Está previsto que el 3 de noviembre se publique Copas de yate (Vol. I), en el que Quique González visita varias canciones de otros para llevarlas a su terreno. Mientras tanto, este viernes inicia la gira por salas para celebrar sus 25 años en la música, siendo la primera parada la sala Jimmy Jazz. Será a las 20.30 horas cuando se abran las puertas del espacio de Coronación, donde todavía queda alguna entrada disponible.

Inicia la gira por salas de su 25 aniversario justo la semana en la que cumple 50 años.

–Eso es.

Un momento vital peligroso, bueno, catártico, emocionante...

–Todo eso a la vez y más. Estás en la quinta planta y sufres un poco de vértigo pero, bueno. Lo mejor de todo es que seguimos en la brecha con nuevos proyectos y celebrando una trayectoria tan larga. Hubiera firmado esto cuando empecé. Sin dudarlo. ¡Estamos vivos! (risas) Me siento agradecido por haber llegado aquí, aunque también siento, como te decía, algo de vértigo. Todo ha pasado muy rápido.

Está a punto de salir un disco de versiones, que puede chocar hablando de un compositor como usted, tan prolífico y valorado.

–Es algo que nunca había hecho. Creo que al hacer versiones de otros, adquieres nuevas herramientas y visiones. Dylan decía que a un artista se le conoce por las versiones que hace de otros más que por sus propias canciones. En realidad, esto era un poco un juego. Era juntarnos cuatro días con la banda para tocar canciones de otros que me acompañan y emocionan. Entre disco y disco propios, me parece un ejercicio interesante juntarnos cuatro días y hacer algo de este estilo. Es avanzar de otra manera.

¿En conciertos como el de Vitoria se incluye alguno de estos temas o se opta más por el repaso a su extensa trayectoria?

–Tocaremos una o dos versiones por concierto, pero prefiero centrarme en mi propio repertorio, máxime tratándose de una gira de 25 aniversario. En Vitoria y en Gijón tocaremos de manera íntegra Salitre 48, que es de los discos más especiales para la gente que me ha seguido durante todo este tiempo. También tocaremos canciones de otros álbumes y una o dos de las versiones que decíamos.

¿Qué difícil elegir entre tantas canciones realizadas en 25 años para hacer un repertorio, verdad?

–Mucho. Pero también es un regalo. Es una suerte tener para poder elegir. Siempre he cambiado muchísimo los repertorios para no aburrirme y para no aburrir al público. Me cuesta cada vez más elegir el repertorio pero también soy consciente de que eso puede significar que hemos hecho las cosas más o menos bien y que hay suficiente material para no hacer todas las noches el mismo show.

En 25 años han pasado muchas cosas tanto dentro como fuera de la música. ¿Dónde está el secreto para estar ahí durante un cuarto de siglo, es cuestión de resistencia, de saber mantener al público, de...?

–Hay varios factores. La resistencia es muy importante porque en este oficio hay mucha incertidumbre. He tenido etapas duras, como todo el mundo que se dedica a esto. También la suerte tiene su importancia. El haber empezado en el 98, a la cola de cierta música, tiene su peso. Igual si hubiera grabado cuatro años después, nadie se hubiera interesado por lo que hacía. Y también estar aquí tiene que ver mucho con la constancia en el trabajo. He intentado estar conectado con la música en todos los momentos, más allá de que estuviera en etapas más o menos felices y productivas. Bueno, y está el factor del público. Es el que te da permiso o no para seguir haciendo lo que haces. No hay un secreto, hay varios factores que influyen.

Entre el público hoy puede haber gente de 18 o 20 años que ni siquiera era un proyecto cuando usted empezó en la música.

–Es curioso ver cómo la música que haces, desde tu momento vital actual, conecta con diferentes generaciones. Predomina el público de mi edad, también el que es 15 años más joven o mayor. Y es una felicidad ver chavales de 18 o 20 años que vienen a los conciertos. Algunos tocan la guitarra, están empezando a hacer sus primeras canciones también y vienen porque les gusta cómo me he comunicado yo a través de las canciones. Eso me pone muy contento, la verdad. Por supuesto, vienen a los conciertos hijos de esos seguidores que llevan durante muchos años conmigo. Ojalá haya una semilla ahí y den continuidad a esto. Solo tengo agradecimiento por todo ello.

Además de un trabajo y de muchos quebraderos de cabeza, ¿a usted qué le ha dado la música?

–Una forma de vivir y también de pensar. Me ha dado como una creencia, una fe. También un montón de amigos. He podido conocer lugares increíbles a los que no me hubiera asomado de no tener esta profesión. La música me ha dado muchísimas más cosas de las que yo he aportado a la música.

¿A por otros 25 años?

–Queda muy lejos eso (risas). Siempre, desde que empecé, he ido poco a poco, pensando a largo plazo pero caminando día a día, verso a verso como decía Machado. Ojalá siga encontrando canciones y alegrías, y me respete la salud.