ERA 11 de julio del año 2010, corría el minuto 116 de partido y España cambiaba el curso de la historia con un solo zapatazo, el que llevaba la firma de Andrés Iniesta, santo y seña para el fútbol nacional desde ese momento, y fotografía que permanecerá guardada para siempre en la memoria del aficionado español al deporte rey.

La selección hace justo un año se impuso a Holanda en la final de un campeonato del Mundo. El tanto de Iniesta en la prórroga mandaba al traste las especulaciones, el dubitativo inicio de torneo con la derrota ante Suiza y, sobre todo, la imagen de la eliminación a los cuartos de final.

Se puso fin a la generación del miedo. A no pasar la barrera de los cuartos. Era, por supuesto, la confirmación del brillante triunfo en la Eurocopa de 2008, y además, la consagración de la generación más prolífica del fútbol español.

Las cosas no comenzaron bien para el combinado, que debutó con un tropiezo más que inesperado ante Suiza. El gol de Fernandes en la segunda parte y el rostro magullado de Gerard Piqué recordaba al infausto recuerdo de Luis Enrique en Estados Unidos. Pero el juego de la Roja había sido espléndido y Del Bosque no quiso llamar a filas pese al toque de atención del anterior seleccionador, Luis Aragonés.Y a partir de ahí renació la selección española. O, mejor dicho, llegaron los resultados porque el fútbol nunca se había ido. Se tornaba en color de rosa un horizonte que correspondía a la justicia. La misma que le corresponde al alumno aplicado que no deja de estudiar. Lógicamente, suspender en Sudáfrica parecía difícil.

Pero el fútbol todavía mantiene un componente de incertidumbre. Aún así, se ganó a Honduras y Chile y se pasó de ronda. El río volvía a su cauce y Portugal esperaba en octavos de final. El temido Cristiano Ronaldo era el gran obstáculo, muralla que derribó Villa con bastante facilidad.

España estaba en cuartos y Paraguay se convertía en la siguiente estación. Ahí renació Casillas, con un penalti detenido a Cardozo que iluminó a todo el país. Alonso falló otro lanzamiento desde los once metros y tuvo que ser nuevamente Villa quien marcase, tras pegar a los dos palos, el gol del triunfo. Sólo quedaban dos partidos: Alemania en la semifinal y Uruguay u Holanda en una hipotética final. La filosofía de Del Bosque ya se parecía más a la de Aragonés, que aprobaba el fútbol nacional, aunque fuese con el ceño fruncido. Y ahí llegó el baile a Alemania. Con el toque por bandera, fue un cabezazo de Puyol el que selló el billete para la final.

Quien lo iba a decir. España jugando para ser campeona del Mundo. Hubiera sonado a chiste hace apenas una década. Acostumbrados a los triunfos de los equipos españoles en competiciones europeas, el seguidor nacional se había encontrado una situación novedosa. Ahora celebraba los goles con sus amigos del Madrid y del Barça y vibraba hasta el final de los campeonatos del Mundo. Inaudito, pero cierto.

Era el mejor equipo y se acabó confirmando en la final ante una dura Holanda. Hizo falta el tiempo extra para derrotar a los holandeses. Iniesta puso su firma y los Xavi, Alonso, Ramos, Capdevila y compañía llevaron al éxtasis a todo un país. Casillas entró en todas las casas con el trofeo de campeones y la historia cambió.Ya podrás decirle a tus nietos que una vez España fue campeona del mundo.

"Futbolísticamente, toqué el cielo el 11 de julio de 2010"

Andrés Iniesta

Autor del gol

"El éxito del Mundial no tiene nombres propios, nos pertenece a todos"

Vicente del bosque

Seleccionador