- En cualquiera de los otros años precedentes, La Blanca estaría afrontando su recta final pero Ortzai estaría contando ya las horas para arrancar una nueva edición del programa Clásicos de Verano, una apuesta ya veterana de la compañía gasteiztarra para llenar de teatro la capital alavesa en unas semanas en las que, por lo general, la agenda cultural entra en barbecho. Pero este 2020 está siendo diferente en todos los sentidos. La aparición del covid-19 ha trastocado cualquier aspecto de la vida de una manera que nadie podía imaginar antes del pasado mes de marzo. Por él no hay fiestas y por él, el grupo decidió poner en marcha su conocido ciclo el pasado 20 de junio.

Ese día, el escenario de la calle Pintorería volvió a ponerse en marcha tras meses de silencio por el confinamiento. Y desde entonces, Las azarosas andanzas de dos pícaras pellejas centraron la atención del público hasta que a principios de este mes se ofreció la última representación. Fue un pequeño paréntesis para terminar de preparar la segunda parte de los Clásicos de Verano, que arranca este lunes 10 con el estreno de la nueva producción de la formación fundada y dirigida por Iker Ortiz de Zárate, Una cadena al tobillo, del dramaturgo francés Georges Feydeau. Aquí sí se volverá a la fórmula de ediciones anteriores, es decir, a las representaciones todos los días hasta el 31, aunque limitando el aforo a 26 espectadores y cumpliendo, al igual que se ha hecho hasta ahora, con todas las medidas de seguridad e higiene que marca la situación actual.

“Solemos escoger títulos de comedia pero que siempre tienen un trasfondo, en los que se tratan cuestiones relacionadas con distintos valores. Pero en esta ocasión hemos optado por un enredo en toda regla, por una obra que busca hacer reír y solo eso, que no es poco. Ante todo lo que nos está ocurriendo, queremos hacer reír porque la risa también es terapéutica”, apunta el actor, director y dramaturgo vitoriano. Así que desde el lunes Ortzai da rienda suelta a la farsa, al vodevil, al humor, a la locura.

Lo hace de la mano de un conocido autor de finales del XIX y principios del XX que aunque en Francia cuenta con un importante reconocimiento, a este lado de la frontera siempre ha pasado más desapercibido. De hecho, no existe traducción al castellano de la obra escogida, ni ésta ha sido nunca representada por estos lares. Así que el estreno suma alicientes. Quienes a lo largo de estas semanas acudan a la sede de la compañía se encontrarán así con un encuentro fatal por necesidad, con una pedida de mano concertada en la que coinciden el novio, la novia, sus familias, los invitados... y la amante de él, una conocida cantante invitada a amenizar, sin saber a qué acude, la velada.

“Es un reto para los actores y las actrices porque es un montaje que les exige estar muy afinados y rápidos. En sus manos está el ritmo de la pieza y que el público esté todo el rato riéndose”. Esa responsabilidad recae en un reparto encabezado por Jon Haran Cañaveras, Patricia Sáez, Marta Sobrino, Teresa Ibáñez e Idoia Rebollo junto a Amaia Cid, Benan Oregi, Paquita Quincoces, Mario Santano, Asier Santiago, Carlos Larrea, Idoia Rebollo, Eduardo Suso, Marta Ortega, Josu Larrea y el propio Ortiz de Zárate.

Actores y actrices que seguirán trabajando bajo la convicción de que en una época en la que todo son distancias personales, es posible seguir hacia delante. “El primer día que volvimos a actuar en junio fue una representación muy emotiva. Sentí mucho orgullo de lo que es el arte y la cultura. La cultura está siendo ejemplar”, apunta el creador gasteiztarra desde las tablas de la calle Pintorería, donde todo el espacio se ha sabido adecuar con mimo y cuidado a la situación, convirtiendo el patio de butacas en una experiencia en sí misma. “Queremos que acudir a nuestra casa sea una vivencia especial desde el primer momento en el que la gente entra”.

Así ha sucedido hasta ahora y así se espera que pase a partir del lunes, a pesar de que las mascarillas no permitan a los intérpretes ver las caras de los espectadores. “Pero escuchamos sus risas” y sienten su presencia, su emoción, su disfrute en unos momentos en los que encontrar un respiro parece complicado. Cada día Ortzai abrirá sus puertas, cada jornada con Una cadena al tobillo en el cartel.

El montaje se podrá ver todos los días hasta el 31 de este mes en la sede de la compañía vitoriana, situada en la calle Pintorería

Un amplio elenco será el encargado de dar vida a este enredo en el que los intérpretes tienen “el reto de estar muy afinados y rápidos”