vitoria - Dentro de unos meses verá la luz en el Alto de Armentia el proyecto Padel Pista Norte, auspiciado por seis empresarios locales y con el fin de ampliar la ya de por sí variada oferta para la práctica de esta modalidad con tantos adeptos. Su responsable avanza los entresijos.
¿Cómo surge el proyecto?
-Yo era el coordinador de Padeleku, un pabellón que mucha gente rondaba para hacer un proyecto de pádel. Por sus características de altura, ubicación y todo, es un sitio que puede ser muy útil para la práctica de este deporte en indoor. Me consultaron a ver qué me parecía esa idea y decidí lanzarme a la piscina y tratar de hacer otro club de calidad en Vitoria. Entiendo que hay un mercado amplio y emergente.
¿Quiénes lo han puesto en marcha?
-Somos varios jóvenes que estamos metidos en el ámbito deportivo. Iñigo López de Aberasturi, que era monitor de Padeleku y campeón de Euskadi, va a llevar la escuela como jugador joven. Me parecía la figura más adecuada, además de nuestra relación personal. El resto son empresarios vitorianos vinculados también al mundo del deporte. A ellos les gustó la idea y vieron que tenía muchas posibilidades. Con ellos nos lanzamos.
¿Qué infraestructuras pretenden poner en marcha?
-Vimos qué tipo de cosas se podían introducir como novedosas en Vitoria. Va a haber ocho pistas, de las que dos serán centrales con unas medidas mínimas exteriores para jugar por fuera. Luego habrá una escuela de circo y acrobacias, algo muy novedoso que no hay en Euskadi, una sala de fitness para hacer actividades tipo pilates, una sociedad gastronómica en la parte de arriba que será más o menos independiente del club aunque ligada al mismo y, seguramente, también acoplaremos un pequeño gimnasio y un fisioterapeuta para completar el círculo de actividades.
¿Cuántos socios pretenden captar teniendo en cuenta la competencia existente?
-Es un poco pronto para lanzarse a dar alguna cifra. Tenemos mucha ilusión y conocemos a mucha gente. Existe la esperanza de que, con el modelo de negocio que hemos pensado de dar calidad a un precio no muy alto, captaremos mucha gente. No sólo ya por el precio, sino también por la referencia de Lopa para dirigir la escuela. Todos los socios somos del ámbito deportivo, conocemos a mucha gente y pretendemos hacer las cosas muy bien. Las expectativas son importantes, pero me daría con un canto en los dientes si empezásemos con cien socios.
Con la crisis actual, ¿han calculado los riesgos de una inversión económica tan importante (un millón de euros)?
-Obviamente, sí. Pese a que la inversión es alta, se ha valorado todo. El bar restaurante lo llevarán unos chicos de referencia que llevan 25 años en la hostelería. Saben lo que hacen. Añadiremos el gimnasio, la escuela... Tenemos muchas actividades y diferentes unidades de negocio que no hemos querido concentrar nosotros y sí externalizarlas. Lo que queremos es centrarnos bien en el pádel y que cada uno se dedique a lo que más sabe. Está todo muy estudiado.
¿Hay sitio para todos con todos los clubes que ya existen en Vitoria?
-Sí, sí, claro que lo hay. En la ciudad se estima que hay entre 3.000 y 4.000 jugadores habituales. Hay un millar de licencias federadas, más que en Gipuzkoa o Bizkaia aunque parezca extraño. En lugares del tamaño de Vitoria, comparado con sitios de alrededor como Pamplona, Burgos o Bilbao, creo que hay cabida para todos. No tiene que quitarse uno para que se ponga otro. Cuantas más instalaciones de calidad y de referencia haya, mayor será el impulso para este deporte.
¿Es cada vez mayor el mono por esta modalidad en la ciudad?
-Yo creo que sí. Es un deporte fácil y divertido en el sentido de que lo pasas bien desde el principio. Aunque no juegues bien, es muy agradecido. El prejuicio de que sólo es para gente adinerada y pija se va desterrando. Para jugar a pádel te compras unas zapatillas y una pala y ya puedes jugar. Y si no puedes ir a un sitio como Padeleku por ser caro, puedes ir a un centro cívico o a una instalación como el Estadio, que son más baratas. Con esos sitios tienes que competir en calidad más que en precio. En esto último es imposible llegar a lo de los centros cívicos.