Mejor dirección novel y mejor guion original. En estas dos categorías, el nombre de Estibaliz Urresola Solaguren (Laudio, 1984) figura como tal, aunque su sello está presente en otros 13 apartados. Al fin y al cabo, 20.000 especies de abejas es su proyecto, ese por el que tanto ha luchado y al que sigue acompañando. La creadora alavesa casi no para. Viene de ver cómo los Forqué respaldan su camino. El próximo 26 de enero llegarán los Feroz. Es tiempo de premios y, por supuesto, los Goya están en el horizonte, aunque a ella no le guste mucho hablar de palabras como competir o triunfar.

Antes del estreno en salas, el pasado mes de abril, decía en estas páginas: “Vivo de la esperanza de tener un pequeño descanso”.

–(Risas) ¡Qué bueno!.

Pues no sé yo...

–Ya. Es verdad que ha sido un año tremendamente turbulento, muy positivo y exigente. He tenido que acompañar mucho a la película y ha sido muy extenuante emocionalmente. También físicamente. En verano tuve que parar un mes, porque era insostenible seguir así. Eso me ayudó a coger la energía suficiente para otoño, que fue muy potente. Voy midiendo. Ahora en navidades también he parado un poco. Más o menos vamos gestionando energía (risas).

En imágenes: '20.000 especies de abejas' arrasa en los Premios Forqué EP/EFE

“Mientras otros se empeñan en destruir los puentes, la vida, las conexiones y la diferencia, el arte y la cultura nos ayudan a lo contrario”

La película lleva con usted ya unos cuantos años y no deja de ser ya algo pasado, ya hecho. ¿Cansada, por decirlo así, de ‘20.000 especies de abejas’?

–No puedes decir cansada porque, al final, has estado habitando ese proyecto durante tanto tiempo que... Es que ha sido mi piel, mi segunda piel, y a través de ella he filtrado todo lo que me ha ocurrido, todas las personas que he conocido, todo lo que he leído o he visto durante cinco años. A veces sí que pienso que este proceso tiene algo que ver con un duelo, en el que te vas desprendiendo poco a poco de eso que ha sido tan propio. A base de hablar, de repetir, de hacer entrevistas y participar en coloquios y charlas, el propio acto de la palabra, te va alejando poco a poco de la película. Eso también es un proceso sanador.

En 2018 aparecía por primera vez el título de la película en los medios de comunicación por la concesión de una ayuda a la escritura de guiones del Gobierno Vasco. ¿Si pudiera regresar a ese año, qué le diría a aquella Estibaliz Urresola Solaguren?

–Le diría que va a ser un camino largo pero que conserve como oro en paño esa primera energía, ese primer deseo, esa primera intuición que la impulsa en 2018 a arrancar el camino. Y que cuando entre en la noche (risas) y lleguen las dudas y la incertidumbre, que intente volver a esa certeza interior que es la que te impulsa a dar el primer salto, que es el más importante.

11

‘20.000 especies de abejas' ha sido mágica para Estibaliz Urresola J.M.M., G.E., EFE, Cedidas

Por fortuna en los últimos años, el trabajo de directoras, guionistas, productoras, técnicas... se valora y se visibiliza más, aunque quede camino por recorrer. ¿A las nuevas generaciones de mujeres en el audiovisual, qué les aconsejaría hoy?

–Afortunadamente estamos viviendo cambios. Cambios, por cierto, que no vienen de la nada, que vienen de la lucha. Eso es así. No hay ningún derecho que nos caiga del cielo, siempre hay que pelearlos y reivindicarlos. Así que les diría que crean en esa lucha, en ese asociacionismo, en esa colectividad y que no dejen de preservar lo que les corresponde y de seguir abriendo espacio para otras porque aunque estemos viviendo un momento bueno y optimista, seguimos siendo minoría. Así que hay que mantener esa mirada crítica y ese deseo, que es lo que nos impulsa, además de crear redes y creer que estamos aquí por derecho propio.

“A las nuevas generaciones les diría que hay que seguir abriendo espacio para otras porque las mujeres en el cine seguimos siendo minoría”

Tras un camino más que exitoso en festivales, cuando se estrenó en salas ‘20.000 especies de abejas’ todo era incertidumbre sobre la respuesta que podía tener o no el público. La realidad es que fueron más de 160.000 las personas que fueron a las taquillas y pagaron un dinero por ver su película. ¿Es la mayor satisfacción después de todo el trabajo y los esfuerzos, la respuesta tan importante de la gente?

–Sí. Además, hay que tener en cuenta que es un proyecto de dimensión pequeña, una película de autora, de unas productoras fuertes pero no tan reconocidas. Que un proyecto de estas características haga esas cifras y tenga una determinada permanencia en salas es un milagro. Creo que tiene que ver precisamente con la historia, que ha llegado a la gente y que ha hecho que el público la recomiende. A la gente le ha tocado la película y es una de las cosas más emocionantes que te puede pasar como guionista y directora. Todo el proceso de crear un filme es muy frankesteniano. Incluso la escritura del guion es una cosa en la que estás fraccionando, analizando, separando y juntando constantemente piezas hasta que tienes un resultado final que puedes leer y resultar emotivo. Pero luego empieza el rodaje y vuelves a lo mismo. De nuevo estás con un material que se despieza, se analiza y desmembra por todos los lados. Y estás todo el rato buceando en la incertidumbre de saber si, al final, todo eso funcionará. Cuando en el montaje vuelves a coser todos esos miembros y resulta en algo que emociona a alguien, eso es magia.

El equipo de '20.000 especies de abejas' con Estibaliz Urresola Solaguren Efe

Ha participado, lo decía antes, en innumerables charlas y coloquios. Ha asistido a no pocos festivales en diferentes países. Y están las redes sociales. ¿Le han llegado muchas cosas, reflexiones, vivencias, emociones... del público?

–Sí, la gente me ha contado muchas cosas. Ha habido mucha gente que se ha sentido conmovida por la película y me ha mandado no pocos agradecimientos por haber hecho este proyecto posible. Ha habido muchas personas trans o gente cercana a la realidades trans que también me han escrito para compartir reflexiones muy íntimas. De hecho, me parece alucinante que la película pueda establecer un puente de tanta intimidad entre una persona que no conozco y yo como para que me confiese cosas tan importantes de su experiencia vital. No tenemos que olvidarnos que el cine son puentes. Mientras otros se empeñan en destruir los puentes, la vida, las conexiones y la diferencia, el arte y la cultura justamente nos ayudan a lo contrario. Nos llevan a acercarnos, a construir vínculos y eso es muy conmovedor verlo.

“En función de los resultados de los Goya puede haber un posible reestreno en salas del filme y eso siempre es una alegría”

Por cierto, ¿la Estibaliz Urresola Solaguren espectadora ha conseguido ver ‘20.000 especies de abejas’ o...?

–Es imposible (risas). Es como una fantasía que tenemos todas las directoras y todos los directores. Nos encantaría poder pulsar un botón y olvidarnos de todo y ver nuestras películas como si no fueran nuestras. Claro, la he visto en muchos festivales. Eso es bonito también porque en cada proyección es una película que se respira distinta en la sala. Hay públicos que se ríen más o que lo hacen en momentos inesperados, por ejemplo. En Berlín, me acuerdo que la gente se rió mucho más de lo que yo esperaba. Siempre te llama la atención ver cómo se respira en cada lugar. Y me ha pasado estar en foros en los que la proyección se ha vivido en absoluto silencio, aparentemente de una manera fría, pero llegar al coloquio y encontrarme con una cantidad de preguntas interesantísimas. Eso me pasó en Japón.

Al fin y al cabo, la película habla de las relaciones, del amor, de la familia, de las generaciones... y eso en cada sitio se vive de una manera. Bueno, y por supuesto la cuestión de la transexualidad.

–Es un tema que está muy condicionado por el nivel de conocimiento y de normalización que haya de esta cuestión en cada país. Es que la película se ha proyectado en realidades muy dispares... por eso tengo que decir un ole por programadores de festivales y distribuidores nacionales que han adquirido la película para estrenarla en sus países aún sabiendo que son lugares en los que queda mucho trabajo por hacer. Es que se ha proyectado en India o México y en una Polonia que en estos momentos es un país ultraconservador...

La directora de '20.000 especies de abejas', Estibaliz Urresola, y su productora, Lara Izagirre, junto al cartel de la película. Efe

Desde que se estrenó en la Berlinale, la película no ha parado de ganar premios en muchos festivales. Ha llegado hace unas semanas el Forqué, dentro de nada serán los Feroz y luego los Goya. Más allá de los galardones en sí, ¿qué cree que el filme y usted pueden recibir de toda esta oleada de reconocimientos: más facilidades para próximos proyectos, que ‘20.000 especies de abejas’ vuelva a los cines...?

–De hecho, con las nominaciones, a algunos cines de Madrid ha vuelto. Y es verdad que en función de los resultados de los Goya puede haber un posible reestreno en salas, que eso siempre es una alegría. Aunque nos parezca que ha visto mucha gente la película, todavía queda... Sigue siendo una película pequeña y volver a salas nos ayudaría a llegar a más público, además en pantalla grande. Aparentemente, pero te lo diré más adelante, los premios también podrían ayudar a que el camino del próximo proyecto se pueda allanar un poco. Ojalá sirva para eso, para que no sea todo tan difícil como la primera vez.

Hay a quien le sorprende que Sofía Otero no esté nominada. Pero no puede porque la reglamentación de los Goya así lo marca por su edad.

–Por una parte, hay algo de cuidado en esa decisión, de intentar preservar a los y las menores de lo que es esta industria y lo que supone. Es una sobreexposición brutal que muchas veces hasta para nosotras, y esto lo he hablado con las actrices de la película, es agotador e incluso, en ocasiones, difícil de gestionar. Así que entiendo que la voluntad de esa medida es proteger. No creo en otros discursos que apoyan esta medida y que tienen que ver con que los niños y las niñas no actúan, sino que juegan. Es desacreditar el trabajo que hacen. Ahí sí que estoy en desacuerdo. Actuar es jouer, es play... es, en muchos idiomas, la traducción literal de jugar. Yo a Sofía la he visto hacer un trabajo a la altura de cualquiera de sus compañeras, sometido a la exigencia de un rodaje. Pero bueno, se llevó el Oso de Plata de la Berlinale, eso no se lo quita nadie.

Te puede interesar:

A todo esto, ¿y lo próximo de Estibaliz Urresola Solaguren?

–Bueno, lo siguiente llegará cuando tenga que llegar (risas).