Un relato íntimo y profundamente humano. Así se presenta El arte de volver (Círculo Rojo), el primer libro de G. Adrien –la inicial con la que se firma la obra corresponde a su nombre, Gustavo–. “Es un relato que se va desarrollando dentro de hechos cotidianos porque lo que buscaba era que la gente se pudiera sentir identificada. De hecho, creo que muchas personas se van a ver reflejadas porque ahonda en pensamientos que a muchos nos aguardan”, apunta el creador nacido en Buenos Aires (Argentina) y residente en la capital alavesa desde finales del pasado siglo. 

El protagonista de esta historia “se encuentra en un camino de cierta consciencia tomada pero no acaba de deshacerse de ciertos patrones de pensamiento y maneras de actuar, que deduce que no son las más adecuadas para lo que le pide la vida”. En ese proceso, “tiene una serie de encuentros azarosos que lo ayudan a poder potenciar esa parte y poder deshacer eso que le ha identificado con ciertos patrones y maneras de actuar, deshacerse de ciertas máscaras que ya no le sirven en la sociedad. Está buscando en sí mismo para poder desarrollarse más en esencia con lo que es”. 

Lo que se aparenta

“Este libro está abierto a un abanico amplio de gente que tenga un mínimo recorrido vital porque aborda conceptos que todos nos planteamos cuando tenemos cierta madurez y perspectiva sobre nuestro rol como individuos en la sociedad”, explica el escritor, para añadir que “muchas veces encarnamos un rol o un personaje social que nos sirven para trabajar, para ser validados, para ser los que pertenecen a un grupo. Pero no atendemos más a nuestro verdadero yo, a nuestra esencia”. 

Gustavo Adrien con un ejemplar de su nuevo libro. Jorge Muñoz

A partir de ahí, Adrien propone a quienes se dejen atrapar por las páginas de su debut un viaje “a través de un cóctel de emociones. Busco que esa persona que lea pueda conectar con su campo emocional, que es algo que muchas veces tenemos oxidado, olvidado y muy poco atendido. Espero que el libro pueda ofrecer más perspectiva sobre sí mismo o sí misma en relación a cómo le gustaría sentirse”.

En la escritura

Esta primera publicación llega después de unos tres años de desarrollo del proyecto, un camino que el autor ha querido hacer con calma. “Me di todo el tiempo del mundo porque no tenía ninguna prisa. Pensé que cuando la historia me dijese que quería acabar, la terminaría”. Así sucedió a principios de este año. Ahora es el momento del público, de quienes se encuentren una obra que, por ejemplo, tiene un sitio especial en el Gosaria, bar donde buena parte de la obra fue escrita.

Adrien resalta que siempre ha tenido en la escritura “una herramienta para encontrarme a mí mismo”. Al principio fue algo que no iba a ir más allá de su intimidad, pero personas cercanas le animaron a ir más allá. Hasta que hace un tiempo le vino la idea de este libro. “No va a ser lo último. De hecho, ha sido una prueba para ver que era capaz de hacerlo. Ahora ya tengo el aprendizaje de haberlo hecho y sé que puedo afrontar otro proyecto”.