Vitoria. El Mirandés logró culminar ayer una excepcional temporada con su histórico ascenso a Segunda División, categoría en la que el conjunto burgalés no había militado aún. El equipo de Carlos Pouso lo logró al derrotar a domicilio (1-2 / 1-3 en el global de la eliminatoria) al Atlético Baleares en un partido muy intenso, con las gradas llenas y un calor asfixiante en la capital balear.

El combinado burgalés tuvo que remontar un gol del colombiano Brian Angulo, el mejor futbolista local (min. 56), y lo hizo en los últimos diez minutos, como ha sido habitual en toda la campaña, con goles de Pablo Infante (de penalti, min. 83) y un autogol de David Sánchez (min. 89), cuando el Atlético Baleares jugaba con diez por la expulsión del argentino Maximiliano Mantovani.

Los 300 seguidores del Mirandés desplazados hasta las islas celebraron por todo lo alto el histórico ascenso, conquistado tras una temporada excepcional, ya que el equipo de Carlos Pouso alcanzó por primera vez las semifinales del Copa del Rey tras eliminar a tres conjuntos de Primera: Villarreal, Racing y Espanyol antes de caer ante el Athletic.

El Mirandés tuvo que sobreponerse a varios factores adversos en Palma para inscribir su nombre en la Segunda A, ya que además del fuerte calor, el partido se disputó en el campo de la Vía de Cintura a las 10.30 de la mañana, y sobre una superficie de césped artificial. Los jugadores "mantearon" a Pouso al finalizar el partido, muchos de ellos lloraron sobre el césped y dieron rienda suelta a un sueño cumplido: el ascenso a Segunda.

Carlos Pouso admitió que con el 1-0 el Baleares había puesto a su equipo "contra las cuerdas". "Hemos podido perder, empatar, pero al final tuvimos ese componente de suerte necesaria para sobreponernos a todo, el calor, el césped, el marcador en contra, y celebrar este ascenso que es de los jugadores", señaló el técnico. El Mirandés, que disputa sus partidos en el Estadio Municipal de Anduva, jugará en Segunda A por primera vez en su historia tras 50 temporadas en Tercera y 12 en Segunda B.

La reacción al ascenso, que se consumó poco después del mediodía, no se hizo esperar en Miranda. Miles de aficionados se echaron a las calles para festejar el histórico logro que había conquistado su equipo a cientos de kilómetros. A pesar de la intempestiva hora en la que se celebró el partido de vuelta del play off de ascenso que enfrentó al equipo burgalés y al cuadro balear, los bares y cafeterías de Miranda se llenaron de aficionados desde primera hora.

Y es que, a falta de la instalación de pantallas gigantes en algún punto de la ciudad, las cuadrillas y peñas, inmersas de lleno en la celebración de las fiestas de San Juan del Monte, se juntaron para disfrutar de un desayuno atípico, ataviados con miles de camisetas del equipo. Ya por la noche, cuando llegó el equipo, toda la localidad se sumió en la celebración del ascenso.