- Las primeras imágenes que iluminaron el pasado jueves por la noche el arranque del Festival Internacional de Cine Fantástico de Sitges fueron las del nuevo cortometraje de Paul Urkijo, Dar-Dar. Desde entonces, la quincuagésimo tercera edición del prestigioso certamen catalán no para, y eso que la presencia del covid-19 también ha condicionado su configuración y desarrollo. Pero ni la pandemia ha podido con un evento referencial dentro y fuera de la península, que hoy vive una jornada especial. A su programación regresa Juanma Bajo Ulloa. Y lo hace para estrenar la última apuesta del realizador vitoriano, Baby, que además se podrá ver, dentro de la sección oficial, también mañana y el lunes.

Rosie Day (Blackwood, Ironclad: Battle for Blood), Harriet Sansom Harris (Quiz Show, Mujeres desesperadas), Natalia Tena (Juego de tronos, Origin), Charo López (Secretos del corazón, Los gozos y las sombras) y Mafalda Carbonell (Vivir dosBlackwoodIronclad: Battle for BloodQuiz ShowMujeres desesperadasJuego de tronosOriginSecretos del corazónLos gozos y las sombrasVivir dosvecescomponen el reparto de una historia ubicada en una ciudad del País Vasco, donde una joven depresiva y de personalidad adictiva, da a luz a solas a un bebé en mitad de una de sus crisis de estupefacientes. Durante algunos días lo alimenta con su pecho y lo calma con un viejo chupete familiar, con la inscripción Baby. Sin dinero, y al borde del síndrome de abstinencia, decide vender la criatura a una mujer dedicada al comercio infantil. De vuelta a casa, ya abastecida de alcohol y drogas, la joven descubre que el chupete sigue allí. La visión del objeto le provoca un verdadero trauma. Sale en busca de la mujer y del bebé, consiguiendo hallar la casa abandonada donde la mujer, su hija y su nieta pre adolescente mantienen al niño a la espera de su entrega definitiva. La chica busca el instante propicio de distracción para entrar a ver a su hijo. Cuando lo consigue, se encuentra de pronto encerrada en una ratonera de la que, salir sin ser descubierta, parece imposible.

Rodada sin casi diálogos -los pocos que hay son en euskera-, la película se basa sobre varios ejes. En primer lugar, el hecho de la maternidad cobra un especial peso, temática que también sirve para lanzar una mirada sobre la cuestión de la compra y venta de bebés. Ligada a la figura de la madre, cobra un especial papel la naturaleza. Pese a su aparente pasividad, su presencia provoca variaciones y evoluciones en el entorno y en los propios personajes. Al mismo tiempo, a través del papel de la protagonista, se trata la cuestión de las drogas en la actual sociedad de teórico progreso. Con todo, aunque ella surge de una sociedad cínica, el filme también es reflejo de que, por lo menos a veces, puede que haya una segunda oportunidad.

Con un presupuesto de 1.500.000 euros, Baby, de Frágil Zinema, cuenta con el patrocinio del Gobierno Vasco, la Diputación Foral de Álava, el Ayuntamiento de Gasteiz y RTVE, así como con la colaboración de la Fundación Vital. Seleccionada por el Marché de Film de Cannes del año pasado como proyecto que aporta una nueva visión al cine de género, la película busca construir un relato puramente cinematográfico, exento de todo artificio dialéctico o complemento literario, evitando los diálogos hasta el extremo de lo posible y permitiendo a la acción, a la sincera emoción de los hechos y al suspense, cobrar todo el protagonismo planteando una batalla de emociones y estrategias en la urgencia de una trágica cuenta atrás.

"La película se basa en el detalle, en las pequeñas cosas. Todo son matices", explicaba Bajo Ulloa en estas páginas durante el rodaje del filme, que arrancó el 5 de agosto y se alargó hasta mediados de septiembre de 2019, discurriendo por localizaciones de Vitoria, Murgia, Legutio, Nanclares de Gamboa, el parque de Garaio, el hayedo Otzarreta y el salto del Nervión. "He ido a la esencia de lo que quería contar", afirmaba el vitoriano sobre un filme que, eso sí, todavía no ha confirmado la fecha oficial de su llegada a las salas comerciales.

De momento, hoy toca poner de largo la propuesta y hacerlo en un marco de importancia. "Lo que yo desearía es que con Baby quedara un poso, que la gente sintiera cosas e incluso le moviera a la reflexión, a pensar". A partir de este sábado, el realizador comprobará en primera persona si ese objetivo se hace realidad con un filme que poco o nada tiene que ver con su anterior producción, un Rey Gitano que también se grabó en gran parte en tierras alavesas. Esta vez toca cambiar por completo de registro.

Con un presupuesto de millón y medio de euros, el largometraje se rodó en verano de 2019 en diferentes puntos de Álava

"He ido a la esencia de lo que quería contar" afirma el realizador vitoriano ante la presentación de su nueva producción