documentalUna banda de mierda en una época de mierdaun grupo que no vive de la música

Cuentan a DNA que el nombre del grupo procede de la expresión eh mertxe en euskera y explican que “cuando veníamos a Logroño a ensayar la gente no entendía lo que decíamos y preguntaban qué significaba. Luego resultó que conocimos a una Merche, de Logroño, que es allí algo así como el pilar máximo del rock and roll de la ciudad, y entonces nos dijimos que nos íbamos a llamar Eh, Mertxe!, que es una persona que todo el mundo conoce y a nosotros nos cae genial”.

La idea de realizar el documental es una de sus más recientes iniciativas, ya que la banda lleva ya seis años junta. Pero “cuando llegó lo de la pandemia se nos paró todo, no podíamos hacer nada”. Fue entonces cuando decidieron hacer algo “para contar qué es una banda como la nuestra, que es underground y que no tiene mucho tirón. Así salió el tema del documental Una banda de mierda en una época de mierda”. Su trama es básicamente lo que les ha pasado: “es nuestra historia, que creemos que es la que le habrá pasado a muchísima gente. Y si no es igual, es muy parecida”.

Cuentan que el título, es verdad, es “impactante”. “El que nos conoce lo ve normal, y el que no, no sabemos qué pensará. A nosotros nos gustó porque es muy nosotros y la gente con ese humor lo entendía muy bien. A quien no nos conoce también se le queda porque marca un poco la realidad”. Matizan que “al final, una banda de mierda es una banda sin medios, una banda que no vive de ello y que está todos los días en el local intentando transmitir su mensaje, su música, con el objetivo de pasarlo bien, de estar con los amigos, viviendo en ese mundo que no te va a dar dinero”. Por lo tanto es la historia de una banda, como tantísimas que hay en locales y ciudades, en todas partes, y “una época de mierda porque es evidente que estamos, al menos para el mundo de la cultura, en lo peor. Y si hablamos de técnicos de luces, salas... bueno, hemos, han estado igual. A ver si poco a poco vamos levantando la cabeza”.

El documental les ha servido para irse presentando tras este largo tiempo de parón a causa de la pandemia. “Hemos hecho ya un par de presentaciones y la gente estaba bastante sorprendida. Creemos que se entiende muy bien lo que queremos transmitir. Al ser una historia real, la gente empatiza. Muchos han tenido situaciones parecidas o ven que no es una exageración, sino una situación muy real y que han podido pasar o la han visto muy cerca”. Pero lejos de dramatizar añaden que “cuando en el documental se transmite felicidad, la gente también lo lleva a sus propias vivencias”.

Para hacer realidad el montaje, el grupo de Rioja Alavesa ha contando con el trabajo de realización, cámara y montaje de David González Soto, “que es un amigo, pero también una persona que se está trabajando mucho todo el tema de audiovisuales”. La historia de la banda comienza en Baños de Ebro, cuando los cuatro amigos, que lo son de toda la vida, desde la ikastola, se juntaban en la casa del bajista para ensayar. Y a raíz de que se fue a trabajar a Logroño comenzaron a ensayar en un local al que acuden otros grupos y donde ya llevan cinco años.

Esos ensayos y los conciertos que han dado, ya han dejado sus frutos. “Después del primer año, en 2016, grabamos nuestro primer EP, Distortsioaren bidean (En el camino de la distorsión), un CD con 6 temas. Al año siguiente grabamos otro, Lurrikara (Arabar Errioxan), y a continuación un doble con la banda Azken Hatsa, ya que Iosu es también batería en ese grupo. También colaboramos en el disco 100x100 Oion, sobre la interculturalidad, los antirrumores, impulsado por Entretanto Entretente, y en 2018 sacamos nuestro último trabajo, que era Calles perdidas”.

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Tras superar las restricciones de la pandemia, “tenemos la idea de hacer directos, incluso grabamos una sesión de directo en el estudio Meca, de San Asensio, y también hemos tenido actividades de composición. La verdad es que en todo 2019 hicimos bastantes conciertos y en 2020 íbamos a parar para componer y hacer otro disco y fue cuando llegó el confinamiento”. Aquello les paró en seco: “no pudimos grabar, ni hacer nada, ni vernos. Por eso surgió el cortometraje y ahora estamos otra vez en la fase de conciertos y de composición para ir ya al estudio y grabar nuestro primer larga duración. Lo haremos en Bilbao, con Martín Capsula, en el estudio Silver Recordings”.