CUALQUIER cosa pudo suceder en la clausura de una edición, la número 61, sin claras favoritas ni películas sobresalientes. Por suerte, sin embargo, el jurado oficial emitió un fallo bastante razonable, quizá no tanto en lo referido a la Concha de Oro que ganó la venezolana Pelo malo, sino por el resto de premios de un palmarés muy equilibrado y en el que arrasaron las películas arriesgadas y habladas en español.
El actor Unax Ugalde y la periodista Edurne Ormazabal presentaron una gala que comenzó con un aurresku cantado a capella por Demodé Quartet. Durante 60 minutos de ágil ceremonia celebrada en el Kursaal fueron desvelándose poco a poco todos y cada uno de los premios de un palmarés en el que, afortunadamente, el jurado ha evitado rizar el rizo.
MEJOR PELÍCULA Valga la expresión de los rizos para presentar la Concha de Oro que ganó la película de Mariana Rondón, Pelo malo. Aunque tras su proyección en las primeras jornadas del Zinemaldia no logró el favor unánime de crítica y público, la cineasta venezolana atrajo con la historia de un chaval obsesionado con alisarse el pelo para parecer un cantante de moda. Sin duda, lo mejor del filme es el trasfondo urbano y social que late tras una historia sobre la complicada relación de una madre con su hijo.
El presidente del jurado, el cineasta Todd Haynes, destacó que en la deliberación hubo "unanimidad" y Pelo malo fue la "única candidata" a la Concha de Oro por su condición de "película que observa la vida con transparencia, sin miedo", y va "desafiando las convenciones".
Rondón subió al escenario para recoger el premio y agradecer con varios "eskerrik asko" que el gran premio se lo llevara una película "chiquita" como la suya. "La hice para curarme de la angustia de ver tanta intolerancia", afirmó la directora, que añadió que "pensar distinto" o "ser diferente" no es un problema. "Todo lo contrario, es lo más hermoso que tiene el ser humano, sobre todo cuando se encuentra con otros. Gracias, San Sebastián, por respetar las diferencias", se despidió.
PREMIO DEL JURADO La herida, el filme que se proyectó en último lugar y que partía como uno de los favoritos a la Concha de Oro, se alzó con el Premio Especial del Jurado. La productora Mariela Besuievsky subrayó "el intimo retrato de la soledad" que firma el debutante Fernando Franco, que también se refirió a su obra como una película "chiquita". Chiquita "y artesana, pero hecha con mucha pasión, desde las vísceras y las tripas", añadió el joven andaluz, que antes de estrenarse como director ha sido el montador de películas como Blancanieves o No tengas miedo. Así, consideró la distinción como "una recompensa tremenda" y destacó la labor de todo el equipo de la película. Su productor, el donostiarra Koldo Zuazua, agradeció el apoyo del Instituto de la Cinematografía y de las Artes Audiovisuales (ICAA), el Gobierno Vasco y ETB.
Mejores Actriz y Actor Además, la ópera prima de Franco también consiguió el premio más obvio del palmarés, el único en el que parecía existir un consenso del 100%. Y es que Marian Álvarez, en su papel de joven aquejada por un trastorno límite de personalidad, firma una de las interpretaciones más importantes y creíbles de los últimos tiempos. La ganadora recibió la Concha de Plata de manos de Valeria Bruni Tedeschi, quien destacó que la protagonista de La herida "transpira verdad en cada plano" y su trabajo es "profundo, valiente, original y generoso".
En medio de un gran estruendo de vítores y aplausos, la actriz dedicó el premio "a todas las personas que sufren algún tipo de trastorno psicológico". Además, en el futuro se comprometió a utilizar su trabajo para hacer "visible lo invisible" y "seguir dando voz a esas personas que no la tienen". Marian Álvarez, que en 2007 ganó en Locarno el premio a la mejor interpretación femenina por Lo mejor de mí, agradeció la "generosidad, sensibilidad y talento" de Fernando Franco. "Gracias también por ser mi amigo, que al final es lo más importante", dijo.
En el apartado masculino, la Concha de Plata fue para el actor Jim Broadbent, coprotagonista de la comedia Le Week-end, otra de las que figuraban en las quinielas. El actor y director mexicano Diego Luna destacó el "fino empeño" del intérprete inglés, que no pudo acudir a recoger el premio. En su lugar lo hizo el consejero delegado de la distribuidora A Contracorriente, Adolfo Blanco, a quien se le cayó la concha al suelo. Tras recogerla, leyó un mensaje enviado pro Broadbent: "San Sebastián es una ciudad maravillosa y su festival de cine el mejor en el que nunca he estado. Por eso, ganar este premio tiene un valor muy especial".
Mejor director Por otro lado, la Concha de Plata al Mejor director fue para el mexicano Fernando Eimbcke por su comedia sutil y minimalista Club Sándwich, otra historia materno-filial que en este caso se centra en cómo influye en la madre el despertar sexual de su vástago adolescente. En nombre del jurado, la actriz Paulina García destacó el "punto de vista arriesgado" de un filme que revela "una voz autónoma y personal". El director de Temporada de patos y Lake Tahoe tuvo un recuerdo para su mujer e hijos y para el equipo de Club Sándwich: "Nunca se dieron por vencidos y me acompañaron en este viaje".
GUIÓN y FOTOGRAFÍA El premio al Mejor guión, entregado por el realizador Cesc Gay, fue a parar a Quai d'Orsay, coescrita por su director, Bertrand Tavernier, junto a los autores del cómic en el que se inspira: Christophe Blain y Antonin Baudry. Este último recibió un galardón que, en opinión del jurado, pretende reconocer esta "brillante y aguda sátira de la política" ambientada en el ministerio francés de Exteriores. "Es la hostia el premio, va a gustar mucho a mis hijos. El jurado ha tomado una buena decisión", bromeó en un castellano más que aceptable Baudry, que hace escasos años trabajó escribiendo discursos para el exministro Dominique de Villepin y luego plasmó la loca experiencia en un cómic. Según dijo, el guión para llevar las viñetas a la gran pantalla fue escrito en bares y cafeterías de España. "Perdón por mi acento, soy francés: nadie es perfecto", concluyó.
Finalmente, al músico David Byrne (Talking Heads) le tocó entregar a Pau Esteve Birba el premio a la Mejor fotografía por su excelente trabajo en Caníbal, dirigida por Manuel Martín Cuenca. El camarógrafo enmudeció con la ilusión y pronunció el discurso más breve de la noche: "Joder, esto es muy grande. Muchas gracias a todos. Esto es muy grande. Gracias".
OTROS PREMIOS El jurado Premio Kutxa Nuevos Directores acordó "por unanimidad" entregar el galardón a "una película arriesgada, impredecible y profunda" que "integra todo lo que esperamos del buen cine": la islandesa Of horses and men, de Benedikt Erlingsson. "Es mi opera prima y es la primera vez que soy juzgado. De aquí en adelante, este jurado será mi favorito", bromeó el realizador, que incluso relinchó para despedirse.
El Premio Horizontes, correspondiente a la sección que agrupa a algunas de las mejores muestras del cine latinoamericano actual, lo conquistó la brasileña O lobo atrás da porta, de Fernando Coimbra. Al recoger el galardón, habló en "portuñol" para dar las gracias por un "reconocimiento tan importante", traducido en 35.000 euros.
Asimismo, el Premio Irizar, dotado con 20.000 euros, fue a parar a Asier eta biok (Asier y yo), documental en el que el actor vasco Aitor Merino intenta explicar a sus amigos de Madrid cómo puede ser amigo de un miembro de ETA. Merino, que ha dirigido el filme junto a su hermana Amaia, dedicó el premio a su familia, a su amigo Asier y al padre de este, Jose Ramón Aranguren, militante abertzale fallecido hace cuatro años.
Por último, los 50.000 euros del Premio del Público Wuaki.tv fueron a parar a la película japonesa Like Father, Like Son, de Hirokazu Kore-eda. En el mismo apartado, el mejor filme europeo a juicio de los espectadores fue la película inglesa About Time, de Richard Curtis.