deportes de Francia, Roxana Maracineanu, expuso en los medios de comunicación galos, la visión del Elíseo sobre la celebración de la cita más prestigiosa del ciclismo. "Estamos en conversaciones con los organizadores, pero es demasiado pronto para anunciar las decisiones. El modelo de negocio del Tour no se basa en la venta de entradas sino en la venta de los derechos de televisión. Es una competición emblemática e histórica para nuestro país y todas las opciones están abiertas".
El Tour, rotulado en rojo entre el 27 de junio y el 19 de julio, no está dispuesto a claudicar sin más. En ASO, la organización de la carrera francesa, tratan de esquivar el destino que han corrido la Eurocopa o Tokio 2020. El Tour está dispuesto a estudiar todas fórmulas posibles para seguir adelante. De momento, el almanaque de los grandes eventos se ha despejado. Aplazados los Juegos, la Grande Boucle dispondría de mayor capacidad de maniobra para situarse en el calendario con un retraso de varias semanas.
Si con ello no alcanzase para garantizar la disputa de la carrera, replicar la París-Niza parece la hoja de ruta por la que podría apostar el Tour. El ciclismo es un producto televisivo dada su naturaleza nómada y ambulante. Esa, por tanto, sería la columna maestra de la organización para mantener la ronda en la carretera, pero, sobre todo, en la pantalla. Así lo expresó Maracineanu: "Durante este periodo de confinamiento, todo el mundo está siendo muy consciente y cuidadoso. La gente entiende que tiene que quedarse en casa, así que no debería ser tan difícil ver el Tour por la tele en lugar de hacerlo desde la cuneta". Se trataría , por tanto, de un Tour sin público en las cunetas pero con espectadores en los hogares, tal y como sucedió en la Carrera del Sol, donde se restringió el acceso de los aficionados en las salidas y llegadas.
Para aislar la cita, la organización dispondría de un perímetro de seguridad de centenares de metros en las salidas y en las metas. El pelotón estaría en una burbuja. Incluso se minimizaría el personal en la entrega de premios, algo que ya se ensayó durante la París-Niza, donde solo un periodista de la televisión lanzaba una pregunta al vencedor. No había ruedas de prensa. Probablemente, dada la magnitud del evento, que más allá de la caravana ciclista mueve miles de personas y cientos de vehículos de ciudad en ciudad, la organización debería tomar medidas correctoras para aislarse.
A la espera de que la pandemia del coronavirus dicte sentencia más adelante, el Tour está dispuesto a enjaularse. Chris Froome quiere estar en ahí dentro. El cuatro vence campeón del Tour, confinado como el resto de la población, entrena para ello, aunque sea sobre el rodillo, la única carrera que ha dejado abierta el coronavirus. Los ciclistas son hámsters girando en una rueda sin otro paisaje que el de la imaginación. "Estoy subiendo el Col de la Cuarentena y mañana toca el Alpe d'Covid-19", bromeó el británico, no sin antes mostrar gratitud a quienes arriesgan su salud para salvaguardar la del resto.