san francisco - En todo vestuario hay un jugador que mantiene unido al equipo con sus bromas. En los Carolina Panthers ese hombre es Mike Remmers. La obsesión de este tackle es mandar un mensaje a su compañero Michael Oher cada vez que en alguno de los cientos de canales de televisión de pago norteamericanos emiten la película The blind side, basada en la adolescencia de Oher. El gigante de Memphis tiene la sensación de que pasan el film todos los días. Ese hastío se ha acentuado esta semana con motivo de la celebración de la 50ª Super Bowl de esta madrugada entre los Broncos y los Panthers.

Para Michael Oher, de 29 años, será su segunda Super Bowl, ya que en 2013 consiguió hacerse con el anillo de campeón en las filas de los Baltimore Ravens, el club que le seleccionó en la primera ronda del Draft de 2009. Desde que tocara el cielo en términos deportivos hace tres años, la trayectoria de Michael Ohers ha sufrido altibajos que le han pasado factura. Tras cinco campañas en los Ravens, fichó por los Titans de su Tennessee natal. Firmó un contrato de cuatro años por 20 millones de dólares, pero la suerte le dio la espalda. Jugó casi toda la temporada con una lesión en un bíceps y se rompió un dedo del pie. Esto le empujó a unas estadísticas discretas que las sufrió en sus carnes el quarterback al que debía proteger. Oher se convirtió en el blanco de las críticas de los aficionados. Fue entonces cuando a Michael le empezó a pesar una presión que él tenía muy claro de donde venía: de Hollywood.

A Michael y sus once hermanos les tocó sobrevivir en el hogar de una madre adicta al crack y de un padre que pasaba más tiempo en la cárcel que cuidando de sus hijos. De hecho, falleció en prisión cuando Michael era un adolescente. Tras pasar por una decena de colegios en los que siempre era el centro de atención debido a su corpulencia, la vida de Oher cambió cuando su camino se cruzó con el de los Tuohys, una familia blanca adinerada que decidió acogerlo en su casa junto a sus dos hijos, tutelar sus estudios y, finalmente, adoptarlo. Su ayuda fue vital para que diera el salto a la universidad, así como al fútbol profesional. Estas circunstancias y la polémica sobre si la generosidad de los Tuohys tenía intereses deportivos ocultos para hacer que Oher llegara a la Universidad de Misisipí, con la que tenían relación, inspiraron a Michael Lewis para escribir su historia en el libro titulado The blind side, en alusión al lado ciego del quarterback al que Oher se dedica a proteger de las embestidas del equipo rival en la cancha.

En 2009 Hollywood llevó la historia al cine, con la estrella Sandra Bullock interpretando a Leigh Anne Tuohy, la mujer que adoptó a Michael Oher. La película recaudó más de 300 millones de dólares, fue candidata al Oscar como mejor película e incluso Bullock se llevó la estatuilla dorada por su trabajo como actriz principal. No es de extrañar que a partir de ese momento todas las miradas se posaran en Michael Oher, un jugador que, debido a su discreto rol en el equipo, nunca hubiese llamado la atención del gran público. Cuando las cosas se torcieron en lo deportivo, el jugador no escondió su opinión de que la película había desatado excesivas expectativas sobre él. Se quejó porque no se le juzgaba por su trabajo, sino por lo que la gente creía saber de él a través de una película que le hacía parecer más estúpido y desinteresado por el fútbol de lo que en realidad es.

En febrero de 2015 los Titans cortaron a Oher. Pero al teléfono de Michael llegó un mensaje: “Te necesito. No te quiero. TE NECESITO”. Era de Cam Newton, el quarterback de los Panthers de Carolina. Su hermano había coincidido con Oher en los Ravens y le convenció de que el enorme chico de la película era lo que más le convenía para mantener su pellejo intacto sobre el césped. Oher firmó con los de Charlotte para dos años por 7 millones. Los aficionados no entendieron el fichaje, pero su rendimiento ha sido espectacular. Ha firmado los mejores números de su carrera. Newton lo tiene claro a la hora de evaluar el 17-1 de los Panthers de camino a la Super Bowl: “Oher ha sido clave, eso como poco”.