Es inabarcable la lista de intérpretes que desde 1990 han construido la historia de este ciclo, de una cita semanal con la cultura. Se dice pronto, pero no es nada sencillo, y cualquiera que tenga la más mínima relación con este sector lo sabe bien, llegar a una trigésima edición, máxime en un buen estado de salud y mirando con ilusión al futuro. Tampoco las cifras sirven, en realidad, para resumir tantos momentos y sensaciones, aunque los más de 150.000 espectadores conseguidos en este tiempo hablan por sí solos. "La mejor celebración es la programación que hemos confeccionado en esta campaña", dice con una sonrisa Joseba Fernández de Pinedo, aunque en su mente ya está el trabajo que llegará después de que Bambú Ensemble cierre el cartel de los Martes Musicales el próximo 24 de marzo. Hasta entonces, eso sí, todavía quedan muchos sonidos que disfrutar desde el escenario del Aula Fundación Vital. Este mismo 18 será el turno de Bozen Brass Sextet.

The David Short Brass Ensemble, Jerusalem String Trio o Albert Nieto fueron algunos de los protagonistas de la primera edición, de ese paso inicial que entre 1990 y 1991 se dio en aquella temporada inaugural que ofreció 29 recitales. "En aquellos tiempos había un vacío en la música clásica en el territorio y la Caja Vital de entonces dijo: vamos a intentar ayudar a tapar ese agujero que hay en Vitoria". La respuesta fue crear un ciclo de música de cámara, cuyo impulso encontró en Paula Latorre la persona indicada para llevarse a cabo. "Y 30 años después, aquí estamos", dice Fernández de Pinedo, quien ahora sujeta las riendas del programa dentro de la Fundación Vital.

Fueron más de 8.000 las personas que respondieron de manera afirmativa a aquel cartel, siempre con el escenario de Dendaraba como referencia, aunque en alguna ocasión a lo largo de estos años también se han llevado, de manera puntual, algunos recitales al aula magna del Conservatorio de Música Jesús Guridi, entidad, por cierto, que casi siempre ha tenido presencia en la propuesta. Sucedió en aquella edición de arranque, sin ir más lejos, en una campaña que se abrió el 16 de octubre de 1990 con la Orquesta de Cámara Dall' Arco.

Más allá de las circunstancias de cada momento, los Martes Musicales siempre han caminado entre dos ejes fundamentales sobre la base de la calidad. Por un lado, saber construir programaciones en las que se den cita artistas tanto locales como estatales e internacionales. Carlos Mena, Alfonso Gómez, Ara Malikian, Joaquín Palomares, Félix Lavilla, Jorge Cardoso, Alexander Kandelaki... son nombres que responden a ello, aunque se podrían poner muchos más ejemplos. Por otro, reunir juventud y veteranía, sin perder de vista el necesario equilibrio entre distintos formatos para no caer en la repetición. "Contamos con un listado bastante importante de artistas en estos años, intérpretes que en algunos casos han venido en diferentes momentos de sus trayectorias, con lo que hemos podido ver cómo han evolucionado".

Un trabajo constante En la actualidad, la Fundación Vital abre una convocatoria cada año de cara a recibir propuestas para confeccionar los programas. La actual se cerrará el próximo 31 de marzo. Para esta trigésima edición se presentaron 495 sugerencias llegadas desde diferentes partes del mundo, siendo mayoritarias las procedentes de Europa. Con la asesoría profesional pertinente -en manos ahora de Alfonso García de la Torre- se hace una criba y se inicia una labor de la que el público casi nunca es consciente. "Es lo que más tiempo lleva: hablar con los representantes, mirar las agendas, los cachés...".

Se llega así al día del concierto, a una jornada que en el Aula Fundación Vital arranca a las 16.30 horas para que los músicos tengan contacto con el lugar y puedan hacer los ensayos pertinentes. Eso sí, siempre hay anécdotas que contar. Ha sucedido este mismo año con el pianista Steven Lin. "Estaba en Vitoria desde el viernes anterior y quería ensayar, pero el Aula no estaba disponible. Pero en el Centro de Exposiciones tenemos un piano y estuvo practicando allí el sábado y el lunes. Se quedó contentísimo, mientras que el público que fue a ver las muestras se encontró con una gran sorpresa". De todas formas, si la normalidad impera, es a las 20.00 horas del martes de actuación cuando intérpretes y espectadores se encuentran. Los recitales suelen durar de media una hora y veinte, aunque hasta las 22.30 horas no se suele dar por cerrada la jornada tanto para los protagonistas como para las cinco personas de la Fundación Vital que son precisas para llevar a cabo todo, sin olvidar la presencia, cuando se va a usar el piano, de Luis Padilla para afinar el instrumento.

Por supuesto, hay que estar preparado para todo. "Hay que intentar resolver los problemas según van llegando. Me acuerdo de hace tres temporadas que se nos cayó un concierto una semana antes por enfermedad. No se pudo sustituir y en compensación, una vez finalizado el ciclo, ofrecimos la actuación. Son cosas que pasan y sabes que estás expuesto a que sucedan". Así transcurre un ciclo que en la actualidad ofrece unas 18 citas cada temporada. "Los años de la crisis económica fueron tiempos de ajustes", acomodándose la oferta a la situación, aunque la respuesta de los espectadores siempre ha estado ahí. "Hay un público muy fiel más allá de que también haya renovación. Éste es un ciclo muy consolidado, vivo, una referencia en el Estado".

De la fidelidad de quienes acuden al certamen habla el hecho de que cada vez, cuando se sacan los 165 abonos disponibles, se venden en día y medio. Pero también los llenos conseguidos en esta misma trigésima edición con Carlos Mena, Dmytro Choni y Steven Lin. Y eso que la oferta cultural, también en lo musical, no es la de 1990. "Igual cuando se coincide con otro concierto en el Principal sí que notamos una pequeña disminución de asistencia, pero no muy representativa. Eso responde a la fidelidad del público. De hecho, la gente nos va preguntado por las próximas ediciones", un contacto directo en el que la Fundación Vital también incide pidiendo a los asistentes que evalúen cada ciclo a través de hojas de sugerencias.

Seguro que la valoración de esta temporada dará buenos resultados. Por de pronto, se ha hecho un esfuerzo presupuestario mayor en esta ocasión con motivo del aniversario. Aún así, no hay que perder de vista que con lo que se obtiene por la venta de entradas (8 euros) y abonos (65) no se cubre lo que cuesta el ciclo. Eso sí, más allá de las actualizaciones que puedan producirse en un momento dado, la Fundación quiere seguir con una política de "precios populares" para poder acudir a un Aula que "como todo, es mejorable, aunque tiene un diseño y una acústica que funcionan muy bien. De hecho, lo que nos transmiten los artistas es lo cómodos que se sienten por la forma que tiene el espacio, se ven muy arropados".

Pero más allá de las formas y los fondos, los Martes Musicales solo piden una cosa de cara a su futuro: "intentar mantener este nivel de conciertos, de calidad. La respuesta del público será positiva si somos capaces de mantener este nivel". Por lo demás, tras cerrarse la convocatoria el 31 de marzo, habrá que ponerse manos a la obra con la trigésimo primera edición. La partitura no se termina, más allá de aniversarios y celebraciones, de puestas en valor de un camino que público, artistas y Fundación Vital quieren seguir recorriendo de manera conjunta.