vitoria. El extremo opuesto a la sorpresa que ayer desató la detención de Marta Domínguez fue la implicación en la Operación Galgo del doctor Eufemiano Fuentes. Aletargado y alejado de la opinión pública en un centro de salud de Gran Canaria, donde ejercía de ginecólogo, el nombre del médico canario había quedado medio enterrado después de que en mayo de 2006 saltara a la fama por su implicación en la Operación Puerto y por sus polémicas declaraciones en las que amenazó con provocar una hecatombe en el deporte español si sacaba a la luz las identidades de los deportistas a los que trataba.
Entre otros clientes, Eufemiano Fuentes trató a la que sería su esposa, la atleta Cristina Pérez, entrenada en su momento por Manuel Pascua, otro de los detenidos en la operación puesta en marcha ayer por la Guardia Civil y, al mismo tiempo, preparador del propio Fuentes durante su etapa como corredor universitario. "Si hablo, el deporte se cae abajo", llegó a asegurar la mujer del médico nacido en Las Palmas, cuya controvertida trayectoria profesional quedó públicamente en entredicho tras los positivos de algunos de sus clientes. Aunque los casos más famosos han estado relacionados con el ciclismo -al menos hasta ayer- Fuentes contaba en su cartera con futbolistas o tenistas, aunque siempre se ha negado a poner sus nombres sobre la mesa con una lealtad de la que siempre hizo gala.
Durante un tiempo trasladó sus conocimientos al mundo del fútbol, ejerciendo como médico del Elche y el Las Palmas. Uno de los episodios más sorprendentes y nunca aclarado tuvo lugar en 2001, cuando la escuadra canaria empató 1-1 en el campo del Rayo Vallecano. Finalizado el partido, la expedición del Las Palmas se vio obligada a partir con celeridad hacia el aeropuerto de Barajas para no perder el vuelo de regreso a las islas. Cuando los servicios de limpieza entraron en el vestuario encontraron varias jeringuillas esparcidas por el suelo. Su contenido nunca se llegó a analizar.
El 23 de mayo de 2006, la Guardia Civil le sorprendió a la salida de una cafetería madrileña, donde había permanecido reunido con Manolo Saiz -por entonces director del Liberty-Seguros- y el hematólogo Merino Batres. Fuentes portaba diez teléfonos móviles distintos. Cuando aún permanecía a la espera de juicio por su implicación en la Operación Puerto, su nombre se suma ahora a otro operativo contra el dopaje.