- Es una puerta hacia el continente americano que se sigue abriendo cada vez más en su caso. De hecho, desde Estados Unidos llegan las últimas buenas noticias, que tendrán continuidad dentro de poco desde México. Son nuevos e internacionales caminos para la obra del escritor gasteiztarra Adolfo Marchena. “El lector es mundial, no tiene rostro”, asegura. “No me gustaría sentirme extranjero en ningún sitio, algo que no depende de uno mismo. Y, en este sentido, el continente americano me está ofreciendo algo tan grande como la distancia que nos separa”, añade.
La “alegría” más reciente llega desde California. La revista Vuela Palabra, dirigida por la poeta, pintora y traductora literaria Marisol Bohórquez Godoy, acaba de publicar una decena de poemas del autor alavés. “Los escribí en muy poco tiempo, como en un golpe de inspiración. Ahora estoy muy centrado en la narrativa y hacía tiempo que no escribía poesía, la verdad. Estos poemas tienen un nexo que, en realidad, es frecuente en mí. Pienso que siempre hablo de ese amor que se quedó. Desde libros como En mi barrio no hay Quijotes y Sin cielo bajo los tejados vengo dándole vueltas a esa respuesta que daría ahora a ese amor que creo que pudo ser el de mi vida. Ese y si o qué pudo ser, a pesar de ser absurdo, es un resorte para mí que siempre está ahí. Es un monólogo conmigo mismo que va a durar hasta que me muera”.
De todas formas, ahí no quedan las buenas sensaciones que para el escritor están llegando este verano desde el otro lado del Atlántico. Otra revista, en este caso mexicana, va a publicar una quincena de textos de prosa poética, pero no en un mismo número, sino en 15 diferentes. A esto se une que también Marchena colabora con otras publicaciones americanas en distintos países. Es el caso de la revista venezolana Letralia, fundada en 1996 por el escritor Jorge Gómez Jiménez, en la que el vitoriano ha dado paso a la narrativa de la mano de tres relatos. “Tenemos que crear, valernos de nuestras herramientas. Con la observación, la lectura, la experimentación, el boli y el cuaderno vamos hacia delante, siendo la meta que nos lean. Eso no significa que siempre tenga que haber una editorial de por medio. Las editoriales son importantes pero no imprescindibles, y no puedes perder de vista, por ejemplo, a las revistas literarias. Son un campo a experimentar. Las hay muy interesantes en cuanto a calidad, al nivel de firmas que trabajan, y al Consejo de Redacción que tienen”. Así que “cuando veas claridad, seriedad y nivel, manda tu obra”, aconseja.
Mientras esa estrecha relación con el continente americano sigue creciendo - “me gustaría poder ir, conocer en persona a quienes están confiando en mí y darle continuidad a este recibimiento tan bueno que estoy teniendo”- y Marchena sigue publicando aquí en la revista Galeradas, el autor reconoce que está en un verano de mucho trabajo. “Ahora mismo estoy metido de lleno en unos textos de corte narrativo”, de los que no quiere dar muchos detalles todavía, aunque se trata de acercamientos a personajes de la cultura como Frida Kahlo. Conversaciones con ellos y ellas, por así decirlo. “Siempre surge algo, soy muy inquieto, mi mente es muy rápida a veces, como ha pasado con los poemas que se han publicado ahora en California. El trabajo es muy necesario, hay que meter muchas horas, pero la inspiración es fundamental. Cuando te llega, sientes una gran alegría”.
Además, el escritor vitoriano tiene pendiente la publicación del libro que ha creado en homenaje a su padre, ya fallecido. No quiere tener prisa aunque ya está todo terminado. No solo lo propio. Por ejemplo, la obra ya tiene la que será su portada, realizada por el pintor Esteban Delgado Estibi. Incluso cuenta con prologuista, Ángela Mallén. Todo llegará. Es una propuesta tan especial como importante y merece su tiempo. De momento, Marchena sigue centrado en crear, sobre todo ahora dentro de la narrativa, mientras ve cómo sus palabras vuelan al otro lado del Atlántico.
Una publicación mexicana acaba de seleccionar 15 creaciones del escritor alavés para darlas a conocer en otros tantos números
También en países como Venezuela, a través de la revista ‘Letralia’, la palabra del autor vitoriano está encontrando un fuerte eco