- Como a tantas otras personas, la aparición del covid-19 le paró en seco su trabajo. Aún así, el mago gasteiztarra Asier Kidam está consiguiendo este verano recuperar sensaciones en los encuentros con el público que está teniendo gracias a su participación en Gure Zirkua, en programaciones especiales como la que está llevando a cabo el Ayuntamiento de Vitoria, y en MagialdiAraba, cuya sexta edición se inicia ya, siendo Kidam el gran protagonista. Entre mañana y el día 13, su magia estará en Murgia, Okondo, Ribabellosa, Artziniega, Nanclares de la Oca, Villabuena, San Román de Campezo, Zalduondo, Amurrio, La Puebla de Arganzón, Samaniego, Villanueva de Valdegovía, Puentelarrá, Zambrana y Salinas de Añana.
¿Menudo maratón de actuaciones tan seguidas, no?
-Un ritmo más o menos parecido he tenido en ocasiones anteriores en la época navideña. Mi experiencia es que cuando tengo esa carga de trabajo solo actúo, quiero decir, que no hago prácticamente nada más en todo el día, ni ensayar, ni leer, ni... Al final, entre preparar la actuación del día siguiente, el viaje, montar, actuar, desmontar y vuelta a casa, el resto del tiempo estoy como invernando. Pero bueno, descansando bien, no hay problema. Además, llevo a estas actuaciones un espectáculo que tengo muy interiorizado, que no me genera tanto cansancio como un estreno, por ejemplo.
Un espectáculo pensando para todos los públicos.
-Hay partes que las hago en centros educativos solo para niños y niñas, y también en actuaciones solo para adultos de madrugada. Es decir, a nivel general, son juegos muy visuales que me funcionan igual de bien con personas de cualquier edad.
En este caso, vuelve a encontrarse con Magialdia, que es un festival con el que siente una especial relación a nivel personal.
-Aunque había hecho algunas cositas muy amateurs, el primer curso de magia que hice fue con 14 años. Y su inicio coincidió con una edición de Magialdia. Aquella vivencia, ver el festival, me impactó, me pasó como una apisonadora. Lo que hizo que me empezase a tomar en serio la magia, como una profesión, fue Magialdia. Así que para mí es el evento más especial de magia que hay en todo el mundo. Eso, desde un plano personal, pero hablando desde una óptica objetiva, a Magialdia vienen los mejores magos del mundo. A nivel artístico, Magialdia es lo top.
Durante estas dos semanas se va a recorrer buena parte de Álava, cada día en escenarios diferentes, en localidades más grandes o más pequeñas según el caso, con más o menos infraestructuras... Uno se adapta a todo, eso seguro, pero ¿condiciona mucho el lugar?
-Claro que condiciona. El mismo espectáculo puede lucir de forma completamente diferente en un espacio o en otro. En verano, por ejemplo, la inmensa mayoría de actuaciones son al aire libre, y para mí que una sesión sea en la calle o en interior es una de las cosas que más marca a la hora de poder conseguir una atmósfera que haga que el espectáculo quede más redondo.
MagialdiAraba llega en un verano en el que está sin parar con Gure Zirkua en Orio, que va a alargar sus actuaciones allí en septiembre.
-En este año tan extraño, la verdad es que Gure Zirkua tanto a mí como al resto de personas que estamos aquí nos ha salvado. Cuando comenzó el confinamiento, Iker Galartza ya se puso las pilas para ver cómo podía sacar adelante actuaciones. Y es él, una iniciativa privada, no hay nadie detrás, no hay una institución con sus recursos ni nada por el estilo. Me parece que es un ejemplo impresionante de que con ganas, se pueden seguir haciendo cosas, además con absoluta seguridad. Ahora en septiembre, como yo estaré por Álava, vendrá a Gure Zirkua otro compañero a sustituirme, porque yo soy mago pero todavía no puedo dividirme en dos (risas).
En la vuelta a los escenarios, no se puede ver las reacciones del público al otro lado de la mascarilla, pero, sobre todo, ha cambiado la interacción con los espectadores que tan importante es en propuestas como la suya. ¿Se ha acostumbrado ya?
-No del todo. Es más, creo que no me voy a acostumbrar nunca. Espero, de hecho, que antes de que eso pueda pasar hayamos vuelto a una situación en la que nos sintamos seguros sin tener que estar sujetos a estas normas. Eso significaría que todo lo que estamos viviendo desde marzo ya habría pasado, que creo que es algo que queremos todos. He amoldado el espectáculo para poder hacerlo en estas circunstancias, pero en esa adaptación he tenido que sacrificar cosas. Como todo en la vida, esto también pasará, supongo, y espero poder volver a recuperar esos detalles de interacción con el público.
Pase lo que pase, lo que no podemos perder es la magia...
-Una cosa que está pasando en Gure Zirkua es que la gente, cuando acaba el espectáculo, se pone de pie a aplaudir no sólo porque le ha gustado lo que ha visto, sino también porque agradece, en este contexto, que estemos ahí, que haya cultura. No vamos a arreglar el mundo, pero si conseguimos que durante un rato el público se ría, se sorprenda y disfrute, fantástico. Es nuestro grano de arena.