Vitoria ? ¿Qué sería su vida sin el deporte?

?Desde chavalito he estado ligado al deporte, de una manera u otra. Como deportista, como monitor, como entrenador, como aficionado... Y ahora ya de una manera profesional.

Hasta hacerlo su forma de vida.

?Con nueve años recuerdo que hice una visita al Instituto Vasco de Educación Física, donde trabajaba un familiar, y me dijeron que era la universidad donde se estudiaba deporte. Desde entonces no veía otra carrera. Orienté todos los estudios a eso y también le sirvió a mi ama para meterme caña con la Biología y la Química, que eran mi hueso, aunque por lo menos las Matemáticas las podía dejar un poquito de lado.

Mucha gente acaba en esa carrera porque le llama la atención el deporte en la juventud, pero cuando acabas...

?Es una carrera que independientemente de que luego encuentres trabajo o no, puede ser como el Periodismo, es muy de vocación. Si eres una persona dinámica ya empiezas a hacer cosas antes de acabar: entrenar a un equipo, un grupo de actividad física, colaboraciones con deportes minoritarios, campamentos... Una vez que terminas y has sido un poquito trotamundos ya sabes a lo que te quieres dedicar. Y después está ir tocando puertas. Algunas se abren, pero la mayoría te las tienes que currar tú y mucho. Hay que pegarse muchos cabezazos contra la pared para que salgan adelante los proyectos, pero eso es algo que le pasa a todo el mundo.

Al final acabó en el Zuzenak.

?Es una entidad muy grande y está dando servicio a cerca de 500 personas entre actividad física y adaptada y el deporte de rendimiento. De la mano de Julio Roca este barco lleva ya 35 años navegando siempre hacia adelante, hasta lo que somos hoy, una entidad importante que tiene peso a nivel local y está reconocida a nivel estatal. Dentro de Zuzenak hay un montón de actividades diferentes y yo estoy con el baloncesto en silla de ruedas con la cantera y los mayores y, por otro lado, con el proyecto de educación física adaptada al embarazo que es un programa novedoso que está teniendo mucho éxito.

¿Se imaginaba algún día acabar trabajando con discapacitados?

?Yo me he formado siempre dirigido al baloncesto. Estuve en Orlegi, UPV y Araberri y, de repente, me surge la oportunidad de entrenar silla de ruedas. Cuando llegué aquí no sabía ni por dónde me daba el aire porque es totalmente diferente. Llegas con ideas del baloncesto y las intentas transferir a esto, pero te das cuenta de que hay cosas que no se pueden aplicar igual. Fueron los propios jugadores los que me enseñaron lo que se podía y no se podía hacer.Llevo cinco años y cada día que pasa sigo aprendiendo.

¿Cómo fue la primera vez que se sentó en la silla para entender el juego?

?Nunca había probado y al principio cuesta porque estás muy pez. Es comparable a montar en bicicleta, que al principio es difícil, te caes, andas diez metros, te caes, te levantas, al día siguiente veinte metros... Así hasta que llega un momento en el que controlas absolutamente los movimientos y ya vas coordinado. Luego te estancas y para mejorar, como en todos los deportes técnicos, tienes que darle mucha caña. De 0 a 50 llegas relativamente fácil, pero para llegar a 100 hay mucha trayectoria y es muy sacrificado.

En su trato con personas discapacitadas, ¿qué ha aprendido de la vida?

?Aprendes a valorar cosas que antes no valorabas.Por ejemplo, la seguridad vial. Te encuentras con gente que ha sufrido un accidente y ves cosas que hasta entonces te pasaban desapercibidas. Es un colectivo al que me gusta tratar con absoluta normalidad, no hay razones para que sea de otra manera. Además, el equipo del Zuzenak no refleja realmente lo que es el mundo de los discapacitados porque, con sus problemas, son deportistas de élite.

Está tan volcado que, incluso, se dedica a captar posibles jugadores por la calle.

?Por supuesto. Cuando abordo intento primero fijarme en la persona y las persigo para ver qué es lo que puede tener y ver cómo se comporta para entrarle de una manera o de otra. Suena un poco raro, pero es así. Veo una persona que puede cumplir el perfil e intento ir a por ella. Ese primer choque de invitar a alguien a jugar en baloncesto en silla de ruedas te puede dar como resultado una cara de póquer o que tengamos a una nueva persona probando esto. Yo les explico lo que hacemos, que es un deporte que lo puede practicar gente con o sin discapacidad.Hay gente que se piensa que es menos por practicar un deporte en el que hay personas que tienen una discapacidad y eso no es así. Hay que tener tacto e improvisación. De momento, casi toda la gente a la que he abordado ha acabado probando y la mayoría se ha quedado.

Hay que animar a la gente que tiene un problema a no darse por vencido...

?Hay mucha gente que se encierra en sí misma, pero otra está dispuesta a seguir para adelante. Muchas veces sentimos compasión por gente que tiene discapacidad sin realmente pararnos a pensar si esa persona es más feliz que nosotros o no. Tendemos a etiquetar entre discapacitados, feos, altos, guapos, delgados, y no nos paramos a pensar lo que es realmente importante, que es que esa persona se sienta a gusto consigo misma.

Julio Roca suele decir que uno de los problemas del Zuzenak es que no hay cantera. Sería mejor que no la hubiera por problemas físicos, pero usted defiende que la silla de ruedas no es solo para discapacitados.

?Tiene que cambiar el concepto.Es evidente que es mejor que no haya accidentes o nacimientos traumáticos que puedan derivar en discapacidades importantes. Un ejemplo claro es que ahora hay menos jugadores con lesiones medulares altas porque los coches ahora son más seguros. Eso es bueno, evidentemente, y por eso el baloncesto en silla de ruedas, que no adaptado, tiene que ser un deporte, sin la etiqueta de discapacitado. Resulta que somos un colectivo que reivindica y luego somos los primeros que para practicar nuestro deporte exigimos la etiqueta de cojito.Tiene que ser algo abierto y luego ya está la clasificación funcional dependiendo de la movilidad que te marca que un quinteto tiene que cumplir unas condiciones.Hay que adaptarse al ejemplo de otros países social y mentalmente más desarrollados como puede ser Canadá o los países nórdicos, que ya admiten a jugadores sin lesión.

¿Qué nos dice de la accesibilidad de Vitoria para las personas de movilidad reducida?

?Muchas veces los de Vitoria no valoramos lo que tenemos y en este caso es así. Yo fui el primero que, cuando empecé con la silla, me fijaba en un bordillo, una acera poco ancha, esto, lo otro... Cuando sales fuera te das cuenta de que vivimos en una ciudad bastante bien adaptada. Siempre hay cosas que mejorar, pero está bastante bien. Una delegación de Zuzenak ha estado hace poco enBruselas y hay muchas zonas que no están adaptadas al nivel que está nuestra ciudad. En Vitoria hay mil cosas que mejorar y también en la accesibilidad, pero comparada con el entorno nos podemos sentir privilegiados. l

Nombre. Lander

Lozano Cuevas.

DNI. Gasteiz. 5-4-1985

(29 años).

Familia. Es hijo de Jose y Ana, tiene un hermano que se llama Egoi y su pareja se

llama Lucía.

Formación. Es Licenciado en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte. Actualmente es entrenador de baloncesto en silla de ruedas, profesor de actividad física adaptada al embarazo y también entrenador personal.

Trayectoria. Entrenador del Caja Vital Zuzenak de División de Honor de baloncesto en silla de ruedas desde hace cinco temporadas. Desde pequeño ligado al baloncesto.

Una película. ‘Big Fish’.

Un actor. Russell Crowe.

Una actriz. Ninguna

en especial.

Un libro. ‘El sombrero de tres picos’, de Pedro Antonio de Alarcón.

Una comida. El pulpo a feira que hace mi amama.

Una bebida. Agua.

Un lugar para perderse. Galicia.

Una virtud. Cuando algo me motiva me pongo a tope hasta que lo consigo.

Un defecto. Soy demasiado cabezón.

Un vicio. El chocolate.

Otro deporte. Cualquiera en el entorno natural. El monte, el esquí...

Una ciudad para vivir. Vitoria-Gasteiz.

Un grupo de música. System of a Down.

Una canción. ‘Haika mutil’, de Su Ta Gar.

Un viaje por hacer. Cuba.

Le gustaría aprender...

A tocar el violonchelo.

Un programa de la tele. No la veo.

Un nombre de mujer. Ilargi.

Un nombre de hombre. Oihan.

Un color. El verde.

Un deportista. Mi equipo del Zuzenak al completo.

Una pasión. La música.

Un error. Repetir los ya cometidos.

Un sueño por cumplir. Acudir a algún lugar del mundo donde pueda ayudar a gestionar los recursos allí disponibles para mejorar la calidad de la educación física.