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Telecoco, burugogor y albiazul

Josu Bagazgoitia / Palista

Telecoco, burugogor y albiazulFoto: F.A.P.

creo que es una persona tímida, de los que no se abren con facilidad. Y podría parecer, quizá por eso, serio o antipático. Unos tienen facilidad para entrarte y a otros les cuesta. Lo que son las cosas, a éstos últimos les miras distinto, respondiendo con las mismas expectativas aceptando primeras impresiones y no acertando. “Voy aprendiendo” se defiende, dando pábulo a los decires, alimentando la leyenda de sus reservas, espacios, de quien no da pie “mientras no coja confianza”. Es su forma de ser. Quizá por ello guste ir de frente y no mida la consecuencia. Y ría lo justo, o sólo con quienes deba. Aunque a veces, imagino que muchas, arree con lo que toque sin pedir explicaciones, tragando saliva y permanecer callado. Hace tres años, cuando participó en el Estatal con el club de Iscar. A la hora de confeccionar las parejas “me quedé fuera y me hundí. Me afectó mucho”. Luego se sobrepuso porque ama el juego. Como tal y sobre todo lo demás. Tenía 33 años. Cuando la competición sobrepasa los límites del juego choca con su personalidad. “De zurda prodigiosa”, me dice Sergio Martínez, rival directo tantas veces en la cancha y compañero de mantel otras tantas, “y más técnico que Lucas Pérez”, aludiendo a su alavesismo exagerado. En Mendizorrotza se sienta cerca de Iraultza, en grada Polideportivo, “aunque soy aficionado tranquilo”. Iba con la cuadrilla “hasta que se pasaron al baloncesto”. Desde entonces le acompaña Jessica, buena aficionada como él y con quien tuvo a Ioritz hace poco más de un año. Desde entonces, el nuevo socio albiazul, obliga a su ama a quedarse en casa de cuando en cuando; “entonces se me apunta Carlos, mi suegro”. El Glorioso es el Glorioso, amigos. Josu asume lo que Sergio me adelantó: “nunca hizo primar su estado físico. Si lo hubiese trabajado?” el mismo Lucas Pérez hubiera parecido el Capitán América antes de su tratamiento especial en el laboratorio.

Josu Bagazgoitia Sáez de Vicuña tiene 37 años. Está fuerte. Tiene fuerza y buen abdomen. Nació en junio del 82. El próximo 14 de diciembre, sábado, jugará la final de pala corta sénior de primera contra los hermanos Gaizka y Mikel Tuesta. Y junto a Eneko Martínez, “a quien lleva de maravilla. El que mejor lo hace”, opina Temprano. Tres palistas del Zidorra con ficha de Adurtza y el compañero Eneko peleando por la txapela del Provincial. “Un día espero volver. Porque me dolió muchísimo dejar mi club de toda la vida”, confiesa con cierta tristeza, en el que empezó a jugar junto a su primo Mikel recién cumplidos los ocho años. Iban con sus respectivos padres, Javi y Alberto. Mientras los mayores se empleaban en el mítico frontón del Estadio, los chavales se metían en el rebote con todo tipo de herramienta. De palo o de cuerdas. Al parecer, el tío Alberto jugaba un poco mejor que el padre. Aquí no aporto. Mikel ponía la percha y Josu el juego, me chivan. Al parecer, el primo era guapote y muy bien hecho, pero le faltaba la ilusión y las ganas de Josu. Los dos entraron en la escuela del club con Aitor Bernedo, su primer referente. El otro sería Tomás Lacalle, rival, compañero y amigo que pone adjetivo al coco privilegiado de Josu: “Es un burugogor y un tajante”. Y luego me explica que “parece mentira que un Ingeniero Electrónico no sea capaz de plasmar toda esa inteligencia en la cancha”. Se ríe mientras lo cuenta. “Como se le meta algo en la cabeza? se jodió”. Y se ríe todavía más. “Le quiero mucho, es muy buen tío”.

Tras su paso por el Escolar junto a Unai y Nacho, -portero del Alavés por entonces-, conecta con Eneko Martínez y el cuero. Juntos consiguen el título vasco ya con ficha y entran en el grupo de élite de la Federación que dirige Lacalle. Andaban con los de otras modalidades, con quienes coincidían los días de trabajo físico. Dos de físico y dos más de técnico, cuatro días por semana, cuyas sesiones daban comienzo a las seis de la mañana. Y el padre arriba a las cinco y media para llevarme al frontón porque Edurne, la madre, “no me dejaba ir sólo a coger el autobús aunque lo tenía a tres minutos de casa”. Eran unos críos de apenas 13 años. Aprendió bien. Trabajó mucho “pero se me escapó el mundial sub’22”. Cabeza, técnica y físico alcanzaron tal nivel que, a los 18, la selección le abrió los brazos. “Hubiera ido hasta para atarle las zapatillas a los compañeros”. Claro, el Mundial del año 2.000 se disputó en las Islas Reunión, en el continente africano .

Ahí, en ese momento tomó la decisión de vida -y debida-, “lógica, sencilla”, recuerda. La universidad. Estudió mucho, entrenó poco. Tuvo buena vida y la aprovechó. “Engordé y se acabó seguir evolucionando”. Concluyó con éxito Ingenieros en San Mamés. Fueron cinco años bien aprovechados. Hoy en día cumple en el EJIE, la Sociedad Informática del Gobierno Vasco. A los 24, recién acabado el proyecto, retoma la pala y nace la pareja de cuero Bagazgoitia-Carlos Pérez, en un bote pronto en mitad de una cena con los Bernedo. Inesperadamente juegan la final élite de Liga Vasca y caen ante Gari Arrieta y Lito de Ordicia. De nuevo en forma, hace dúo con Iñigo Arrieta en la modalidad de pala corta. Cuatro años fructíferos -“y muy divertidos”- en los que disputan finales en la división de honor del campeonato vasco y semifinales del GRAVNI, donde Arozena y Otero de Guipúzcoa les apean de la final por un margen bien estrecho: 40-38. Dice que, “jugar con Iñigo fue una gozada”, por buen pelotari y excelente compañero. “Lo malo”, puntualiza, “es que es muy del Athletic”. Participa en el Circuito GMGZ junto a los ases del momento. Un mano a mano contra Garate, Landeta, Ibai Pérez, Mitxel, Urrutia y otros dos de casa, Lacalle y Oier Sáez de Cámara. En la cita, disputa cuatro semifinales en cinco años. En 2015 juega el Nacional junto a Tomás, con el Puertas Bamar de Iscar y por Almería con Gaizka Tuesta.

Recuerda como si fuera hoy el 35 a 14 en la final de su primer título importante, la Liga Vasca de cuero junto a Eneko Martínez, recién cumplidos los 15, contra la pareja del Lagun Artea de Sestao Cuadra-Unai Vega. El mismo compañero con quien jugará el próximo 14 una nueva final. Un día antes de encontrarse en Adurtza con los campeones del mundo Sanz y Labiano, en el Torneo de navidad del club vitoriano. Con Labiano y Skufca enfrentados en la zaga, acompañados ambos por los Ibarguren en los cuadros delanteros “pude disfrutar una vez en Olaberria del partido más disputado, mejor jugado, más espectacular e increíble que vi nunca”. Fue un recital de Labiano que “se me quedó grabado”. Estuvo allí porque jugó de invitado con Mikel López de pareja, “a quien hundí, al pobre. Hice un gran ridículo”. ¡Ánimo pues!