Barcelona. El cineasta francés de origen griego Constantin Costa-Gavras, que ha estrenado esta semana su último filme, El Capital, una crítica ácida al mundo de las finanzas, apuesta por "revisitar todo" y comenzar desde cero.
En una entrevista con Efe, el director de Desaparecido piensa que ha llegado el momento de "reiniciar la sociedad" porque, en su opinión, "ahora ya nada funciona bien, ni la economía, ni el medio ambiente ni la religión". El Capital es la historia del ascenso imparable de Marc Tourneuil, interpretado por el actor y cómico francomarroquí Gad Elmaleh, un colaborador anónimo cuyo único mérito es haber sido asesor del presidente del banco más importante de Francia, pero que por cuestiones del azar se sitúa al frente de la compañía. Al final de la película, Tourneuil, en medio de un consejo de administración, se dirige a la cámara y de manera cómplice espeta al espectador: "Son como niños". "La economía es un juego de grandes pero sus protagonistas se comportan como niños, porque los niños no conocen los problemas de la gente. Juegan por puro placer, sin darse cuenta de los problemas que pueden crear, problemas muy graves", comenta el director.
El Capital, que fue bien recibida en el último Festival de Cine de San Sebastián, se convierte en una metáfora de "la Tercera Guerra Mundial en la que estamos inmersos, una guerra económica que comenzó hace mucho, en la que no hay sangre, pero hay millones de víctimas". Advierte Costa-Gavras que, además, se producen guerras civiles dentro de los países. "Ahora ya tenemos víctimas del primer mundo", afirma, y en el caso de España asegura que "los banqueros españoles son los responsables de las víctimas españolas". Opina el cineasta francogriego que la cultura puede resultar un arma eficaz contra la injusticia, además de ser "un arma para dar placer a la gente, para hacer soñar, que también es muy importante", pero "la solución no puede venir solo de la cultura, sino de los políticos, y si los políticos no actúan bien o sencillamente no actúan, el pueblo debe empujarlos para que hagan algo". Una premisa básica para Costa-Gavras es que la ciudadanía "debe elegir mejor a sus políticos y después bajar a la calle todos juntos para obligarles a cambiar las cosas" y eso debe ser así porque "los políticos tienen la necesidad del pueblo, sin él no existen".