El vasco Txomin Arana disputó y terminó el Dakar del año pasado . El piloto de Ereño fue capaz de superar al terrible desierto y desveló sus secretos. Pero esta prueba cambia año a año, día a día, y es difícil saber dónde estarán los puntos claves de la carrera. 9.295 kilómetros que separan a los participantes de la gloria. Uno de los dakares más extensos de los últimos años, el más largo desde que abandonó África y que partirá hoy para terminar en Buenos Aires el día 17, pasando por Argentina, Chile y Bolivia.
La primera etapa del Dakar será una puesta a punto para los pilotos. Las pistas rápidas colocarán a cada uno en su sitio y los más fuertes tratarán de correr para empezar a marcar su territorio y no tener excesivos problemas debido a una mala situación en carrera. Aun así, a pesar de la velocidad, muy pocos corredores tendrán que abandonar. “Esa etapa será la más fácil. Habrá que hacerla tranquilamente y colocarnos en el puesto en el que vayamos a ir luego en la carrera, más o menos. Normalmente, no suele haber ni navegación ni nada y es una pista barrizada, tipo rallyes. Ahí se irá muy rápido”, explica Txomin Arana.
“Son 518 kilómetros de especial y esta etapa será algo más difícil, pero creo que tampoco tendrá excesivas complicaciones. Empezaremos a tener que usar la navegación, aun así, el recorrido no es excesivamente duro. Luego, hay un enlace muy cortito pero la especial ya será bastante larga. Al final 500 kilómetros para ir a tope se hace duro”, relata el vizcaíno. Este es el segundo sector selectivo más largo y los pilotos deberán enfrentarse a un terreno polvoriento, con algunos trazados arenosos. En principio, no se deberían marcar grandes diferencias entre los primeros clasificados, pero más de uno puede verse descolgado o, peor, fuera de carrera.
Los problemas serios empiezan el tercer día. El desierto comienza a castigar. “La etapa entre San Juan y Chilecito es una especial corta, 220 kilómetros; pero no tengo muy buenos recuerdos de ella. Hizo muchísimo calor y ya empiezan las dunas. La arena se pone muy blanda, la moto sufre mucho y se entierra constantemente. Todo esto, hace que los pilotos suframos muchísimo. Creo que se nos hará dura y, en la edición pasada, se fueron muchos a casa ese día. Este año, esperemos pasarla bien, pero es un recorrido que ya me empieza a dar un poco de miedo”, describe Arana.
La etapa entre Chilecito y Copiapó es una de las novedades de este Dakar y los pilotos llegarán hasta los 4.800 metros de altitud. Además, los participantes tendrán mucho recorrido por delante y a más de uno la noche se le echará encima, aumentando considerablemente los problemas de navegación. “En esta etapa comenzarán los primeros problemas con la altura. Esta especial es nueva para nosotros y habrá muchas incógnitas. Hay que pasar la frontera de Chile y Argentina y seguro que ahí tenemos complicaciones. Luego, el enlace es muy largo, 600 kilómetros, y, al final, tendremos que hacer 900 de total, se hará bastante pesado”.
Otra de las novedades del Dakar 2015. Esta carrera es propicia para que los más valientes traten de correr, aunque, los adelantamientos deberán ser muy precisos. “También es nueva. Aquí también pasaremos mucho tiempo en el desierto y tendremos que sortear muchas dunas. Aun así, esta arena es, en mi opinión, más sencilla que la de Argentina. En Chile, hay más cantidad y se puede correr, mientras, que en la zona argentina todo es demasiado irregular. La etapa en general es un poco más corta, pero siguen siendo 460 kilómetros de especial y eso es lo que realmente cuenta. Por lo menos compensan con el enlace”, explica el de Ereño.
“El desierto de Atacama cobra protagonismo. En esta zona los mayores problemas no los causa la arena, también hay partes de tierra muy dura, y la moto ahí se queda parada, se puede romper. Es una etapa en la que piloto y moto sufren bastante, aun así, creo que se puede pasar. No tengo gran recuerdo de Iquique porque ahí me pasó lo de la bomba de gasolina, pero eso es un fallo que puede pasar en cualquier sitio. Por lo demás, la especial me gusta”, comenta Txomin Arana, que espera que el recorrido inverso a la hora de realizar la prueba no provoque demasiados cambios de última hora en un trazado lleno de caminos sinuosos con vistas al mar.
Los pilotos de motos afrontarán la entrada a Bolivia después del día de descanso y el salar de Uyuni se erige como una de las grandes dificultades de este Dakar. Aun así, los participantes puede que se salven de ello si las condiciones climatológicas obligan a la organización a cambiar el recorrido -en situaciones adversas, atravesar el salar es demasiado peligroso- o no se consiguen los permisos pertinentes. “La mayoría de las pistas serán de tierra y no habrá nada de arena. El verdadero problema de esta etapa está en el salar de Uyuni, un lugar donde la navegación es muy complicada debido a que el terreno es todo plano. Esperemos que la sal no afecte mucho a las motos porque dicen que suele causar averías en los sistemas eléctricos y puede que los problemas mecánicos que tuve el año pasado se debieran a eso”, detalla el vizcaíno.
“Aquí puede estar la criba, porque no tenemos ni mecánico ni nada en Uyuni. Luego a la vuelta, con una especial de casi 800 kilómetros segurísimo que se produce una gran cantidad de abandonos. Toda la etapa es especial, solamente hay 24 kilómetros de enlace, y no sabemos por dónde nos meterán exactamente pero hay que tener cuidado, eso sí que da un poco de miedo. Esperemos que no nos metan por el salar, aunque el año pasado ya lo intentaron”, declara Txomin Arana. Otra vez, las reglas de la naturaleza dictarán si se pasa o no por el salar. Asimismo, el final de la etapa será muy técnico, por pistas montañosas y este puede ser uno de los días en el que se decida gran parte de la carrera. La desaceleración de las motos, al cambiar las pistas llanas por el trazado rocoso puede ser brutal y causar más de un problema.
Después de una de las etapas más duras, los pilotos pedirán clemencia y descanso en la etapa que va de Iquique a Calama. Sin embargo, el Dakar no tiene compasión y seguramente el desierto volverá a poner más de una trampa a los participantes. En estos momentos, el cuerpo comenzará a pedir parar y solamente los más fuertes serán capaces de seguir adelante. “El año pasado eta etapa la hicieron solo los camiones y los coches así que para nosotros es una incógnita, no sé cómo la habrán adaptado a las motos. Puede que nos den descanso después de Uyuni, pero el año pasado, también pensábamos que después de las cribas nos iban a dar tregua, pero luego tampoco fue así y también sufrimos bastante. En esta etapa nos podemos encontrar de todo”, explica Txomin Arana.
“Etapa maratón, como la de Uyuni. En meta, no tendremos asistencia. Cuando lleguemos a Salta, habrá que preparar el road book, reparar la moto y al día siguiente salir. Aislados completamente. Nos podemos ayudar el uno al otro, pero mecánicos no tenemos. Tendremos que conservar mucho porque si se nos rompe algo la podemos liar. Con respecto al recorrido, a mí esta zona me encantó, son pistas montañosas y el año pasado fue una etapa fácil y bonita”, comenta el de Ereño. Este día transcurrirá en el paso fronterizo entre Chile y Argentina y además de las exigencias de no poder realizar grandes reparaciones, la altura volverá a poner a prueba a los motores y a los pilotos.
Las motos pidiendo clemencias y los pilotos sin dormir debido a una noche de duro trabajo en las que ellos mismos han tenido que reparar sus vehículos. La etapa entre Salta y Termas Río Hondo pondrá a prueba la resistencia del hombre y la máquina en una jornada clave debido a la proximidad con el final del Dakar. “A Termas Río Hondo vamos con las ruedas que tenemos desde el día anterior y los apaños que le hayamos hecho a la moto. El recorrido no presenta excesiva dificultad, ya que durante ese día no habrá muchas dunas y la arena será bastante escasa”, añade Arana.
La etapa entre Termas Río Hondo y Rosario será clave. Será el día en el que todo se decidirá y los gallos de la carrera deberán arriesgar al máximo. Mientras, los que solo tienen en mente terminar se encontrarán con un recorrido larguísimo, pero sin excesivos problemas, por lo que mantener la cabeza fría y haber conservado algo de fuerzas físicas puede ser decisivo en una ruta de 1.024 kilómetros, la más larga de todo el Dakar. “Este día se puede hacer eterno, son solo 298 kilómetros de especial, pero el enlace es de 726. Ya se hará. El sector selectivo no presenta excesivos problemas, pero el enlace se hará duro después de toda tralla que llevaremos. Poner música y tranquilitos”, relata el corredor de Ereño, que espera seguir en carrera ese día, lo que significaría que su sueño de volver a terminar el Dakar está al alcance de la mano.
Con Buenos Aires en el horizonte, todos los pilotos que sigan en carrera vivirán una fiesta del motor. La gloria espera a los supervivientes del desierto. Sin embargo, los participantes no se pueden relajar, ya que el Dakar es traicionero y hasta el último momento puede haber cualquier incidente. No en vano, cada año abandona alguien en la última etapa y Txomin no quiere ser uno de ellos: “Esta etapa es la que hay que hacerla más tranquila porque ya hemos llegado y además salimos en orden inverso, los primeros al final; al revés que en el resto de la prueba. Normalmente siempre suele haber muchos adelantamientos, pero ya está todo decidido y la gente va más relajada. Luego, llegada a Buenos Aires, dejar todo y corriendo hacia el podio”.