bilbao. Ocultas bajo máscaras de gorila y seudónimos que aluden a destacadas artistas ya fallecidas, las Guerrilla Girls siempre han mantenido su anonimato con el objetivo de concentrar la atención en su activismo feminista en el campo del arte. Algo que han conseguido. Frida Kahlo y Käthe Kollwith fueron las responsables de emular a las componentes originarias del colectivo para representarlas en la Alhóndiga Bilbao, donde se exhibe la práctica totalidad de los pósteres y proyectos realizados por la conocida agrupación estadounidense desde su fundación, a mediados de los 80, hasta la actualidad. A pesar de haber contado con exposiciones colectivas en la mayoría de los grandes museos del mundo, la importancia de la muestra Guerrilla Girls 1985-2013, comisariada por Xabier Arakistain, reside en que se trata de la primera retrospectiva dedicada al colectivo a nivel mundial.

En la intersección entre el arte y el activismo, Guerrilla Girls son una voz destacada de la última etapa del movimiento feminista. En palabras de Arakistain, el trabajo de las activistas se ha centrado en mostrar "el estrepitoso fracaso de las sociedades contemporáneas para conseguir la igualdad entre los sexos". Para ello, la agrupación ha abordado la problemática desde una visión completa, en la que "analizan los diferentes mecanismos y sus relaciones en los aspectos del arte como campo de actividad; compuesto por agentes distintos y que tienen unas relaciones complejas, tanto dentro del propio campo del arte, como con otras instituciones sociales y culturales". Según el comisario, "el sexismo en el arte forma parte de una sociedad sexista que produce también arte."

Con 28 años de trayectoria a sus espaldas, las activistas celebran que haya habido cierto avance en su lucha. Sin embargo, aseguran que aún queda mucho trabajo por hacer. "Muchas mujeres han tomado parte en Guerrilla Girls, pero como colectivo somos un solo artista", asegura Kollwith, como indicativo de que su batalla no tiene fin. A través de la retrospectiva manifiestan que el espectador será capaz de "pensar en el significado colectivo de toda la obra de Guerrilla Girls". Además, muestran su interés en obtener el feedback de las personas que se acerquen a verlo.

carteles con poso Recientemente el Museo de Orsay de París inauguró una muestra en la que reúne más de cien obras que recorren la representación del desnudo masculino desde el siglo XIX. La realidad muestra, sin embargo, que la representación femenina en la mayoría de los museos modernos es simbolizada mediante la exhibición de su fisionomía y no por la adquisición de obras de artistas femeninas. De hecho, uno de los pósteres más icónicos de las activistas muestra a La gran odalisca de Ingres ataviada con la característica máscara de las guerrilleras para denunciar que el 85% de los desnudos en las secciones de arte moderno del Museo Metropolitano de Nueva York son femeninos. El grueso del trabajo del colectivo se centra en los carteles, en los que, según el comisario, "juegan con el lenguaje de la estadística para reflejar esta realidad de las mujeres y contraponerla con los objetivos que marcan las sociedades contemporáneas democráticas, como el de la igualdad de sexos".

Los 1.500 metros cuadrados que componen la sala de exposiciones de la Alhóndiga incluye setenta carteles realizados con una combinación única de texto, contenido y gráfica veloz que presentan los puntos de vista feministas con un humor descarado y divertido. La muestra también incluye el documental Guerrillas in our Midst, filmado en 1992 por Amy Harrison, en el que se hace un repaso de los primeros años del colectivo en Nueva York. Asimismo, un punto de lectura exhibe las publicaciones que el colectivo ha producido durante años.

De forma paralela, la exposición irá acompañada de la realización de talleres sobre la cartelería feminista, así como de la segunda edición del curso Perspectivas feministas en la práctica artística y la teoría del arte, que codirigen Xabier Arakistain y Lourdes Méndez, catedrática de la UPV/EHU. Hasta el 6 de enero, fecha en la que finalizará la muestra, el edificio de la Alhóndiga estará flanqueado por dos carteles realizados expresamente para la exposición, con el fin de incitar al público a conocer el trabajo de las activistas.