- Después de comandar desde el banquillo la etapa más brillante del Garlan Eharialdea, Iñaki Santamarís decidió dejar su puesto al frente del equipo a la conclusión del presente ejercicio. Tras haber cumplido la misión de mantener por segundo año consecutivo al equipo en la Dvisión de Honir Plata, segunda categoría del balonmano femenino español, Santa optó por apartarse del primer plano. Una decisión que obligaba al club vitoriano a buscar un sustituto de garantías. Una búsqueda que ya ha concluido con la elección de Iñaki Núñez como entrenador para el próximo curso.

Proveniente de la cantera del Corazonistas, donde primero fue jugador y después desarrolló cometidos técnicos, ha pasado por infinidad de banquillos, entre ellos el del Kukullaga vizcaíno que comparte categoría con el Garlan. Sin embargo, en la actualidad llevaba cinco temporadas sin sentarse en un banquillo. “Tengo dos hijos de tres y seis años y este tiempo ha sido bastante difícil poder compatibilizar ambas cosas”, confiesa. Ahora que los pequeños ya no requieren tanta atención, el gusanillo del balonmano le hace volver a las pistas. “La verdad es que se ha juntado un poco todo. La llamada del Ehari ha llegado en el momento justo y es un desafío que me apetece mucho y tengo muchas ganas de intentar hacerlo bien”, significa. Núñez no oculta, en cualquier caso, que el tiempo alejado de los banquillos le genera un poco de inquietud. “Estoy con muchas ganas e ilusión pero también un poco de incertidumbre porque siempre te surgen esas pequeñas dudas de si serás capaz de hacerlo bien o habrán cambiado mucho las cosas desde que lo dejaste”, reconoce.

El nuevo entrenador del Garlan tiene claro cuál va a ser el objetivo del equipo para la próxima temporada y los pasos paar tratar de conseguirlo. “Iñaki Santamaría ha tenido una etapa muy buena aquí y está claro que no va a haber cambios drásticos. Hay un grupo sólido, con jugadoras comprometidas y la idea es mantener ese estilo. Tratar de ir refrescando poco a poco la plantilla con gente joven de la cantera y trabajar a tope para intentar hacer un buen año”, apunta.

Eso sí, Núñez añade un poco de ambición a la receta para pedir que a la conclusión del próximo ejercicio “hayamos conseguido la permanencia si puede ser con un poco menos de sufrimiento que este año”. Ojalá se cumpla su pronóstico.