madrid - “Hablar es más sano que tenerlo todo debajo de la alfombra”. Con esta convicción, la cineasta Chus Gutiérrez ha sentado frente a la cámara a una galería de personajes, más o menos conocidos, que relatan en primera persona su experiencia con las drogas. El resultado es el documental Droga Oral.
Si hace ya dos décadas la directora y guionista granadina se propuso romper el tabú del sexo en Sexo Oral, la misma inquietud por arrojar luz sobre lo prohibido ha guiado la producción de este nuevo trabajo, que se estrena el 26 de noviembre. Hay rostros conocidos, como el fotógrafo Alberto García Álix, el dramaturgo y académico de la lengua Francisco Nieva, la poetisa Ajo o la propia Gutiérrez; otros anónimos, y algunos que prefieren ocultarse, porque dar la cara con un tema tan estigmatizado, requiere mucho valor. “A mí me resultó muy difícil hablar”, admite la autora. “A los 18 años no teníamos experiencia y las drogas entraron de golpe. Ahora que hay experiencia y perspectiva, es el momento de revisar qué ha pasado”. Droga Oral no es un alegato a favor de los estupefacientes. Tampoco va a la contra. “Se trata de abrir un debate, porque es un tema que no está resuelto y una realidad que está ahí, aunque no queremos mirar”, subraya.
Como se dice en un momento del documental, “en España es más difícil comprar un antibiótico sin receta que comprar droga”. Los estudios lo corroboran. Según el último informe del Observatorio Europeo sobre Drogas y Toxicomanías, los jóvenes españoles están a la cabeza de Europa en consumo de cocaína y cannabis. “Si hubiese más información y se hablara abiertamente de ello, no existiría ese misterio de lo prohibido que atrae a los más jóvenes”, plantea Gutiérrez.
“hay que tenerles miedo” Pros y contras de la despenalización, su uso para la liberación creativa, o como experiencia mística, o el peligro de la adicción son algunas de las cuestiones que los protagonistas abordan, con extractos de El jardín de las delicias de El Bosco proyectados en el fondo. “A las drogas hay que tenerles miedo”, opina Gutiérrez, “pero un miedo con información, porque siempre hay gente atrevida que quiere experimentar”. Uno de los testimonios más sorprendentes lo ofrece el dramaturgo, miembro de la RAE y premio Príncipe de Asturias Francisco Nieva, de 90 años, que entre otras cosas, cuenta que coincidió en el Festival de Venecia con Peter Fonda y Dennis Hopper en la presentación de Easy Rider (1969). “Se ponían sobre todo de LSD. Otros le daban al hash y se quedaban tan frescos. Yo lo probé todo y todo me sentó mal”, reconoce, antes de confesar que ha escrito “cantidad de cosas” bajo los efectos de la marihuana y el hachís.
Además de las drogas prohibidas, en el documental se habla también de las legales. “Encontré en el Lexatín lo que llevaba buscando toda la vida”, admite una entrevistada, que tuvo problemas de adicción. “Mi madre se drogaba con Optalidón”, recuerda otro. “Yo he tenido mucha adicción a mi alrededor, y no tiene nada que ver con lo que nos transmiten” subraya Gutiérrez. “La adicción no es cosa de gente débil ni viciosa. Lo dice la OMS, es una enfermedad”.
Droga oral se filmó en 2013, sin financiación, en casa de la directora, que ha tardado dos años en terminar el montaje, porque ha estrenado otras dos películas. Tras su presentación en la pasada Seminci, se estrenará el próximo viernes.