EZCARAY - Víctor Esteban es feliz en el frontón. La ilusión está muy presente cada vez que salta a la cancha. El riojano por fin ha dejado atrás esa mala racha que afectó a los resultados y, sobre todo, a sus sensaciones. Vuelve a sonreír con la pelota. No han sido unos meses sencillos para Víctor. Le tocó vivir una época llena de palos. La exclusión del Parejas fue un mazazo y cuando quiso recuperarse llegó la eliminación a las primeras de cambio en el Manomanista ante Julen Retegi, otro jarro de agua fría.

Las derrotas se sucedieron y el delantero de Ezcaray llegó a sentir “miedo” cuando le tocaba jugar partidos. Perdido y sin encontrar el camino para salir del laberinto en el que se encontraba. Víctor se agarró al trabajo diario. Cambió las rutinas, se exprimió en cada entrenamiento y por fin llegó la luz. Tres victorias consecutivas, la última en el Cuatro y Medio de San Fermín contra Iñaki Artola.

Asegarce decidió sustituir a Víctor por Unai Laso con el Parejas ya empezado, utilizando la cláusula que permite a las empresas realizar sustituciones por bajo rendimiento. “Eso me afectó muchísimo. Como pelotari podré ser mejor o peor, pero me considero un profesional y me he esforzado siempre por ser cada día un poco mejor. Que te quiten por un bajo rendimiento parece que da a entender que no te has esforzado suficiente o no has hecho lo suficiente como para dar cada día tu mejor versión”, opina el riojano.

Esa decisión “me afectó muchísimo y me hizo entrar en un bache que me costó asimilar”. El de Ezcaray tuvo problemas para encontrarse en la cancha y la derrota en el Manomanista ante Retegi, después de ir ganando por 21-14, mermó aún más su confianza: “Me llevé otro palo porque lo había preparado con mucho mimo y en ese partido tuve fases que jugué muy bien. Me llegué a desesperar un poco, no encontraba mi camino”.

Las arenas movedizas engulleron a Víctor. Luchó por salir de ellas, pero poco a poco se fue hundiendo. “Estaba entrenando muy bien y físicamente me encontraba bien, pero iba al frontón y cuando me enfrentaba a otros pelotaris, sentía que sufría. Cada vez que me ponían en la cartelera no estaba a gusto y se me hacía muy raro porque siempre he querido jugar partidos”, explica.

Sin confianza, el apoyo de los suyos, “que se volcaron muchísimo conmigo, y el trabajo fueron su medicina. Le hicieron salir adelante. “Siempre me he esforzado muchísimo y durante esta época mucho más. Tuve que buscar otros métodos y ahora tengo unas rutinas nuevas de trabajo. Estoy contento por cómo he estado trabajando hasta ahora y el hecho de haber roto esa brecha. Haber salido adelante de nuevo me da ilusión”, añade.

La victoria conseguida el 13 de mayo fue una liberación. El reencuentro con el 22 le dio tranquilidad y ser consciente de las lecciones aprendidas en esos malos momentos: “Estoy seguro que de aquí saldrán muchas cosas positivas y he aprendido mucho. He aprendido a valorar muchas cosas y a darme cuenta de que se puede salir de una situación así. Hay que pelear por no entrar en baches y cuando estás en una ola aguantar el máximo subido a ella”. Víctor Esteban ha vuelto a coger esa ola y ahora quiere mantenerse en ella con un objetivo principal: disfrutar en la cancha.