Luis Fernando de Orleans ha sido para mí un descubrimiento. Aunque suene algo pretencioso, me topé con su figura casi por casualidad y ese encuentro con su biografía produjo un efecto inmediato en mí, que sólo puedo explicar recordando a aquellos personajes pirandellianos en busca de autor. Fue como si el infante caído en desgracia me instara a contar su historia. Su fascinante vida me atrapó y sentí que merecía la pena contársela a los amantes de la novela histórica”. Así explica el periodista y escritor vitoriano Eduardo Álvarez el origen de la que es su novela, El hijo de Eulalia (La Esfera de los Libros).El hijo de Eulalia

Hijo de la infanta Eulalia y nieto de Isabel II, Luis Fernando nació infante de España en 1888, pero murió en 1945 despojado de título y honores por decisión de su primo el rey Alfonso XIII, quien no pudo perdonar los escándalos que le convirtieron en uno de los protagonistas más excéntricos de la Belle Époque y de los locos años veinte en París. Así pasó de ser uno de los miembros de la Familia Real más cercanos al joven monarca a reinar él mismo tanto en los grandes salones aristocráticos franceses como en los divertidos cabarés y en los burdeles de baja estofa. Fue amigo de los personajes más singulares de la realeza de su tiempo y de ilustres artistas y literatos que formaban parte de su peculiar séquito.

Aun teniendo todo el envoltorio de una novela, el grueso de los datos que recoge en El hijo de Eulalia que existe. “He intentado no incurrir en excesos de ficción que deformen la realidad. Es muy fácil dejarse llevar por la caricatura, porque él es muy excesivo, pero mi obsesión era intentar reflejar lo más fidedignamente posible lo que percibía de él a través de las huellas que han quedado”. Por eso, según el autor, “la convivencia con el personaje ha resultado un poco tormentosa”.