Una vez que Euskaltel-Euskadi toca su fin, llega el momento de echar la mirada atrás. Son veinte años de ilusión, trabajo, éxito y sufrimiento. Las cabezas visibles de todo ello, las referencias para el aficionado, han sido los corredores. Pero a estos les toca ahora mutar de piel, desprenderse del naranja y buscar otro maillot con el que seguir pedaleando. Mikel Nieve, Romain Sicard, los hermanos Izagirre y Mikel Landa ya saben que en 2014 formarán parte de un equipo de la élite, pero la mayoría de la plantilla de Euskaltel-Euskadi se ve en la nada, sin un hueco en el pelotón. Los más llamativos son los casos de dos referencias como Samuel Sánchez e Igor Antón. La lógica dice que en las próximas semanas se hará público su destino. Su palmarés, sus triunfos, han de servir para que alguien quiera disfrutar de estos diamantes naranjas. Mientras tanto, ellos dos repasan cómo han sido sus trayectorias en un club diferente que consideran su familia.
Samuel Sánchez dejó su Asturias natal siendo un crío para enrolarse en el Olarra de la mano de Miguel Madariaga. "No me imaginaba que esa decisión me tendría 17 años en Euskadi, pero era lo que esperaba", recuerda el ciclista, "para un chaval de 18 años, apostar tanto siempre es difícil. Pero es una decisión de la que no me arrepiento porque el tiempo al final me dio la razón. Esa cabezonería me ha llevado a conseguir muchas cosas". En el año 2000 debutó en Euskaltel. Fue en el Challenge de Mallorca donde cumplió su sueño de correr junto a sus ídolos: "Era todo muy diferente. Te querías comer el mundo, pero todos iban muy rápido".
Su primer triunfo fue en Montjuic, cuatro años después. "Conmigo por lo menos Euskaltel sí tuvo paciencia", recuerda, "antes de ganar ya había cosechado puestos de honor en bastantes carreras y lo que me faltaba era la victoria. Tardó en llegar, pero una vez que arrancas ya todo es más fácil". Un año más tarde conseguiría en la Vuelta a España su primera victoria en una grande, aunque él mismo reconoce "el punto de inflexión en el que ganó la Vuelta Vinokourov (2006), que yo empezaba a pelearme con ellos. Mi siguiente paso fue intentar subirme al cajón de una grande y en 2007 lo logramos".
El maillot naranja ha sido el distintivo de un equipo con una filosofía diferente. Samuel Sánchez reconoce que han sido una excepción en el ciclismo moderno: "Yo sí me he sentido diferente al resto del pelotón, porque he llegado al ciclismo profesional no teniéndolo quizás tan fácil como otros ciclistas que han salido de Euskadi. Siempre me he sentido muy identificado con el equipo y, de hecho, mi carrera como ciclista siempre la he querido terminar en Euskaltel, cosa que de momento no va a ser posible".
Podio en la Vuelta y en Tour, un oro olímpico? El palmarés del asturiano siempre ha despertado el interés de otros equipos, pero siempre apostó por renovar su contrato con Euskaltel-Euskadi: "Era mi casa. He echado raíces, he tenido la suerte de estar en una familia que me ha querido y me quiere como a un hijo y, para mí, eso ha pesado siempre muchísimo. Abandonar la formación naranja hubiese sido la decisión más difícil de mi vida. Nunca la he tomado y nunca me arrepiento de ello. Soy lo que soy gracias a esa camiseta naranja. Hemos crecido los dos juntos. Desde niño siempre he estado vinculado a la formación naranja y siempre lo estaré. Al final, eso siempre te va a quedar marcado".
Las victorias fueron la que trajeron la gloria a Euskaltel-Euskadi, pero a la hora de buscar el mejor momento de la historia del equipo, Samuel Sánchez rescata la primera vez que acudieron al Tour de Francia. "Todos lo vivimos con una intensidad increíble y creo que fue un punto de inflexión a la hora de que el equipo creciese".
A sus 35 años ha visto cómo el equipo se ha disuelto. "He vivido todo con angustia y tristeza porque una familia se rompe y nada ni nadie puede hacer gran cosa para salvarla. Para mí, que llevo 14 años en el equipo, es doloroso", explica. Hay quien señala la marcha de Miguel Madariaga como el detonante de la crisis en Euskaltel-Euskadi, pero Samuel Sánchez no ve relación entre las dos cosas: "Siempre he dicho desde que se produjo la ruptura que se le iba a echar mucho de menos, yo en particular porque bajo el mandato de Miguel he vivido los mejores momentos de mi carrera deportiva. A partir de ahí, el equipo cogió un rumbo diferente, un rumbo más global porque las necesidades del UCI World Tour lo requerían. Nadie pensaba que fuese el principio del final. Que este equipo desaparezca no tiene nada que ver con que Miguel no haya seguido al frente".
La muerte del equipo le deja ahora en una búsqueda contrarreloj de una plaza en el pelotón: "A día de hoy no tengo ningún equipo que me ofrezca un contrato para seguir. Yo la ilusión la mantengo intacta. Me quedaban dos años de contrato y, si lo firmé, es porque tenía ilusión y fuerzas para seguir tanto mental como físicamente. Ahora estoy en una tesitura que yo no he buscado y estoy sin trabajo para el año que viene".
De lo que sí está seguro es que la afición de Euskadi no se resentirá al perder el referente naranja en las carreras: "Creo que la afición vasca es la mejor del mundo y la gente a la que le gusta el ciclismo siempre lo va a ir a ver. Para comprobarlo solo va a haber que esperar a que llegue la primera carrera en Euskadi".
"Era la leche" Igor Antón debutó en 2004 con el Euskaltel-Euskadi en el Tour del Porvenir como stagiaire. "Para mí era una ilusión grandísima porque sabía que si lo hacía bien podía pasar a profesionales al año siguiente", recuerda el ciclista de Galdakao. Efectivamente, la siguiente temporada estaba ya en la plantilla naranja: "Pasar a Euskaltel era la leche. Para mí era un sueño. Además, creo que fueron los años en los que más alto ha estado Euskaltel, prácticamente en el techo". Su llegada a la formación coincidía con el estreno de Euskaltel-Euskadi en el World Tour. Antón presume con nostalgia de ser el primer ciclista naranja en pedalear en el circuito de élite: "Empezamos en la París-Niza y en el prólogo yo fui el primero del equipo en participar. En la rampa, la primera vez que se ponía un dorsal de World Tour a un corredor de Euskaltel, fue a mí".
En su primera temporada, una enfermedad de Joseba Zubeldia le llevó a última hora al Giro de Italia. Se esperaba que solo aguantase unas etapas, pero Igor Antón sorprendió a todos por su desparpajo. "En aquel Giro tuve detalles, pero no hice nada especial" describe al intentar señalar el momento en el que se dio cuenta de que podría ser un ciclista de referencia, "en la subida a Urkiola que ganó Iban Mayo, hice una buena subida y ya me daba cuenta de que tenía un nivel muy bueno. Luego en la Vuelta España despegué".
A partir de ahí comenzaron a llegar los triunfos: Cuatro etapas en la Vuelta a España, una en el Giro de Italia, dos victorias parciales en el Tour de Romandía, subida a Urkiola? El punto álgido lo vivió en la Vuelta a España de 2010, donde sufrió una caída en la etapa 14 que le obligó a abandonar siendo el portador del maillot de líder y uno de los grandes favoritos para el triunfo final.
Igor Antón, como su compañero Samuel Sánchez, al mirar atrás reconoce que los corredores de Euskaltel-Euskadi "nos hemos sentido diferentes en el pelotón. Sin duda. Euskaltel ha sido un equipo especial dentro y fuera. En el extranjero se nos conocía por ser un equipo diferente, con solo corredores de un territorio muy pequeño como es Euskadi. Al final, muchos seguidores lo eran gracias a eso, a la diferencia que había con el resto de equipos".
A pesar de protagonizar y ser testigo de las victorias de Euskaltel-Euskadi, Antón recuerda como los momentos más especiales la superación de las crisis que ha tenido la formación: "Hubo muchas veces que vivimos la incertidumbre de seguir o no en el World Tour y, tras luchar como lo hacía Madariaga, al final siempre salíamos". Jamás por su cabeza pasó la idea de que su relación con el equipo muriese así: "No creía que terminaría así en Euskaltel. Ha habido momentos difíciles, pero siempre se salía adelante. Bien Madariaga o los políticos y las instituciones conseguían sacar adelante un proyecto interesante para Euskadi. Ahora te das cuenta de que todo tiene un fin y que no va a ser posible retirarte en el equipo de casa, donde has estado siempre".
Ahora, mirando al futuro, le cuesta pensar que esos sentimientos se repitan enfundado en un maillot de otro color: "Será diferente. Yo creo que igual no puede ser. Somos todos cercanos desde bien pequeños. El mismo año que yo llegué, pasamos seis corredores del mismo territorio a profesionales y siempre hemos estado como más arropados e identificados con la afición. Nos conocíamos mucho, incluso a los aficionados y eso te hace diferente".
La última temporada ha sido una montaña rusa de emociones. La crisis del equipo se ha hecho notar durante meses y la aparición de Fernando Alonso supuso una inyección de ilusión que luego volvió a evaporarse. Todo eso ha pasado factura en el rendimiento de los corredores: "Creo que a mí, por lo menos, sí que me ha afectado en algún porcentaje. Al final no dejas de darle vueltas a la situación sobre qué va a pasar, qué me va a pasar, si voy a seguir en el equipo... Eso no te deja estar centrado al 100% donde tienes que estar".
La temporada se cierra para Antón con incertidumbre. Su futuro está en el aire, pero confía en que pronto se conozca el equipo en con el que dará sus próximos destellos: "No acabo de encontrar nada y es una situación difícil. Intento pasarlo con tranquilidad. Lo que tenga que ser, será. Pienso que habrá alguna oportunidad aunque sea más adelante. El equipo que quiero buscar tiene que se un equipo World Tour y por eso la situación está más difícil. No hay tantas plazas o no se acaba de llegar el acuerdo que yo quiero. Espero poder tener en breve noticias buenas".
Mientras tanto, lanza un mensaje tranquilizador a la afición que queda huérfana, sin un equipo al que animar en las grandes carreras: "No va a haber un equipo de referencia, pero sí muchos corredores vascos a los que seguir en otros conjuntos. Hace años se seguía a varios corredores aunque estuviesen en el extranjero y ahora va a ser igual".