Pamplona - Asier Agirre ha vuelto a vestirse de blanco. Está feliz, con ganas, tras pasarse cuatro meses apartado de los frontones por una infección en el pubis que le tuvo 25 días ingresado en los que perdió casi diez kilos. Le llegó en su mejor momento, pero él saca una lectura positiva. Esta lesión le ha hecho madurar y ver las cosas de otra manera.

Todo comenzó a finales de marzo. A Agirre, con unas molestias en la ingle, le infiltraron para jugar la final del Parejas Promoción. El día 31, en un duelo navarro contra Peio Etxeberria y Jon Jaunarena, terminó calzándose la txapela junto a Diego Iturriaga tras ganar por la mínima. El delantero de la Rochapea conseguía su segundo título consecutiva tras la el 4 1/2 que había logrado unos meses antes. El de la Rochapea desprendía alegría por los cuatro costados.

Sin embargo, a la semana siguiente todo se volvió negro. Agirre seguía con molestias, por lo que acudió a Urgencias. De ahí no saldría hasta mucho tiempo después. Fueron momentos de nerviosismo e incertidumbre. De multitud de pruebas. Al final, una bacteria adquirida en la infiltación era la culpable de sus dolencias.

Agirre pasaría en la Clínica Universidad de Navarra 25 días ingresado. Al salir, con 9 kilos menos -de los que ha recuperado unos 5 o 6- ya había perdido la oportunidad de jugar el Manomanista. La única txapela de Promoción que le falta. Pero ya sin posibilidad de jugar, en su cabeza solo estaba recuperarse.

A pesar de dilatarse en el tiempo más de lo esperado -llegó a estar programado para San Fermín-, el deseado regreso de Agirre llegó a su fin el pasado viernes en Santesteban, en un partido “especial” porque tenía “muchas ganas de volver”. Desde entonces ha jugado cuatro partidos en ocho días. Él, que quiere ir paso a paso, se tiene que adaptar al acelerado ritmo del verano. “Los partidos se me están haciendo largos pero me han puesto varios y jugaré todo los que pueda. Es buena época para coger ritmo y juego”, asegura el joven delantero, al que le falta “un poco” para recuperar el tono físico perdido tras cuatro meses fuera de las canchas.

Uno de los encuentros más especiales tras su vuelta fue el del pasado martes en Estella, en la reedición de la final de Promoción, su último partido antes de la lesión. “Me vinieron recuerdos de aquel partido. Fue especial. Además jugué en Estella, donde da gusto jugar, el frontón estaba a reventar y había un ambientazo. Fue un partido bonito aunque no pudiésemos ganar”. Ayer en Sartaguda, localidad natal de Diego Iturriaga, volvió a recordar ese partido en el homenaje que les rindieron por la txapela.

tres años complicados Este verano Asier Agirre ha cumplido tres años como profesional. Una carrera corta pero complicada. A pesar de sus dos títulos, ha pasado por momentos difíciles. Una luxación en el dedo, una fisura del escafoides, la rotura del tendón en el dorsal... pero ninguno tan complicado como esta infección.

“Es duro, sobre todo al estar ingresado y al tener algo así tan grave como he tenido ha sido bastante difícil. Al final te hace comerte la cabeza, pero he intentado ser lo más positivo posible y pese a todo lo malo que me ha pasado he sacado lecturas positivas y me ayuda a ser más fuerte el día de mañana”, asevera un Agirre optimista, a pesar de que este parón le llegó cuando mejor se encontraba.

“Pasé del éxtasis de ganar una txapela y estar con una alegría tremenda a caer lesionado. Las cosas vienen así”, comenta, resignado pero sacando una lectura positiva: “Esto me ha ayudado a madurar como pelotari y también como persona, te hace ver las cosas de una manera diferente”.

Asier lo mira todo ahora con buenos ojos, pero se ha perdido dos fechas muy importantes. Una, el Manomanista, la única txapela de Promoción que le falta. “Tenía muchas ganas porque había ganado 4 y 1/2 y Parejas y llegaba bien y con alguna opción”, recuerda. Tampoco estuvo en Sanfermines, donde llegó a estar programado pero no al cien por cien para jugar. “En Sanfermines tampoco jugué, que para alguien de Pamplona es especial. Pero las cosas vienen así. Cuando esto pasa lo principal es estar bien y esas cosas te fastidian pero pasan a un segundo plano”, asevera.

Ahora mismo, su principal objetivo es adaptarse al alto ritmo de competición que exige el verano llegar en condiciones a los campeonatos oficiales. “Estoy en una fase de adaptación porque al final los demás están todos muy preparados y cuesta. Sé que me va a costar, pero el verano es buena época porque hay muchos partidos y espero coger el ritmo lo antes posible”, sentencia. En el horizonte, Agirre tiene el 4 y 1/2 que comenzará en octubre, campeonato que deberá jugar en Primera, derecho que adquirió por ser el ganador el año pasado de Promoción. Para entonces espera estar peleando con los mejores, al igual que lo hizo con la bacteria que le ha tenido cuatro meses alejado de los frontones.