música, agua y unas nadadoras sobresalientes son los ingredientes que ha necesitado el Club Urdantza, único de natación sincronizada en Álava, para captar a niñas de todas las edades y practicar una modalidad que requiere de “mucho esfuerzo, disciplina y resistencia”. Para Susana Gómez de Balugera, coordinadora y entrenadora del club, lo mejor de esta disciplina es que conlleva la unión de muchos deportes. “La natación sincronizada aúna la gimnasia, la natación y el baile en uno solo”, justifica.
El Club Urdantza fue fundado hace dos años de la mano de esta apasionada de la natación y otras tres personas más. Desde octubre de 2012, no ha cesado para conseguir que la sincro se abra camino en la capital alavesa. Antes de crear el club, que en la actualidad acoge a alrededor de 50 niñas, esta gasteiztarra recibió un curso durante cuatro meses en la Federación Española de Natación para poder fundar una asociación que acogiera a las apasionadas de este estético y sacrificado deporte. Con cuatro categorías en sus filas (babys, benjamín, alevín e infantil cadete) y con integrantes que oscilan desde los 5 hasta los 16 años, el grupo ha formado a promesas como Uxue Zurbano. Se trata de una adolescente de 12 años que se apuntó al club por casualidad. “Vi un cartel al lado de la panadería y mi madre anotó el número”, relata la nadadora. Tanto entrenadora como alumna coinciden en que “te tiene que gustar lo que haces” para rendir lo máximo posible en una disciplina como ésta.
Conscientes de que se encuentran en un momento de consolidación, el Urdantza ha dedicado estos dos años a realizar sobre todo cuestiones burocráticas, pero aún queda por hallar unos patrocinadores que ayuden a cumplir el sueño de estas niñas. “Este año, lo que más nos interesa es hacernos equipación (chándal, pantalones cortos...) y necesitamos algún comercio que nos ayude a ello”, remarca Susana tras recordar que el club se mantiene vivo por la autofinanciación. Es decir, son los padres de las nadadoras quienes, merced a una cuota trimestral que ronda los 140 euros y varía según la categoría, hacen posible la existencia del Urdantza. Por el momento, la única subvención que reciben es por parte de la Diputación, que asciende a 500 euros anuales.
años de entrenamiento Dejando este inquietante dato a un lado, desde el club se pretende contar con deportistas que empiecen su carrera desde pequeñas porque, matizan, es ahí donde se les enseña la base de esta disciplina. “Queremos que se apunten cuanto antes porque, si nos fijamos en las competiciones, las nadadoras han debido entrenar siete años por lo menos”, enfatiza la coordinadora. Además, en esta nueva temporada contará entre sus entrenadoras con dos monitoras del Club Easo (Donosti) de natación sincronizada para que impulsen al club, se mantenga a flote y avance dentro del territorio. Entre las nadadoras que conforman el Urdantza, figura Patricia Álvarez, una niña vitoriana de 14 años que se apuntó al Urdantza el año pasado gracias a una amiga. Aunque sólo lleva un año practicando este deporte, le encantan los movimientos que hace en el agua. “Antes hacía gimnasia rítmica, pero ahora que practico esto me gusta mucho porque es muy completo”, detalla la joven después de confesar que, aparte de esta afición, desea poder estudiar medicina en un futuro. Son niñas con deseos de triunfar personal y profesionalmente pero a las que todavía les queda un largo tramo para alcanzar la resonancia de otros deportes. “Los medios de comunicación dan mucha cobertura a los deportes más populares y nosotras estamos olvidadas. Aun así, confiamos poco a poco en hacernos un sitio”, subraya la entrenadora.
Esta misma visión la comparten las jóvenes que, por espacio de tres días a la semana, acuden durante una hora y media a preparar las coreografías. La mayoría de sus íntimos desconocían la existencia del Urdantza en Vitoria. “Cuando les contamos a lo que nos dedicamos, se sorprenden porque no saben que existe un club de sincro en Álava”, aclaran las nadadoras. Aunque se necesitan unas aptitudes físicas determinadas, desde el club recalcan que tan solo piden a las incorporaciones que sepan nadar. Por tanto, es necesario que las integrantes hayan recibido clases de natación y dominen, al menos, algunos estilos como la braza, la espalda y el crol. Para su coordinadora, lo más importantes es “enfocar el club en dos vertientes: por un lado, competitiva y por otro lado, abierta a todo el mundo para dar a conocer el deporte”.
Sin ir más lejos, hace unos días dos de las alumnas del Urdantza y su entrenadora acudieron al campus de natación sincronizada que organiza el Club Natación Granollers (Cataluña) y se percataron de que clubes con esta relevancia consiguen aprovechar al máximo el tiempo. Uxue, una de las asistentes, se quedó asombrada cuando se cercioró de que las niñas entrenaban cinco horas al día en el agua, pero más adelante se adaptó a los exigentes entrenamientos. Experiencia es lo que se lleva de estas jornadas Gómez de Balugera.
Durante los entrenamientos en el Urdantza, lo primero que las jóvenes deportistas interiorizan son las coreografías en seco. Asimismo, ejecutan ejercicios de flexibilidad y figuras en suelo, sin obviar trabajos de apnea que dan como resultado un deporte estético por excelencia. Remadas, fuerza y resistencia debajo del agua son indispensables en un rítmico ejercicio que es resultado del conocimiento del cuerpo. “Pueden desorientarse en cualquier momento, por eso necesitan conocerlo a la perfección”, aclara Gómez de Balugera. Hay incontables horas detrás para demostrar en poco tiempo todo lo que se ha aprendido, pero ellas van a seguir su camino con el fin de dar más eco a este deporte minoritario. “Estamos doblemente menospreciados, pero lucharemos para cambiar esto”, recuerda la entrenadora quien admite que este año se creará “una buena dinámica de trabajo”.