barcelona - El escritor donostiarra Fernando Aramburu ganó ayer el Premio Biblioteca Breve 2014, que convoca la editorial Seix Barral con Ávidas pretensiones, una sátira en torno a unas jornadas poéticas de un pueblo.

Nacido en San Sebastián en 1959, Aramburu, autor de la Trilogía de Antíbula, homenajea con esta obra al género satírico. El jurado, integrado por José Manuel Caballero Bonald, Pere Gimferrer, Eduardo Mendoza, Elena Ramírez y Carme Riera, considera la novela "una atrevida sátira sobre una supuesta sociedad literaria escrita con una gran maestría técnica y un lenguaje singularmente gráfico y vivaz". La editora Elena Ramírez explica que en la obra se narra el desarrollo de unas jornadas poéticas en un pequeño pueblo perdido de España, que se celebran durante tres días, en los que sus participantes "tienen unas ganas de juerga tremenda y de medrar, haciendo las mayores perrerías a los demás". A su juicio, esta "poetada", como la denomina Aramburu, "es una comedia de enredo tremendamente divertida", reflejando unos días "de delirio" con mucho alcohol y drogas. El resto de miembros del jurado coincidieron en que se trata de un título paródico en el que destaca su "rica prosa en matices", en palabras de Caballero Bonald, que "divierte, pero es descarnada". "Yo la terminé con una sonrisa torcida", apuntó Mendoza. Para Gimferrer, sin embargo, si de algo no trata la novela "es de poesía o de literatura", porque los diferentes literatos que aparecen "confunden la carrera literaria con la literatura y confunden, sobre todo, la sociedad literaria con la literatura misma".

Tras estas palabras, Aramburu mostró su alegría por el premio y rememoró que ya en su adolescencia su principal sueño era "ser escritor". Sobre la obra, en la que aparecen citados autores como Gimferrer o Caballero Bonald, aunque "no para denigrar", dijo que cuestiones como la vanidad tienen su papel, pero todo tamizado por el humor. Para el autor, que reside en Alemania, el humor "es una necesidad vital", que le permite soportar ciertas situaciones. "Es sobre todo un compromiso conmigo mismo y para cerrar ciertas heridas, es uno de los asuntos más serios de mi vida". En este punto, señaló que los "pasajes jocosos" de sus novelas suele escribirlos cuando su situación personal es peor. Por otra parte, desveló que uno de los grandes placeres de su vida es poder ver sonreír a la gente leyendo sus textos. "Es como un calambre de gusto. No me puedo imaginar algo mejor que la risa, aunque reconozco que mi humor es con frecuencia un poco cruel, sin respetar ciertos ámbitos de la vida humana, aunque tengo límites estrictos, porque no hago humor con la desgracia ajena, ni con las víctimas y sus agresores", subrayó. - Efe