gasteiz - La Fundación siempre se apellidó Euskadi. En realidad es su nombre, porque estaba vertebrada alrededor de un proyecto de país de ciclistas, aunque en su seno creció el Euskaltel-Euskadi, referente del ciclismo vasco durante dos décadas. La idea de Euskadi siempre se mantuvo. Por eso, cuando la Unión Ciclista Internacional ofreció la lista de los ProTeam para el próximo año, novedosa denominación de la categoría Continental Profesional, sorprendió que a la Fundación le acompañara Orbea en su registro en lugar de Euskadi, la denominación original. En realidad, el músculo financiero de Orbea, la fábrica de bicicletas que nació en 1840 como factoría de armas antes de que mutara a la industria de los pedales, impulsa el proyecto que preside Mikel Landa.
Orbea es su trampolín y el andamiaje en el que reposa la formación, su principal sostén. Orbea, que en los últimos años dedicó su participación en ciclismo de ruta profesional vía suministrador de bicicletas en distintas escuadras, entre ellas la Fundación Euskadi y el Euskadi-Murias, amén del Cofidis en su día o recientemente el Vital Concept, asoma con fuerza a falta de concretar el espacio que conquistará en el maillot. Aunque presente en la vestimenta de las citadas escuadras por razones obvias, el repunte de Orbea y su registro en la UCI, rescata su biografía en los equipos a modo de patrocinador. La historia de Orbea es fecunda, si bien en los últimos años prefirió el segundo plano, cierto anonimato. En la era dorada del equipo naranja, Orbea dibujó su sonrisa triunfal en los cuadros de las monturas de aquel sueño.
Antes de que el fabricante de bicicletas decidiera formar estructuras y financiarlas, fue el propulsor de ciclistas en solitario. En 1930 abrió huella en el profesionalismo. Orbea llevó a hombros a Ricardo Montero, Luciano Montero y Mariano Cañardo. No fue hasta los 70 del pasado siglo cuando Orbea bautizó su primer equipo de alto nivel. Miguel Mari Lasa fue el líder de aquella formación. Peli Egaña (presidente de Orbea) y Patxi Alkorta (responsable de la SD Danena, de Zizurkil) retomaron la idea tras un periplo en el campo aficionado. En los 80, Orbea recuperó el equipo profesional. En 1984, bajo la dirección de Txomin Perurena y Francisco Giner, nació el Orbea. Jokin Mujika y Pello Ruiz Cabestany eran las referencias de aquel conjunto. ?
delgado y lejarreta Un curso más tarde, la escuadra contó con el copatrocinio de Gin MG y Seat. La marca de ginebras estaba presente en el calendario estatal, mientras que la de automóviles pespuntaba en el Tour y el resto de carreras en el extranjero ante la imposibilidad de lucir el nombre de marcas alcohólicas. Pedro Delgado fue el gran fichaje de aquella campaña y conquistó la Vuelta a España a lomos de una Orbea. Seat fue el principal soporte un año después. La firma de bicicletas pasó a un segundo plano. El equipo giró alrededor de Marino Lejarreta, vencedor de la Clásica de San Sebastián luciendo una Orbea y la piel del Caja Rural en 1987. Después, Paternina y Artiach se hermanaron con Orbea en los 90. El equipo rodó hasta mediados de esa década.
Más tarde, el binomio, aunque ya no como espónsor pero sí como suministrador de bicicletas, se fraguó con el Euskaltel-Euskadi, nacido del germen de la Fundación. La factoría patrocinó el equipo Continental de 2005 hasta 2012. La formación, en la que pedalearon Mikel Nieve, Ion Izagirre, Pello Bilbao o Mikel Landa, entre otros. En 2020, la unión umbilical entre la Fundación y Orbea continuará. La marca desempolvará las letras neón de los grandes estrenos. En el nombre de Orbea.