Vitoria - A Nerea Gambra le hubiera gustado ser futbolista, pero era un deporte que no estaba bien visto para las mujeres en los años 80, por lo que tuvo que optar por el baloncesto. “Ojalá hubiera nacido ahora, habría tenido más medios, quiero creer que algo está cambiando”, comenta. A los 23 años descubrió el duathlon, un deporte de resistencia que mezcla bici con carrera a pie: “Ojalá lo hubiera descubierto antes, es un deporte que me ha llenado”. A partir de ahí comenzó a entrenar duro y tomárselo más en serio. Tras participar en varios duathlones desde 2005, decidió probar con el triathlon, a pesar de que la natación no es su fuerte. En 2011 realizó su primer Iron Man en Austria, prueba que recuerda con mucho cariño: “Quizás no haya sido mi mejor carrera por resultado, pero sí fue la más emocionante. La alegría me invadió al cruzar la línea de meta”.
Desde entonces ha tomado parte en el triathlon de Lanzarote, de Marina D’or, en el duathlon de Suiza... “El triathlon es un deporte muy caro, hay que pagar el material, el precio de las inscripciones es alto y hay que viajar mucho. Por suerte, encontré patrocinador hace tres años y ahora me ayudan con los gastos”. Gambra es parte del equipo Alimco RunningFiz, que le permite competir sin imponerle objetivos, “solo disfrutar de lo que hago”. El triathlon, como a la mayoría de mujeres que lo practican, no le da de comer y necesita sacar tiempo de sus largos entrenamientos para trabajar: “Estuve trabajando en un gimnasio hasta hace unos años, luego me contrataron en una productora de patatas y ahora estoy en el paro. El deporte es una fuente de felicidad para mí”, dice la alavesa.
Fuente de felicidad Competir en un triathlon requiere mucha preparación física, área de la que se encargan desde 2007 sus entrenadores Héctor Mendia y Naroa Arrieta, de Kemen. “Yo no sería capaz de organizar todos los entrenamientos, mis preparadores me ayudan mucho, hay que ser minucioso”. En cualquier caso, tanto trabajo le merece la pena, ya que el deporte le proporciona mucha satisfacción personal. Así lo demuestra en cada una de las carreras, ya que, a pesar del desgaste físico, siempre va con una sonrisa dibujada en la cara: “Creo que se lo debo al público, a la gente que me apoya, no cuesta nada sonreír y dedicarles un saludo”.
En estos momentos Gambra solo piensa en terminar el TriVitoria del domingo, aunque está preparada para afrontar nuevos retos en el futuro. “Si llego a la línea de meta lo celebraré junto a la familia la semana que viene. Acabo agotada después del triathlon”. Tras ello, vuelta a los entrenamientos y a la rutina con su equipo. - Asier Pérez